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Cuando Severus despertó, descubrió que estaba acostado en la cama dentro de la que fue su habitación. O bueno, al parecer aún seguía siéndolo. Todas sus cosas se encontraban allí, o al menos eso fue lo que vio de reojo.

—Haz despertado, cielo—La voz de su abuela le hizo ver hacia la izquierda. Elena se encontraba sentada en una silla junto a él. — ¿Cómo te sientes? ¿Tienes hambre? —Pregunto está, acomodando la almohada en la que su cabeza se encontraba recostada—te desmayaste.

Severus entre cerro los ojos al escuchar aquello, sintió entonces algo de humedad en su frente y al tocarla, descubrió que habia un pañuelo en esta. Tenía fiebre. Se removió, su cuerpo lo sentía tan pesado como al inicio.

—No te esfuerces tanto—Le pidió la mujer agarrando el pañuelo, lo exprimió y humedeció nuevamente en una pequeña cubeta de agua que habia junto a ella—El medimago ya ha venido, estas dormido desde ayer—exclamo colocando el pañuelo sobre la frente del pelinegro—He pedido algo de sopa para ti. Te hará bien.

Severus asintió, a pesar de que no se sentía con mucha fuerza para hacerlo. Elena sonrió y toco su rostro para finalmente acomodar las cobijas que le arropan. Un elfo apareció y la mujer agarro la bandeja, la cual poso en la cama pero no sobre él.

—Abre la boca, vamos...—Murmuró la mujer acercando una cucharada de la sopa con cuidado hacia su nieto.

—Yo.... He...—Severus trago ruidoso, sentía su garganta reseca—puedo...

—por favor, amor...—suplicó Elena al chico.

Severus abrió la boca y la cucharada entro, trago, sintiendo algo de alivio al sentir como el líquido tibio ayuda a disminuir con rapidez la sequedad que sentía. Elena hizo puré las patatas que se encontraban en el caldo, continuo dando de esta a su nieto, hasta que finalmente terminaron.

Elena limpio la boca de Severus con una servilleta, chasqueo los dedos y el elfo apareció para llevarse los platos sucios.

— ¿Quieres darte un baño?—Preguntó la mayor a su nieto— ¿o quieres un hechizo de limpieza y refrescante?

—Baño...—Contesto el pelilargo.

La mujer asintió nuevamente y otro elfo fue llamado.

Severus se sintió extraño mientras era ayudado a colocarse de pie, la sensación era extraña. La mujer se comportaba con él como siempre, y él, bueno... no sabía cómo sentirse, si contento o enojado, si replicar o guardar silencio. Al llegar al baño los elfos ya tenían lista la bañera, esta se encontraba llena de agua tibia.

—te dejare unos segundos para que te desvistas—comento Elena saliendo—ya regreso.

Severus sintió unos cuantos escalofríos, de desnudo y con cuidado entro a la bañera. El agua tibia le hizo estremecerse nuevamente aunque lo siguió fue una sensación bastante agradable. Elena cruzo la puerta entrando nuevamente al baño, de un tarrito arrojo un chorro al agua. — ¿No te encanta el olor a vainilla?—murmuró está agarrando el jabón y entregándoselo a su nieto.—es un aroma de lo más encantador.

Severus no respondió, comenzó a enjabonar sus brazos y Elena le ayudo a hacer lo mismo con su cabello, con la ayuda de una cubeta, hizo correr aún más agua sacándole este. De un momento a otro, el baño termino, su abuela salió para regresar con una pijama de una sola pieza y ropa interior.

Al quedar solo (de nuevo) y colocárselas, salió. El baño le habia hecho sentir un poquito mejor. Las sabanas de la cama fueron cambiadas y él se recostó nuevamente. Elena le hizo un masaje en sus manos con una especie de ungüento.

— ¿Te encuentras mejor, cielo?—Preguntó esta con una sonrisa.

Severus asintió y Elena acaricio nuevamente su rostro, para luego agarrarle de la mano y besarla.

El viaje al pasado de Severus Snape IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora