Capítulo 29 UNA MIRADA NUEVA

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—No quiero que me mires, me acabas de conocer en persona y mira que horrible estoy.

—Estás preciosa

—No estoy en mi mejor momento Jorge.

Tenía quemaduras de tercer grado en la cara, y de primer y segundo grado en el resto del cuerpo, los vendajes los lleve un largo periodo de tiempo, pero cuando vino Jorge al hospital a verme ya me los habían quitado, hubiera preferido haberlo conocido con ellos puestos, me desfigure parte de mi rostro, nariz, labio, mentón...ni yo misma podía mirarme al espejo sin quedar horrorizada.

—No digas eso, para mi sigues siendo una belleza

—Solo me has visto por fotos, y ahora me conoces personalmente con la cara de esta forma, por favor, te pido que te vayas.

Contando con que estaba completamente sola, pues ni mi madre venia a visitarme, mis amigas desde que me divorcie de Tomas, y pille infraganti a Sole con él, tampoco me dirigían la palabra, me culparon también de que Tomas estuviese en la cárcel por mi culpa, me acusaron de falso testimonio, no creían que mi marido me maltrataba, preferían pensar que era un ciudadano ejemplar, y no me extraña, pues con ellas solo mantenía sexo, se divertían juntos, pero la verdadera cara de él solo la conocí yo.

—No te voy a dejar sola hasta que te recuperes –dijo Jorge sin moverse del sillón de la habitación del hospital donde aún seguía ingresada.

—Ya no soy la misma que conociste por teléfono Jorge, he cambiado.

—No me importa sé quién eres, déjate querer.

—No te he pedido nada Jorge.

—Lo sé, por eso estoy aquí, quiero ayudarte.

—No necesito nada.

—¿Estás segura? No seas cabezota... vengo todos los días durante una semana, y nadie ha aparecido por aquí, nadie te ha visitado, ¿Dónde está tu familia? ¿Dónde están tus amigas?...

—¡Para! ¿has venido hacerme daño? –le grite incorporándome por primera vez de la cama.

—No, he venido para que despiertes y dejes de compadecerte de ti misma Sara, que espabiles, te levantes de esa cama y camines –me dijo Jorge con mucha contundencia y cogiéndome del brazo para que me levantara de la cama.

Y lo logró, pues todos los días venia a visitarme un enfermero al que odie para que me levantara de la cama, pero yo miraba hacia otro lado, y Jorge consiguió que me levantara de la cama, y echara a andar por el pasillo del hospital. En la planta de quemados desgraciadamente habían muchos pacientes, y mucho peor que yo, conocí a una mujer que su marido le había arrojado acido en la cara, y estaba completamente desfigurada, y un chico de veinte años, que había sufrido un aparatoso accidente domestico, había perdido a sus padres en el incendio, su cuerpo estaba quemado completamente, se había salvado de milagro, viendo todo esto, ¿Cómo podía compadecerme de mi misma? Si yo solo tenía unas cuantas cicatrices en la cara, y encima el doctor me dijo que podía operarme y quedaría genial, el problema que la Seguridad Social no operaba la cirugía estética mayor, solo los injertos que necesite para recuperar esa parte de mi rostro quemado, pero ya perfeccionar en cirugía tenía que costearlo, y claro era un dineral, que en este momento no tenía ni un euro, se habían quemado todos mis cuadros, dinero de la caja fuerte que precisamente saco Otis para darme una cantidad también se había quemado, por culpa del juicio y mi divorcio me había quedado en la ruina, y encima no cobraba nada de paro pues Otis nunca me dio de alta... y el alquiler se fue acumulando de forma que debía unos cuantos meses imposibles de pagar, lo que causó que finalmente el casero me echara de mi casa también.

Ardo en DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora