Capítulo 22 NUNCA DIGAS NUNCA JAMÁS

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―¡Me ha pedido matrimonio! –estaba entusiasmada, así que a la primera persona que llame para comunicárselo fue a mi inseparable amigo Otis.

―Mi niña, estoy muy feliz por ti, te lo mereces, pero ¿que harás con Diego? Y lo peor con su madre.

―Me gustaría que Víctor arreglara sus diferencias con su madre, la verdad, puesto que se quieren mucho, pero por otro lado si Magda habla, arruinaría nuestras vidas.

―Cariño, creo que deberías hablar con esa mujer, y si no lo haces tu, lo haré yo.

―¿Y que le vas a decir?

―Cualquier cosa, que eres una persona estupenda y maravillosa, jajaja –nos echamos a reír los dos –mereces ser feliz mi niña.

―Llamaré a Diego y hablaré con él, sabrá que aconsejarme.

―¡Sí, claro y también te querrá echar un polvo! Ese hombre sigue enamorado de ti, y no creo que le haga mucha gracia que te vayas a casar con su hijo.

―Diego ha aceptado mi relación con Víctor.

―Te ha dicho que te apoya, y sin embargo sigue enviándote postales de amor... ¿que significa eso Sara? Y tú no lo has cortado...

―Se que Diego aún me ama, pero no puedo esperar toda mi vida a que él se decida a elegir entre su mujer o yo, o que tome alguna decisión... se que no le he cortado lo suficientemente claro, pero...

―¡Sigues queriendo a Diego!

―Nooo, para nada, le guardo cariño, y no quiero romper su corazón, por eso...

―Por eso le sigues albergando esperanzas de que un día podáis estar juntos.

―¿Acaso no es lo que Diego ha estado haciendo hasta ahora? Albergar esperanzas en mí, diciéndome que se divorciaría para estar conmigo, y poco a poco ha ido alejándose de mi pero no lo suficiente como para perderme, por eso sigue con las postales...

―Lo sé mi niña, pero eso tienes que aclararlo, porque te vas a casar con su hijo, va a ser tu suegro.

A la mañana siguiente me puse en contacto con Diego y le dije que teníamos que hablar, no podíamos seguir de este modo, estaba enamorada de Víctor y debía decirle de mi boca que su hijo me había pedido en matrimonio.

―Buenos días Diego.

―Buenos días cielo.

―Necesito hablar contigo, debemos vernos.

―Ahora no puedo hablar, esta ella –refiriéndose a su esposa

―Quiero que nos veamos, no por teléfono. Es una conversación muy importante.

―Ahora no puedo.

Me cansaba hablar con Diego, era difícil comunicarse con él ―busca un hueco y la manera de quedar conmigo.

―Mañana hablamos –era una forma que tenía Diego de escaquear cualquier conversación conmigo, siempre me hacia lo mismo.

Pero era necesario hablar con él, no quería presentarme en su casa con Víctor sin previo aviso y decirles a sus padres que nos íbamos a casar, porque su madre no se como iría a reaccionar. Intente de nuevo contactar con Diego, pero no me cogia las llamadas ni tampoco los mensajes respondía a ellos.

―Cariño, ¿que te parece si este fin de semana vamos a casa de mis padres y les decimos lo de nuestra boda? ―¡ufff, no me parecía bien, pero como decírselo a Víctor!

―¿Has hablado ya con tu madre? ¿Habéis arreglado vuestras diferencias?

―No te preocupes Sara, todo esta bien, mi madre se le pasa pronto.

Ardo en DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora