CAPÍTULO 27 CHANTAJE

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Roni que había estado escuchando toda la conversación salió una vez se fue Peter, y aprovecho para preguntarle a Otis, y sonsacarle información, haber si de esta forma confesaba el robo de los cuadros, pues llevaba el micro encima.

—¿Peter te chantajea?

—¿Qué has escuchado?

—Todo... Otis he venido a ayudarte... ya te lo dije, quiero que me des una oportunidad, te quiero.

—¿Tienes diez mil euros?

—¿Es lo que te pide ese miserable? –pasándole la mano por la espalda con cariño.

—Cada mes... Sí, es la cifra que me pide le pague cada mes de ahora en adelante...así que cada mes tengo que soltarle diez mil euros por su puto silencio.

—¿Ha dicho que tu robaste sus cuadros?

—Sí..., no vendía nada en la galería... ¡ya lo sabes!... sus cuadros empezaron a devaluarse desde que salto el escándalo de Peter pillado in fraganti metiéndose cocaína en el aseo con aquella chica menor de edad...hubieron fotos, videos, sus cuadros dejaron de venderse, nadie quería comprarlos, decían era un loco drogadicto pederasta, ya no me los compraban como antes, se había vuelto un pintor aburrido, yo se lo dije, incluso hicimos un trato por el cual vendería un cuadro suyo y de regalo uno de Sara al mismo precio, vamos un dos por uno, de forma que así pensé se venderían mejor, y ayudaría a Sara, pero no funciono, la gente no estaba por la labor de pagar lo que pedía Peter, ni incluyendo los de Sara, es más los de Sara empezaron a subir de precio, el de su hija llegaron a ofrecerme una cifra muy sustancial, pero la cabezona de ella no quería venderlo...

—¿Y por eso fue el único cuadro que siempre permanecía en la pared?

—El único no... habían dos o tres cuadros de Sara que me los pagaban a una cifra muy buena, pero entonces Peter me dijo que tenía que pagarle los cuadros que habían robado, le pague con lo que me había dado el seguro tras el primer robo...después los compradores de Sara y Peter se echaron atrás, y yo me quede con una deuda muy sustanciosa, ¡mantener una galería y mi nivel de vida no sale barato, ya lo sabes!. Y fue cuando se me ocurrió de robar los cuadros de Peter y algunos de Sara para que el seguro me volviera a responder y terminar de pagar la deuda, ¡nadie quería comprar los cuadros y las deudas me comían, necesitaba dinero rápido! No podía esperar a un nuevo comprador. Y fue cuando te dije de robarlos, y cuando tú te echaste atrás, no quisiste ayudarme y te largaste.

—¿Y Sara sabe todo esto?

—Nooo, ella nunca hubiera aprobado nada de esto... es demasiado integra –Victor al escuchar esto al otro lado del micro, sintió un gran alivio.

—Desde luego que jamás hubiera aprobado tal cosa,

—¿Cómo has podido Otis? –entro Sara, había estado escuchando tras la puerta todo lo que comentaban, me quede petrificada, aguarde un poco para escuchar toda la conversación, pues no podía creer lo que mis oídos escuchaban.

Otis como siempre exagerando, se tiro a darme un abrazo pidiendo mil perdones, pero le di un empujón, tropezó en una mesa que tenía unas velas encendidas y produjo que se cayeran al suelo e incendiaran las cortinas, enseguida las llamas alcanzaron un nivel impresionante, casi no podíamos respirar. El despacho de Otis se lleno de humo en cuestión de segundos, casi no veía nada, además de salir corriendo de allí me preocupaba el cuadro de mi hija, me fui hasta la galería donde estaba expuesto, intente llevármelo pero entonces las llamas ya cubrían parte de las estancias de la galería, casi no podía respirar, una de las columnas se derribaron atrapando a Roni, deje el cuadro e intente ayudarlo, pero fue en vano, las llamas nos cubrían por todos lados –vamos cariño, Roni, está... no podemos hacer nada por él...se echo a llorar como una magdalena diciendo –¡ay mi Roni, nooo! –entonces enganche a Otis para salir de allí cuanto antes, a malas penas conseguimos alcanzar la puerta de salida cuando entraron los bomberos a rescatarnos, ya nada se pudo hacer por Roni que quedo completamente calcinado. Otis no paraba de llorar, no había consuelo para él.

Me quede de pie frente a la galería viendo como las llamas destrozaban el edificio, el fuego invadía cada una de las habitaciones y cuadros que colgaban de las paredes, no pude rescatar el cuadro de mi hija, y eso hizo que me doliera aún más lo sucedido, junto con lo de Roni, claro, aunque no era santo de mi devoción, jamás había visto a una persona ser devorada por el fuego, ¡es terrible! Esa imagen me acompaño durante mucho tiempo en mi memoria, el cuadro podría recomponerlo haciendo otro igual o similar, pero la vida de aquel joven había sido truncada para siempre.

Llego Víctor y detuvo a Otis, lo esposo y metió en el coche policial sin mediar palabra conmigo, me miro entristecido, pero ni tan siquiera se arrimo para preguntarme un simple ¿Cómo estás?, entonces, Paco, su compañero fue quien se preocupo de mí, me acompaño hasta una de las ambulancias para ponerme oxigeno. Ya no supe más de Víctor.

Nadie me informaba de la situación de Otis, aunque tengo que confesar que estaba muy enfadada con él, cuando me entere de todo lo sucedido, más que pago también a Roni para que practicara sexo conmigo y tenerme entretenida mientras trapicheaba con mis cuadros, todo me cayó como un jarrón de agua fría encima, creí que Otis era mi mejor amigo, siempre estaba cuando lo necesitaba, me había ayudado en todo momento, y aunque seguía molesta con él, me quise quedar con lo bueno, necesitaba hablar con él, que me diera su versión de los hechos, que me resolviera dudas o simplemente decirle a la cara lo cabrón que era, y así desahogarme, aunque desde luego Otis no había salido bien parado de todo esto. 

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