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La fácil tarea de bañar a Stephan habia resultado en una catástrofe total. Con ya trece años de edad, Severus, se controló de no agarrar a su pequeño hermano y tirarlo de cabeza por las escaleras hasta el 1º piso. A pesar de que le repitió una y otra vez que se quedara tranquilo, Severus finalmente fue vencido por el pequeño de tres años y medio, y su ímpetu a la hora del baño. Su cabello, y su ropa, habían terminado mojados, como si él se hubiera unido al baño de su pequeño hermano.

— ¡El jabón no se come, Stephan!—Le grito Severus arrancándoselo antes que se lo llevara la boca.

— ¡Huele rico!—Exclamo este chapoteando con fuerza el agua, el rostro de Severus termino de nuevo mojado— ¡Fresa! ¡Quiero fresas, hermano!

Severus suspiro, restregó con fuerza la cara del pequeño con la esponja, Stephan chillo, agarrando el jabón y tirándoselo a Severus en la cara. — ¡Stephan!—Grito— ¡MAMÁ!

Unos rápidos pasos resonaron y de un momento a otro Eli apareció, la mujer soltó una fuerte carcajada, apartando a Severus de la bañera, el pelinegro corrió directo al lavamanos ¡Le habia entrado jabón en los ojos!—Nunca... ¡Nunca volveré a bañarlo!

—Oh amor, no digas eso—Murmuro la rubia terminado la ducha, y sacando al pequeño niño de la bañera, se colocó una bata de baño y le seco el cabello— ¿Te portaste mal con tu hermano, Step?

— ¡No!—grito el niño sonriente.

Severus rodo los ojos— ¡Me tiro el jabón en la cara, mamá!—Dijo.

Las mejillas de Stephan enrojecieron— ¡M-mentira!—Grito el pequeño agarrando a su madre, le miro a los ojos, poniendo cara de borrego.

Severus le dio una palmetada en la cabeza, los ojos de Stephan se llenaron de lágrimas y comenzó a sollozar con fuerza. Eli soltó un largo suspiro, pidiéndole al cielo paciencia. —No le pegues a tu hermano, Sev.

—Ni duro le di—Comento el pelilargo viendo al otro llorando— ¡Es un exagerado!

Eli suspiro nuevamente y cargo al pequeño, aun lloraba pero la mujer sonrió, lleno de beso la cara de su hijo menor y se lo llevo del baño. Severus agarro una de las toallas y fue hasta su habitación, seco su cabello, y cambio su ropa para luego subirse a la cama y recostarse sobre esta.

Bañar a Stephan le habia dejado cansado, la popularidad del Lord le inquietaba, la fingida calma de Dumbledore de le tenía de los nervios, y recordar el jodido Horcrux que estaba escondido en su habitación le ponía de mal humor.

Suspiro con decepción y se removió de un lado a otro, faltaba una semana para que iniciaran las clases en Hogwarts.

Tercer año.

Si bien se alegraba que del tiempo pasara, también le asustaba. Tenía que admitirlo. Sentía una especie de presión para arreglar las cosas y no cagarla. Su segundo año no habia sido del todo malo, solo que... había cosas que... no sabía cómo manejar. Una de ellas, era que Lily parecía odiarle, que Sirius Black estaba interesado en él. Que las familias sangre puras querían tener una especie de amistad con su persona y abuelos, y que Eileen nuevamente estaba embarazada.

Y que Potter y él...

Bien, no quería pensar en eso, aunque sabía que tendría que hacerlo en algún momento. Lo importante era que Dumbledore y el habían logrado recuperar el contacto, ya que después de tanto pensarlo. Le habia enviado una lechuza, con una carta, pidiéndole que le entregara esta una forma de hablar más directamente. Y ahora.... Se comunicaban, por una esfera de color negro, que tenía la misma función que la transparente que usaba para hablar con James.

El viaje al pasado de Severus Snape IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora