Capítulo 18 UNA AVENTURA DEL PASADO, UNA AVENTURA DEL PRESENTE

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―¿Que te paso anoche?

―Me dejaste muy claro que tu padre estaba acostumbrado a ver mujeres en tu apartamento...

―Jajajaja, ¿estas celosa? Soy un hombre libre...

―No soy una mujer celosa, pero si me gusta saber con quien me voy a la cama, y si eres un pica flor quiero saberlo para no tomarte en serio.

―¡Vaya, no tenía idea de que quisieras algo serio conmigo, ni siquiera nos hemos acostado!

―Ni nos vamos a acostar –pretencioso, ¡en algo tenía que parecerse a su padre! Era como una versión de Diego pero más joven, quizás por ello me gustaba Víctor.

―No podría tomarte en serio eres una mujer casada.

―Podrías tomarme en serio como mujer... en ningún momento te he pedido nada más –me fui de allí completamente derrotada ante tal contestación de Víctor, todo lo demás que me había dicho en comparación de esta ultima frase me había dejado cao.

Víctor me agarro del brazo para detenerme, puesto que decidí terminar con esta conversación, y en la salida de la comisaría me besó... beso que fue correspondido, este hombre me ponía a mil por hora.

Y tras el beso me dirigí al coche y me fui lo mas lejos posible de Víctor, aproveche que el tenia guardia para no caer de nuevo en la tentación de ir a su piso.

Llegue a casa y me encontré una situación un tanto peliaguda, debería estar acostumbrada, pero hacia tiempo que Tomas no se volvía a comportar como un verdadero energúmeno, gritaba a Lola, y ella le contestaba utilizando un lenguaje soez fuera de la edad de una niña de doce años ―tu tienes la culpa la has malcriado –Lola me dijo –papa me ha dicho tonta, repetidas veces, muchas veces, que soy tonta, mama –todo llorando y desesperada, y teniendo en cuenta que Lola no era para nada tonta, y que no me gustaba ese tono que utilizaba Tomas para despotricar a una persona independientemente de la edad, pues todos nos merecemos un respeto, no pude detener mi ira, me dirigí a él que estaba sentado en el sofá y gritando le dije –que sea la ultima vez que insultas a mi hija –bueno, esto fue el colofón, me dio tal bofetada que me tumbo en el suelo acompañada de una frase que jamás olvidare en mi memoria –que sea la ultima vez que me dices como tengo que tratar a mi hija... mi hija, zorra de mierda –todo delante de Lola, aunque le dije que se quedara en la habitación, al escuchar los gritos salió y vio como su padre me abofeteo, eso fue lo peor de todo que Lola mirara esa escena.

Me dieron ganas de coger a mi hija y salir corriendo de esa casa, aun habiendo cambiado de vivienda, y creo que hasta de vida, todo parecía seguir igual, de nuevo probé lo que significa ser una mujer despreciada.

Lola me engancho de la pierna y me abrazo llorando ―¿porque te ha pegado papa? –no supe que responderle, solo podía intentar no llorar, secarme las lagrimas y esconder la tristeza que me invadía en ese instante para que ella no me viese sufrir, Tomas agarró a Lola del brazo con fuerza y la aparto de mi –vete Lola deja a tu madre –y entonces fue cuando ya eche a llorar desconsoladamente.

A la mañana siguiente todo seguía igual, como si nada hubiera pasado, Tomas se acerco a mi, me dijo ―¿que hay de comer? Y ni siquiera me pidió perdón, no estaba ni remotamente arrepentido. Sin embargo Lola seguía preguntándome porque papa había pegado a mama.

No lo soportaba más, entonces Otis me llamo por teléfono con un ataque de histeria diciéndome que Roni había desaparecido junto con todo el dinero que tenia en la caja fuerte, y junto a los últimos cuadros que quedaban en la galería, de los cuales tres eran míos los robados, excepto el de Lola, por alguna extraña razón lo dejaban siempre, nunca lo robaban y teniendo en cuenta que era un cuadro que estaba bien valorado por críticos en aproximadamente unos veinte mil euros, no entendía porque no se lo llevaban, incluso Otis me dijo que seguramente era porque un ángel guardaba ese cuadro, y llegue a creerlo.

Ardo en DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora