Capítulo 31 HE CAÍDO EN LO MÁS BAJO

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Tenía que recuperar a mi hija, tenía que recuperar mi vida, seguía echando curriculum a los cuales nadie me llamaba, y cuando lo hacían para entrevistarme, en la primera pregunta me echaban para atrás diciéndome que no era el perfil que ellos buscaban.

Fui a visitar a mi hija y mi madre no quiso ni abrirme la puerta, a través de una ventana vi a mi hija, y ni pude hablar con ella, solo me dedico una frase –mama por favor estoy bien con la abuela, quiero vivir aquí.

Desesperada anduve por la calle sin saber dónde ir, sin una dirección determinada hasta que termine en un parque alejado del pueblo, me senté en un banco de piedra, se hizo de noche y ni me había dado cuenta.

—¿Llevas fuego? –me dijo una mujer sentándose a mi lado, vestía con una minifalda, las medias las llevaba rotas, y un sujetador, no llevaba mas encima puesto.

—No sé lo que te ha pasado niña, pero ese tío es un desgraciado –mirándome la cara, a lo que yo no pude más que reírme a carcajadas.

—¿No te doy asco? –le dije sin inmutarme

—Créeme si te digo, que he visto cosas que dan asco de verdad.

—Eres la primera persona que me dice algo amable últimamente.

—Bueno, y tu eres la primera que me ha mirado como a una persona –me dijo aquella puta.

La vi alejarse de mí, y reunirse con otras dos más que iban vestidas con lencería, se arrimaban a los coches que pasaban por allí, y entonces se iban detrás de unos árboles del parque donde practicaban sexo, en el tiempo que estuve allí sentada petrificada por el estado de shock en el que me encontraba, vi como varias de ellas cogían billetes de cincuenta euros por media hora de su tiempo.

Incluso se me acerco un tío bien vestido que me propuso chupársela, me dijo que le daba morbo mi cara.

Durante varias noches estuve bajando a este parque, me encontraba con aquella prostituta, hablábamos cinco minutos mientras se fumaba su cigarrillo antes de empezar su jornada, y yo me sentía bien, porque me trataba bien, no me miraba a la cara diferente sino que hablaba mirándome a los ojos.

—Si necesitas dinero, y ya lo has probado una vez, puedes hacerlo más veces. Ahora lo que tienes que tener claro es no meterte mierda, y no buscarte ningún chulo, sino estas pérdida, siendo una puta independiente, se gana más, en todos los sentidos.

Esta mujer lo tenía muy claro, siempre he tenido el concepto de que una prostituta también es drogadicta y que sin un chulo no sobreviven en la calle.

—¿Tú no tienes chulo?

—Lo tenía. Me daba palizas de muerte, se llevaba toda mi ganancia y a mí me dejaba una mierda, y para colmo estaba enganchada a la heroína por su culpa, por eso no me dejaba ir.

—¿Y qué pasó?

Me miró, y me dijo –mira, chocho, yo no tengo solución, un día de estos me ves tirada en la cuneta de cualquier carretera con un pico en el brazo y molida a palos, y/ o violada, pero tú, aun tienes remedio.

Se acerco a mí en un intento de darme un morreo, puesto que saco su lengua antes y me la quiso meter en mi boca, yo me aparte –mira, a mi no me gustan las mujeres.

—Lo ves chocho, no vales para esto.

—¿Por eso has intentado besarme?

—Intento salvarte, aunque yo no soy tu madre.

—¡Ni lo quieras ser por Dios!

—¿Sabes chupar bien? Si lo haces bien, ganaras dinero, no hace falta que te la metan...

Ardo en DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora