Capítulo 26

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«¿Acaso no lo ves? Te está usando»

Muérdeme...

No, ¿porqué le pedía eso?

Muérdeme —repitió. El rubio aspiró por la boca y probó el sabor de Hoseok en su lengua, trató de mantener a su ser a raya, cerraba los ojos intentando contenerlo, pero fue imposible.

El mayor perdió el control de su cuerpo, apretó a Hoseok entre sus brazos y enterró profundamente sus colmillos en el cuello del menor.

Esa deliciosa sangre, la esencia vital de los seres humanos, con cada gota de vida que le extraía a Hoseok, el mayor se llenaba de vitalidad, era tan alucinante y sentía que lo hacía perder la razón de todo. Su cuerpo se calentó con la llegada de la sangre tibia a su estómago, su corazón latió gustoso, su ser se deleitó. El sabor metálico era adictivo, era difícil controlarse. Cada célula de su cuerpo respondía activamente ante la energía que la sangre le daba. Era inexplicable y sublime para Yoongi.

Hoseok apenas sintió la mordida debido a que el dolor en su vientre era mayor, se relajó en sus brazos al sentir que su dolor abdominal desaparecía a medida de Yoongi succionaba de él.

Y era esa sensación que Hoseok comenzó a adorar. Sabía que estaba muriendo por la falta de sangre, todo su cuerpo bobeaba más y más sangre para salvarse... morir y sentirte más vivo que nunca. Se dio cuenta que había extrañado esa sensación, que era embriagadora y peligrosamente emocionante. Le fascinaba, sentirse poseído por él, sentir sus colmillos enterrados en su cuello, sabiendo que dejarían marcas y sus labios que acariciaban su piel sensible.  

También era una conexión que no tenía comparación a ninguna entre ellos dos; un intercambio por así decirlo, porque entre más lleno se sentía Yoongi, más vivo se sentía Hoseok. Pero era muy peligroso.

El rubio sintió la sangre del menor arder y que su olor se intensificaba más, embriagandolo y volviéndolo loco. No se concentraba en nada más que extraer todo lo que quisiera.

«Lo matarás»

Yoongi recordó el sueño en donde había matado a Hoseok y fue eso lo que lo hizo detenerse, el mayor desclavó sus dientes y se alejó un poco, eso si, sin soltar en ningún momento al menor, disfrutando en demasía la calidez de su cuerpo.

Terminaron frente a frente, uniendo sus agitadas respiraciones, sus ojos estaban clavados en los contrarios. Era mágico.

Hoseok vio su color favorito en los ojos del rubio y en sus labios. Oh, sus labios, su boca...

Yoongi quedó estupefacto cuando el pelinegro unió sus bocas para un beso.

Un beso metálico, un beso con sabor a vida y muerte.

Yoongi no quería un beso así; el rubio pensaba que a Hoseok debería darle asco darle un beso de esa forma, con su boca manchada de sangre, pero como siempre, Hoseok siempre fue inesperado.

Hoseok no creyó que la sangre, su sangre, combinada con la deliciosa boca del mayor, sabría tan jodidamente bien y caliente. Era sexy y lascivo. Enfermizo, por así decirlo, y a Hoseok le encantó.

El menor siguió con el beso, ignorando las quejas del otro. Yoongi poco a poco fue cayendo en su maldito juego de sus lenguas; la combinación era tan atrayente y seductora, placentera y exquisita, tanto que Yoongi no pudo resistirse más y cedió por completo a los caprichos del menor.

Las dos cosas que más le gustaban; la sangre de un humano, en especial este humano y sus labios. Oh, dios. Debía admitir que inevitablemente era ardiente, sensual y jodidamente provocativo.

Noche sangrienta【Taekook - Sope】¹ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora