21. ¿Es avaricia o convicción?

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Annelien sabía que Jerome podía ser un animal, tal vez las seducciones no funcionarían con él, pero tenía que jugar su mismo juego si no quería que la matará o le hiciera daño a su manada.

Jerome ya había empezado a cortar su carne cuando Anne entró al comedor, con su cabello largo suelto, una sonrisa en los labios y unas mejillas rosadas que la hacían ver adorable. Tal vez era por tener la guardia baja, pero a Jerome le molestaba que Anne recibiera las miradas de Hein con una sonrisa, o que besará su mejilla con tanta confianza como lo hacía mientras que a él sólo parecía tenerle miedo y mucha frialdad también.

Le parecía hermosa mientras mantenía la boca cerrada y alimentaba a sus cachorros, quizá era su instinto el que se hinchada de orgullo al saber que bastó anudarla cuatro veces, aunque una habría sido más que suficiente para preñarla. Con molestia intentó sacar rápidamente esos pensamientos de su mente.

Mientras que todos en la mesa casi podían sentir la tensión cortándose con una simple hoja de papel en el aire. Porque el Alpha de los Ashka no dejaba de ver a los ojos a la Alpha y Luna de los Lyyov, no era una batalla de miradas, pero porque Annelien evitaba sus ojos plateados cuanto podía.

- ¿Qué fue lo que te ha puesto tan furioso hijo? - Delilah fue la que rompió el hielo.

- No sé, creo que más que furioso estoy muy sorprendido por lo que la avaricia puede llegar a hacer en las personas. - Annelien por su parte con su buen apetito se dedicaba a comer amenamente. - ¿No lo crees Anne? -

- La avaricia no sólo corrompe,  sino que daña y lástima. Pero puede llegar a confundirse con la convicción y el deseo de superación. - Sonrió ligeramente viéndolo a los ojos.

- Es avaricia si con el fin de lograr tus objetivos vas a robar algo valioso para... -

- Las guerras que tu despliegas podrían llamarse avaricia si ponemos los mismos parámetros Jerome. Yo no he matado a nadie, tal vez obligué a alguien a darme algo que no quería. - Le guiñó un ojo con una sonrisa mientras bebía en su tasa aquel suave té que últimamente le ayudaba a relajar su cuerpo. - Pero tampoco pareció quejarse mucho. - Le  sonrió a Jerome la Alpha de manera aún más cínica.

No sabía si era el embarazo el que la hacía parecer más obscena para él, cada pequeño gesto parecía hacerse para seducirlo, como si su sonrisa lo invitará a levantarse de la mesa llevarla a su habitación y borrarle esa estúpida sonrisa a fuerza de embestidas en esa estrecha entrada que ya había probado.

Como si quisiera borrarle esa sonrisa a fuerza enterrando su nudo en su garganta, y castigando esos labios carnosos que lo distraían demasiado.

- No me compares contigo Anne, yo no caería tan bajo. - Eso sólo la hizo asentir con una sonrisa sabiendo que tal vez él no la mataría ni tomaría represalias, pero cuán equivocada estaba. - Koen ¿Ese es tu nombre? - Preguntó Jerome al Alpha mano derecha de los Lyyov.

- Así es... -

- ¿Qué fue lo que me inyectaron la otra noche? Hace un mes exactamente. - Ria casi escupe su comida, y Koen volteo a ver perdido a Annelien.

- Ellos no tienen nada que ver. -

- Tranquila la ofensa te la cobraré sólo a ti. - Volteó a ver aún molesto a Annelien. - Contesta si no quieres que tú Luna tenga peores consecuencias. -

- ¿De qué hablan? - Delilah no entendía de que hablaba su sobrino en la mesa.

- Nada interesante tía. - Negó Jerome, pero volteo a ver seriamente a Koen.

- Afrodisíaco, uno lo suficientemente fuerte para inducir un pequeño celo. -

- ¿Qué más? -

- Un fuerte sedante constante para que no pudiera moverse, pero que estuviera lo suficientemente consciente como para... - Jerome entendió porque la Alpha pudo quedar en cinta.

Le habían inducido un maldito celo donde la Alpha había aprovechado para robarle. Pero eso sólo quiere decir que ella también tuvo que haber estado en ese estado para que fuera posible.

- ¿Estabas en celo? - Preguntó con una ceja enarcada a Annelien, aquella mención hizo que Hein se cubriera la boca cuando de verdad escupió trozos de su filete.

- Si, también fue inducido. - Ella subió sus hombros restándole importancia.

- ¿De qué están hablando? - Hein preguntó con el ceño fruncido.

- Cosas de adultos sobrino. - Río Annelien suavemente, pero aquello sólo hizo molestar al de ojos plateados.

- Cosas como robos. Así es... -

- Regresaremos mañana. Los papeles están completos y demás así que será mejor que regresemos con los nuestros a primera hora de la mañana. Gracias por la grata estadía, pero esta será la última vez que... - Jerome interrumpió a la Alpha.

- Tú manada, ahora es mía. - Habló como si nada. Annelien sonrió y negó.

- No eso no es... -

- Estoy demasiado cansado de toda esta mierda como para seguir escuchándote. - Le habló tan fuerte que todos tragaron muy asustados.

- Mañana nos iremos así que... -

- ¿Quién dijo que vas a salir de aquí? ¿Ahh? - Los protegidos de Annelien sintieron miedo por ella. - Te vas a quedar en esa habitación hasta que yo lo diga. -

- Si Claro señor. - Murmuró la Alpha con muy poco apetito, de pronto se sintió tan cansada y molesta que lo hubiera golpeado de no ser porque cargaba a esos cachorros. Se levantó de la mesa sintiéndose mareada, y Koen fue el siguiente en levantarse tras Jerome para sostenerla.

La mirada plateada le decía a Koen que quitará sus sucias manos de la Alpha.

- ¿Qué le pasó? ¿Llamamos un médico? -

- Es por los cachorros híbridos. - Hein observaba muy extrañado la actitud de un Jerome cargando a Annelien al segundo piso, él era de los que no se preocupaba por otros más que por sí mismo y que todo fuera bien con su manada.

- Llama un médico. - Pidió a una de las servidoras que asustada por la Alpha había pasado por ahí.

- Si Alpha. - Atendió de inmediato la orden.

Last Pure Alpha ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora