—¡Vamos cariño, quiero follarte el culo! Ponte a cuatro patas, como a mí me gusta.
Me sentía como un objeto sexual con Jorge, apenas manteníamos conversaciones normales, solo sexuales.
—Quiero chupar tu coño mojado, ¡mira como la tengo! –me enseñaba su pene erecto para que le hiciera una felación.
Al principio lo hacía, de hecho nuestras relaciones sexuales no estaban nada mal, disfrutaba con Jorge, me saciaba sexualmente, pero trascurridos unos meses, me di cuenta que con él era casi imposible mantener una conversación sin que interviniera el sexo por medio, me sentí un tanto utilizada. Y se lo hice saber.
—Vamos Sara, no digas eso, me pones muy cachondo, me das mucho morbo, y desde que te pasó lo del incendio más.
—Entonces ¿Por qué apagas la luz cuando lo hacemos?
—Eso no es verdad Sara, anoche lo hicimos con la luz encendida, y la semana pasada, acuérdate el martes también.
—¡Si! ¿Y porque cuando enciendes la luz para practicar sexo conmigo lo hacemos yo de espaldas a ti, y no me besas, ni me miras a la cara?
—Bueno, joder, es difícil concentrarse... mirándote, joder Sara, a ti te pasaría igual... pero... yo te quiero.
—¡Si claro, me quieres! Sin embargo no me miras a la cara cuando hacemos el amor, porque te doy asco, ¿no es eso Jorge?
—No quiero discutir Sara.
—No me voy a casar contigo Jorge, de hecho me voy de aquí.
—¡No seas ridícula! ¿Dónde vas a ir? ¿Quién te va a querer más que yo?
—Tus hijas me odian, tu no me miras a la cara cuando hacemos el amor... no puedo seguir así. Mi hija no quiere venirse a vivir con nosotros... ¿Qué hago Jorge?
Jorge intento abrazarme sin resultado, me solté con rabia –yo te quiero.
—Necesito esa operación, no voy a ser la misma nunca más... quiero trabajar, quiero vivir...así no puedo.
—No necesitas nada de eso Sara, me tienes a mí, yo puede mantenerte, y también a tu hija... no tienes que operarte, así estas bien.
—¡Si claro, tu lo has dicho, así estoy bien para que ningún otro hombre pueda mirarme a la cara, para que nadie me de trabajo porque doy asco... y tu así, poder tenerme en posesión, me siento prisionera tuya... ¿no lo entiendes? Quiero vivir mi vida.
—No soy yo quien te la ha destrozado Sara.
—No, pero estas colaborando en ello.
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Ardo en Deseo
RomanceSara es una mujer luchadora que vive una agonía constante en su vida personal, esto hará que se plantee su vida de nuevo y cambie todo aquello que cree que le perjudica, entrando en un bucle beneficioso para ella al mismo tiempo que peligroso, vivir...