Capítulo 8 SEXO EN LA GALERÍA DE ARTE

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A pesar de mi intento de enamorar a José Ángel creyendo que él estaba loco por mí sigo empeñada en que José Ángel esta enamorado también de mi y no me doy cuenta de que es una perdida de tiempo, que esa relación no va a llegar a nada, pero es tal mi obsesión por el, que quiero saberlo todo, donde vive, con quien vive, quien es realmente este hombre que me ha robado el alma, porque una cosa es el corazón y otra la voluntad.

Mi deseo sexual no paraba un instante, tenía ganas de sexo a todas horas, todos los días, y el no me proporcionaba ni me cubría esa parte, puesto que lo hicimos una sola vez, y aún manteniendo contacto telefónico fue un tira y un afloja, entre medias yo necesitaba cubrir mis necesidades, tenía claro como separar las cosas, puesto que de José Ángel me enamore perdidamente, y los otros serian meros amantes virtuales, y si se presentaba la ocasión de mantener alguna relación sexual carnal, me lo tendría que replantear, puesto que en estos momentos José Ángel era mi mundo, no creo deberle fidelidad absoluta tras su comportamiento de engaño, pero por dentro de mí necesitaba que el fuese el único que llenara mi corazón, lo demás seria mero entretenimiento y necesidad fisiológica, quería vivir mi sexualidad libremente, hasta que José Ángel fuese mi pareja, y entonces él me complementaria y me llenaría lo suficiente como para no tener que acudir a otros hombres, ese era mi plan. Un plan fallido.

 Me quedaba la vaga esperanza de que José Ángel al estar trabajando en Murcia le resultaría más sencillo ir a verme a la sala de exposiciones, y así poder pasar una noche fabulosa los dos, imagine como aparecería por la sala buscando con su mirada de ojos verdes mi presencia, y que al verme me sonreiría con esa sonrisa que hace que sus ojos se hagan más pequeños, y se destaque mas su hoyuelo de la barbilla, y entonces yo iría hacia el, nos agarraríamos las manos, me daría un beso en la mejilla, al tiempo que me susurrara en el oído –estas preciosa mi niña –tras de esto nos perderíamos en el almacén y entre los cuadros haríamos el amor de una forma apasionada tal que se encendería la sala de nuestro amor.

Pero nunca se cumplió ese sueño, no apareció tampoco por la sala, y entonces me dolió tanto de nuevo su plantón, que me fui al baño a llorar, me cogió Otis y me dijo —mira cariño, yo te quiero mucho, pero no derrames una sola lagrima mas por ese mentiroso, no te merece, tu vales mucho mi niña, el no vale un real.

 Eso me levanto el ánimo, y el hecho de que Otis me comunico que vio entrar en la sala a un tío que quitaba el sentido, me describió al sujeto —alto metro ochenta de hombre, mestizo de piel, pelo oscuro, ojos negros, labios gruesos bien redonditos, músculos que traspasan la camiseta negra que lleva, pantalón ajustado que marca todo, sonrisa de infarto...—¡Eros!

—Hay la zorra, que lo conoce ¡no me has hablado de ese Dios Griego del Amor! ¿Dónde lo tenias metido?

—También tengo secretos Otis, no voy a decirlo todo.

—La caja de los secretos, la niña esta –me encantaba que Otis me dijera niña, teniendo en cuenta que iba a cumplir los cuarenta y tres, jajajaja

Dada la descripción que me hizo Otis, del hombre que había entrado un tanto perdido buscando a alguien, no podía ser otro que Eros, así que le puse un mensaje a José Ángel, salí a recibir a Eros y a disfrutar del resto de la noche, es lo que me merecía.

 —Vives en una mentira constante. Ojala algún día sepas explicarte a ti mismo el porque has tratado así a una persona que lo único que ha hecho es sentir por ti, y que podía hacerte el hombre mas feliz del mundo. Espero que algún día también me lo puedas explicar a mí. Yo por lo menos seguiré mi vida con la conciencia bien tranquila de saber que no he jugado con los sentimientos de nadie.

Fue una despedida, me dije a mi misma que jamás volvería a replicarle nada mas a José Ángel, tenia que continuar mi vida, y puesto que el no estaba dispuesto a hacer nada por mi decidí por fin despedirme de el, y pasar a otra etapa de mi vida, disfrutar de mi trabajo, y de Eros.

Ardo en DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora