7. Un corazón amable.

25.1K 2.9K 679
                                    

- Sólo vamos a dormir. - Le decía Hanns a Annelien quién estaba enfundada en una pijama de dos piezas que cubría por completo la mayor parte de su cuerpo.

- Eso lo sé. - Decía la Alpha con mucha confianza, ayudando a que su ahora marido mucho mayor que ella pudiera acomodar las almohadas a su completo gusto.

A la hora de apagar las lámparas, Annelien volteó a ver a Hanns que se volteaba a otro lado.

- ¿No vas a marcarme? -

- No lo creo necesario... - Ella suspiró.

- Los papeles no serán válidos sino me marcas. - Él sonrió.

- Tranquila puse una cláusula acerca de eso en los papeles. - Ella apenas suspiró.

- Voy a necesitar quedar embarazada. Mi madre lo vio en una premonición. -

- ¿Y eso? -

- Al parecer ese embarazo de sangre pura salvará a mi manada. - Hanns río suavemente, pero esa tos casi le da un infarto porque de pronto casi no podía respirar. Annelien rápidamente se levantó a pasarle un vaso con agua un poco muy ligeramente preocupada - ¿Mejor? -

- No es de mi deseo tener hijos a esta edad. - Negó Hanns.

- Les mencioné a los míos acerca de eso... -

- ¿Mmm? -

- Estará bien si donas un poco de esperma. - Hanns negó nuevamente mientras bebía agua y tomaba un par de pastillas.

- No lo creo... Sólo recordé a tus padres, les debía un favor y ahora si podrás ser la Alpha de esta manada, créeme serás la mejor de tu especie. - Ella frunció el ceño extrañada.

- ¿Conocías a mis padres? -

- Desde mucho antes que tú y Jerome nacieran. - Asintió. - Hablando de él, creo que se parecen mucho... Quizá ha sido eso lo que me ha llevado a confiar en ti. -

- ¿Qué cosa? -

- Ambos harían lo necesario para proteger a los suyos. -

- Gracias supongo. - Decía la Alpha  sin tener idea en lo que realmente se metía.

● • ● • ● ° ● • ● • ●

Los días parecían tan largos como el invierno para Annelien, quién poco a poco se iba ganando el respeto de su gente, a medida que Hanns tenía un poco más de confianza en ella, le permitía invertir parte de su dinero en el desarrollo de nuevos proyectos en su territorio cosa que a Annelien le venía bien. Porque a parte de gran parte de ese dinero lo invertía a beneficio de los más necesitados de su manada, no sacrificaba mucho con Hanns

Porque su matrimonio no lo parecía, parecía más la relación de un padre y una hija, ella se aseguraba que él tomará todas sus pastillas y que se sintiera más cómodo mandando a cambiar cosas en casa, sin embargo él no opinaba ni le interesaba si el resto en la manada estaban bien o no.

Unas cuantas personas entrometidas le preguntaron a la Alpha cuando fue a ayudar a la remodelación de un instituto qué porque no estaba marcada. La sonrisa tierna de la Alpha los hizo callar. " - Está en una parte de mi cuerpo que no puedo mostrar". Había dicho para no dejar que los rumores se esparcieran como la pólvora.

- ¿Te fue bien hoy? -

- Gracias a ti el Instituto fue remodelado. - Asintió Anne como si nada mientras se quitaba el suéter de lana que llevaba puesto.

- ¿En serio? -

- Ellos están muy agradecidos contigo. - La tos del viejo Alpha sangre pura volvió, haciendo que otra vez Annelien le pasará un vaso con agua y su inhalador, lo que necesitará. Tuvo que beber despacio y limpiarse con un pañuelo, alarmando a la Alpha cuando sintió el aroma a a sangre.

- Llamaré al doctor. - Hanns rápidamente la detuvo.

- Tranquila ocurre a veces. - Le restó importancia.

- ¿Como? -

- Ya había ocurrido antes. Además sólo cuéntame más de tu día. -

- ¿Seguro? -

- Si. Claro, no hay problema. - La mirada seria en los ojos azules de Hanns le confirmaban que quizá no era nada grave, ella asintió, peinando un poco su cabello canoso con calma.

- Como te decía... Estás ayudando a muchas personas aquí  que están verdaderamente agradecidas contigo... -

- Esa eres tú, sino fuera por ti las cosas seguirían igual. -

- ¿Crees? -

- Claro, toma un poco de crédito el dinero no lo es todo, sino el esfuerzo también. - Ella asintió con una sonrisa sincera, arropándolo con calma.

- ¿De verdad no puedes ayudarme a tener un hijo? - Preguntó la Alpha con seriedad. Podía ser que ella estuviera ocupada ahora, pero tener un hijo de un Alpha sangre pura como él no le desagradaba, sobre todo por lo poderoso que sería su hijo al ser un Ashka.

- Linda Alpha, me hubiera realmente encantado conocerte hace mucho. - Admitió el viejo Alpha sangre pura con una sonrisa en los labios, porque había descubierto la naturaleza amable de la Alpha.

- Gracias por el primer halago. - Sonrió la Alpha levantándose y yendo por su pijama para dormir más cómoda, mucho más cómoda.

Esa noche el sueño se le volvió pesado a la Luna y Alpha de Lyyov, como si fuera una terrible pesadilla, el sueño espantoso la despertó con fuerza y una sacudida.

Tocó su rostro que estaba humedecido por el sudor frío de la noche, su corazón estaba errático y el balcón de su ventana estaba abierto. Suspiró llena de cansancio y mucho sueño, cerrando del todo el balcón y las ventanas impidiendo que la brisa entrará a su amplia habitación.

Su ceño se frunció con un poco de asombro al no percibir ningún ruido en la habitación, ni siquiera el tranquilo sonido del débil corazón de Hanns.

Tuvo que tragar fuerte y voltearlo a ver, ni siquiera escuchaba el sonido de su respiración.

- Demonios, Hanns ¿Estas bien? - Tuvo miedo incluso de acercarse, y quería despertar de esa pesadilla en ese preciso momento. - No bromees, con algo como... Esto. - Se fijó en los ojos azules abiertos de Hanns. - ¿Estás...? -

Tragó fuerte, y se acercó a tomar su mano para descubrir que estaba totalmente tibia casi helada, cuando sus manos siempre habían sido acogedoras. Cerró los párpados de sus ojos, y se atrevió a arrecostarse en su pecho, descubriendo que si, su corazón ya no latía.

Last Pure Alpha ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora