Capítulo 9 II parte SEXO PIEL CON PIEL

298 6 0
                                    

Había quedado con Eros a las 17.00 horas, así que no es una hora para ir a cenar ni almorzar, solo merendar. Me lleve unos deliciosos profiteroles, pues a mí me encanta el dulce y a Eros también, creo que podríamos jugar con ellos en la cama, y después irnos a la ducha a continuar con ese juego.

Eros me envío la ubicación de su piso, así que Otis me llevo hasta allí en su porche nuevo, quería lucirse, aun no lo había estrenado aquí en Murcia.

―Bueno cariño, disfruta de ese dios del amor, te lo mereces.

―Si llama Tomas...

―No te preocupes –me corto la frase Otis –le diré que estas con un cliente y no puedes atenderlo.

―Y me avisas... llámame por si se le ocurriera aparecer por aquí

―Descuida

Estaba muy nerviosa, siempre lo estaba cuando quedaba con algún hombre para mantener sexo, con Gabriel me pasaba siempre, y ahora con Eros mucho más, porque quería de verdad mantener una relación con él, ya me lo había propuesto en una ocasión telefónicamente, que deseaba algo serio, no un simple rollo de una noche, buscaba una relación larga, era mi oportunidad por fin de ser feliz con un hombre que realmente me gustaba muchísimo y olvidarme de una vez por todas de José Ángel.

El edificio constaba de cuatro plantas, y de cuatro viviendas en cada planta, no era muy lujoso, sin embargo Eros lo tenía impecable, solo tenía una habitación, muy bien decorado, con paredes de color verde manzana, cuadros muy abstractos y figuras de dioses africanos. El salón y la cocina estaban juntos, un baño con ducha, y su dormitorio con una cama gigante, pues Eros es muy alto y necesita una buena cama. El dormitorio muy básico pero acogedor, un armario grande empotrado, una mesita de noche, un espejo grande en la pared, y del techo colgaba una lámpara ventilador en color madera de roble.

Llame al timbre de su puerta, y mis oídos se me taponaron, me vuelve a suceder de nuevo cuando me pongo nerviosa, la puerta estaba abierta, empuje levemente, y allí estaba Eros en el centro del salón, ufff... vaqueros ajustados rotos por las rodillas, descalzo, y una camiseta blanca impoluta ajustada que le señalaba sus bíceps, aunque tengo que decir que el pantalón también le marcaba su desmesurado paquete. En la mano tenía dos copas de champagne rosa, y una sonrisa que enseñaba su dentadura perfecta. En cuanto me acerque a él me ofreció una de las copas, se acerco a mi cuello y me dio un beso suave en la mejilla ¡demasiado light para Eros, incluso para mí! Aunque no me disgusto esa ternura en el.

Lo tenía todo con una luz muy suave, pues sabía que no me gustaba que estuviera muy iluminada las habitaciones para practicar sexo.

―Hola bombón, esta preciosa mami.

¡Odiaba que me dijeran mami, me hacía parecer más vieja!, pero de la boca de Eros parecía otra cosa, no me disgustaba tanto. Pues lo decía con tan sensualidad que me excito ya de entrada.

No tuve tiempo de responderle cuando ya me había metido su lengua en mi boca, así que me deje llevar por el momento, ¡para que hablar!

Y no sé ni como... abrí los ojos y me vi en su dormitorio, la cama estaba preparada con la sabana bajera directamente y una colcha blanca totalmente ladeada en los pies de la cama. Las manos de Eros las notaba por todo mi cuerpo, parecía un pulpo, como si me tocaran varios hombres a la vez, me quitó la ropa rápidamente, casi no me di cuenta cuando ya estaba completamente desnuda, Él mismo se quitó su camiseta de una forma tan sensual que creí correrme de gusto. Llevaba un bóxer que le señalaba todo, y ya cuando lo deslizó hacia el suelo... lo que le descolgó de allí, creí desvanecerme, en el despacho de Otis no me dio tiempo a apreciarla bien, pues estaba más oscuro y me la metió de lleno, pero ahora que la había visto de frente, me pareció colosal aquello, todo para mí.

Ardo en DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora