Rey de Cristal *Yoonmin*

Capítulo 3

Despertó temprano por la mañana, miró la gran ventana que estaba de frente a su cama, el cielo apenas estaba aclarando por lo que no podrían ser más de las seis de la mañana pero no podía volver a dormir, se encontraba ansioso. La tarde anterior JungKook había llegado por la noche al Palacio de oro y le había dicho que YoonGi llegaría ahí a la tarde siguiente para comenzar el cortejo. 

Estaba emocionado, sentía una cálida sensación en el pecho y unas cosquillas divertidas en su estómago, Solar y Hwasa habían pasado las últimas dos semanas con los mejores sastres y costureras confeccionado nuevos trajes para que él usará durante la semana de cortejo eso sin mencionar sus trajes de boda. 

Se estiró para después sentarse en la orilla de la cama, se colocó el par de zapatillas de descanso que usaba en su habitación, se levantó en dirección al baño, una vez vaciada su vejiga lavó sus manos y tomando, en un pequeño cuenco, algo de agua limpia se lavó el rostro con un de los pequeños jabones que adornaban su tocador, tomó una toalla para secarse. Cuando salió del baño caminó hasta el pequeño y delicado escritorio en una de las esquinas de la habitación, en este destacaban varias hojas y pergaminos, algunos contenían escritos, otras tenían algunos dibujos y bocetos,también había tres pequeños tinteros de oro, cada uno con una tinta de distinto color, varias plumas y algunos lápices de grafito fino, estos habían sido traídos desde Solufell como parte de un regalo de cumpleaños. 

Tomó uno de los lápices y comenzó a hacer algunos trazos en una de las hojas limpias que tenía, no sabía qué es lo que iba a dibujar, pero era así la mayor parte del tiempo. Su mente le mostraba imágenes y él sólo las plasmaba  en el papel, muchos de esos dibujos eran entregados al sumo sacerdote o a su hermano JungKook. JiMin se perdió en su tarea de terminar su dibujo, la imagen en su mente era nítida pero sabía que no duraría mucho por lo que trataba de hacer el dibujo lo mejor posible, esa era una imagen que quería guardar y atesorar. 

Después de un tiempo JiMin volvió a ser consciente de su entorno, tronó su cuello y miró alrededor de su habitación, Hwasa y Solar ya habían acomodado la cama y sobre esta se encontraba estaba extendido el traje que usaría hoy así como las joyas que lucirá ese día.  Dejó el pequeño lápiz en el soporte dorado junto al resto y se levantó para mirar a sus damas. 

—Veo que ha regresado con nosotras mi príncipe— Sonrió Hwasa quien se acercó a abrazarlo. 

—Es momento de tomar un baño—mencionó Solar mientras acariciaba sus plateados cabellos —, son las 8 por lo que tenemos tiempo suficiente antes de que sea necesaria su presencia en el templo. 

JiMin asintió y junto a ambas entraron al baño, ellas lo ayudaron a deshacerse de su pijama y a entrar ha la bañera donde ya lo esperaba el agua caliente perfumada por el jabón de frutas, algunos pétalos dorados flotaban en el agua. Hwasa lavaba sus cabellos mientras Solar llevaba su ropa para ser lavada. Cuando la morena terminó de lavar y enjuagar su cabello salió de la habitación para dejar que JiMin limpiara su cuerpo, unos minutos después ambas volvieron a entrar para ayudarlo a secarse.  

Solar comenzó a secar su cabello con una toalla y aplicar cremas de forma suave en su rostro en lo que Hwasa se encargaba de limpiar y recoger el baño. Cuando JiMin estuvo listo en su ropa interior, con el cuerpo perfumado por el baño y las cremas, cabello seco y bien peinado, sus damas se acercaron a la cama para tomar sus ropas.

JiMin las miraba, ambas más que sus damas eran sus más grandes amigas, ellas eran 6 años mayores que él, ambas se habían criado en el templo Solar y siempre habían sido unidos, ellas fueron escogidas por su madre para ser sus damas, las dos aprendieron todo lo necesario para servir a JiMin, conocían también las viejas costumbres y leyes de su reino, así como las costumbres de cada reino, pues nunca se les dijo de donde sería su prometido, ellas serían las encargadas de viajar con él una vez se casará y lo ayudarían a adaptarse a su nuevo hogar. Eran sanadoras expertas, hablaban varias lenguas, también habían recibido entrenamiento de la guardia real.