Rey de Cristal

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Cinco grandes reinos existían en Rikegisk, cuyos gobernantes eran hombres egoístas que no deseaban compartir las riquezas de su pueblos con nadie más, eso fue así hasta que una gran guerra se desató. 

Por el mar se vio llegar varios navíos con la intención de conquistar las tierras. El primer reino en ser atacado fue el reino comerciante Brigton quienes al ser un pueblo pesquero poco podían hacer contra las tropas enviadas por el enemigo. El rey de Brigton desesperado pidió ayuda a los Reyes de Solufell, el reino más próspero de todo Rikegisk, los Reyes le negaron su ayuda alegando que esa no era su pelea por eso mismo no podían enviar a sus hombres a morir por el bien de otro pueblo. Para nadie fue sorpresa cuando dos semanas después aquel reino también fue atacado. 

Los Reyes de Brigton escaparon hacia el reino perdido en el bosque, mejor conocido como Giftenkker, agruparon lo poco quedaba de sus tropas para hacer un plan contra los invasores. Mientras los Reyes de Solufell huyeron hacia el norte, al reino de Vinterdod, el reino del invierno eterno, oculto entre las montañas congeladas se sintieron a salvo. 

Sólo fue cuestión de semanas antes de que los Reyes de Brigton  y Giftenkker, junto con los pocos hombres que habían sobrevivido y un puñado de sus habitantes, llegarán en busca de refugio a Vinterdod, donde la comida comenzó a escasear debido a las condiciones del reino quienes se veían imposibilitado de sustentar a tanta gente.

Viendo la desdicha de los cuatro pueblos unidos, y la inminente pérdida de las tierras los cuatro Reyes tomaron la decisión de pedir ayuda al único reino que quedaba en pie y fuerte para emprender una guerra contra los invasores. Los cuatro partieron rumbo a Skinnende Gull, el reino más rico y temido de Rikegisk, sus costumbres y forma de vida eran un secreto para los otros cuatro Reyes. Pero algo que sí sabían eran los rumores sobre de los grandes hechiceros que ahí había. 

Cuando los Reyes llegaron al gran Palacio de oro para pedir ayuda al rey descubrieron que en Skinnenden Gull no había ningún rey, sólo la gran Reina, una hermosa mujer de largo cabello rubio y brillantes ojos lila, que les advirtió sobre luchar una guerra que no había posibilidad de ganar. 

—Ellos llegarán aquí pronto, y ni siquiera todas nuestras tropas juntas podrán hacerles frente—declaró la reina.  

Los Reyes sintieron todas sus esperanzas perderse tras esas palabras, pues, si ni el reino más fuerte se creía capaz de librar la batalla el destino que les quedaba era perecer como los otros tres reinos que ya habían sido tomados. 

—Pero hay una forma su Alteza—mencionó una de los consejeros de la reina—. Un sacrificio podría poner a nuestro Dios a nuestro favor. 

—¿Qué clase de sacrificio?—preguntó el rey de Vinterdod.

—No creo que su pueblo crean en esto—respondió la reina, pero al notar la desesperanza en los cuatro hombres decidió explicar—. Debemos ofrecer algo al Dios del sol para que este nos provea con lo necesario para ganar esta guerra. 

—¿Algo como qué?—preguntó cauteloso el rey de Solufell.

—Con una promesa de sangre podría bastar—declaró el consejero. 

Fue así como tres días después de la reunión se llevó a cabo el ritual, los reyes prometieron unidad y cooperación entre los reinos para no caer en desgracia una vez más. Aquel día los Reyes fueron testigos de un tipo de magia que jamás habían imaginado, lo que pasó en el templo de oro quedó como un secreto desde aquel momento.

Los reinos unidos ganaron la guerra y dejaron claro que Rikegisk no podía ser conquistado. Tras aquel pacto de sangre y la promesa hecha por los monarcas de los cinco reinos, cada uno de ellos fue bendecido con un son que los ayudará a ganar aquel enfrentamiento. 

Rey de Cristal  *Yoonmin* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora