Capítulo 28 UN ENCUENTRO INESPERADO

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Me desvanecí, solo recuerdo despertar en una cama de hospital creyendo que todo era una pesadilla, el médico me dijo que había estado a punto de perder la vida en el incendio, solo recordaba como Otis y yo salimos corriendo de allí, y como Roni se quedo atrapado entre las llamas. Nadie vino a verme al hospital, estuve quince días recuperándome de las quemaduras y golpes, no sabía lo que había sido de Otis, hable con mi hija a través de una llamada telefónica desde la casa de mi madre, y apenas pude conversar con ella, pues mi madre siempre se ponía por medio, seguía enfadada conmigo y culpándome de que Tomas estuviera en la cárcel por mi culpa, eso me dijo, y que esto era cosa de Dios, un castigo divino, que me tenía que haber quemado como Roni, hubiese sido lo mejor. Diego tampoco me vino a visitar, ni una llamada de teléfono de ¿Cómo estás? Nada, seguramente su esposa se lo impidió.

Paco vino a interrogarme.

—Hola Sara, ¿Cómo estás?

—Hola Paco, estoy dentro de lo que cabe bien, y ¿Víctor?

Paco agacho la cabeza –lo han trasladado a Madrid.

—¡Vaya! ¿y cuando se fue?

—Hace una semana, al día siguiente del incendio de la galería.

—¡Vaya!...—no pude entristecerme más —¡ni siquiera ha venido a despedirse de mí!

—Lo hizo, pero estabas convaleciente, dormías.

—¡Ya, pues no me acuerdo Paco! Supongo que me lo merezco por no haber sido sincera con él desde el principio.

—¡Joder Sara! No es cosa mía, pero ¿Cómo se te ocurre enrollarte con su padre?

—Yo no conocía a Víctor cuando tuve ese escarceo con Diego. No fue nada, de verdad, tienes que creerme, por lo menos tu.

—Te creo Sara, se que eres una buena mujer... pero liarte con un hombre casado, ¡ya te vale!

—¿Has venido para echármelo en cara?

—No, para nada, solo he venido para decirte que el caso de la galería está cerrado, que todas las sospechas sobre ti, se han resuelto y quedas libre de cargo.

—Es increíble, gracias. ¿Y Otis?

—Él está en la cárcel... el robo de los cuadros, estafa al seguro... incendio de la galería, y homicidio imprudente por Roni.

—Pero él no tuvo la culpa del incendio, yo lo provoque, empuje a Otis, y esa maldita vela hizo el resto, fue un puñetero accidente.

—Las escuchas determinaran que todo fue así como lo cuentas, y si testificas a favor de tu amigo, le caerá menos condena... aun así Otis también te ha estafado a ti...

—Sé que me ha engañado, y por ello estoy sumamente enfadada con él, pero creo que todo lo hizo para ayudarme, estoy segura, jamás me ha defraudado... pero tampoco lo creí capaz de hacer una cosa así, ¿podré verle?

—Bueno, se lo preguntare a su abogada, pero creo que deberías de alejarte de esa persona, es un amigo muy tóxico, no te va a traer nada bueno en tu vida, de hecho mira como estas por su culpa.

—Hay muchas personas tóxicas en mi vida Paco, y que me han hecho daño.

De pronto entra en la habitación del hospital una persona con la cual había estado hablando durante un año por teléfono, incluso habíamos estado practicando sexo virtual, pero jamás nos habíamos visto en persona.

—¿Jorge?

—¿Sara?

Ardo en DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora