Capítulo 41

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Por fin podía respirar tranquilo en un momento de paz dentro del castillo y en lo que iba de la última semana. Veía a JiMin descansar sobre la cama, hematomas de varias colores, desde amarillo hasta morado abarcaban parte de su rostro, se veían aún peor en su pecho, tenía una gran mancha negra sobre las costillas y del otro lado de estas había una tela que cubrían el gran corte que ya había sido cosido y cubierto de pomada para ayudar a cicatrizar, pero sin duda lo peor era su cuello, marcas moradas, roja y negras manchaba la piel clara en esa zona. 

Lay le había dicho que lo más probable es que JiMin no pudiera hablar en algún tiempo pues todo dentro de su garganta estaba sumamente inflamado y ni siquiera el aceite de esencia de los muertos podía ayudar lo suficiente. 

Pero estaba vivo, seguía ahí con él. 

—Te vas a poner bien—susurró sobre la suave mejilla que ahora era marcada por un cardenal de color rojizo—. Y te juro que ya nadie podrá hacerte daño nunca más. 

Besó con delicadeza la mejilla lastimada, peino los plateados cabellos fuera de su rostro, dejó un suave beso más en la frente de su esposo y con mucho pesar tuvo que salir de la habitación. 

Miro a HyunA quien debía quedarse a cuidar a JiMin, con Hwasa aún recuperándose de todas sus heridas y los únicos dos guardias de Skinnende Gull  que sobrevivían aún en cama, necesitaba gente de confianza cuidando el sueño de su esposo. 

JiMin llevaba tres días dormido, tres días en los que Xenzu no había regresado, pero se mantenía tranquilo, había recibido una carta de Eviglod, al parecer el dragón había llevado a Solar y Myeong a Skinnende Gull y la rubia se había encargado de ir con JungKook. 

El mocoso parecía molesto por no haber sido informado de la situación hasta que Solar apareció en el castillo, molestia que se veía opacada por la alegría de por fin conocer a su sobrino, eso en las propias palabras de JungKook. 

Abandonó la habitación, miro al costado de la puerta, Tenn descansaba sobre una mullida alfombra de piel de oso, levantó la cabeza para encontrarse con su mirada. Aún estaba curándose de sus heridas y sus ojos estaban cansados pero seguía vivo y eso lo alegraba. Ying por otro lado estaba en otra parte del castillo, Lay lo había atendido o hizo lo que pudo pero el lobo seguía muy delicado y sin despertar. Temía que parte de la actitud distante y dolida de Tenn fuera debido a eso, a que el animal supiera que Ying podía morir. 

Sabía que JiMin no podría con eso, la mayoría de los hombres que habían llegado aquí con su esposo ahora estaban muertos, los hermanos Zhao se encontraban convaleciente en cama con heridas muy graves, luchando contra la fiebre y alucinaciones que el veneno de la hiedra les provocaba. Hwasa estaba herida, llena de golpes y daños dentro de su cuerpo. La situación ya era mala como para agregarle la muerte de una de sus fieles mascotas. 

Entró al salón del trono donde los miembros del consejo y varios hombres ya esperaban por él, sólo lo dejaron tomar asiento antes de atacarlo con preguntas y cuestionamientos. 

—Majestad debe entender lo grave de la situación—habló a prisa un hombre de túnica blanca, lo cubría desde los hombros hasta los pies, las grandes mangas tapaban sus brazos, la barba cana le llegaba casi al pecho mientras su cabello se mantenía corto—. Hay un dragón suelto que ha rondado por todo el reino. 

—Las cartas llegan desde Vanty hasta Rems—habló otro hombre en un elegante traje de color gris, bonitos bordados en hilo de oro cubrían su camisa y la pesada piel de oso lo mantenía protegido del frío—. Pero usted no luce preocupado, ¿es qué acaso ya sabía de esto?.

Rey de Cristal  *Yoonmin* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora