Words of love.

¿El gran día?

La ceremonia sería algo muy pequeño e íntimo. Solo estarían presentes mis damas de honor: Anna , Betty, Rebecca y mi representante Lucy West. Por parte de él estarían Brian Epstein y, como no, George Harrison, John Lennon y Ringo Starr. ¿Y nuestras familias? Bueno, ellos aún no sabían de esta boda.

Vestía un vestido largo que dejaba mis hombros al descubierto, un recogido en el cual iba sujeto mi velo, y llevaba puesta mi mejor sonrisa falsa. Mi "futuro marido" vestía un traje beige, he de admitir que le quedaba bien.

Seguramente para cualquier chica este día, el día de su boda, sería llamado como "el gran día" o "el mejor día de su vida", pues bien, este no es mi caso, para mí más bien es el día del inicio del "Gran Espectáculo". Aún no podía creer que hubiese aceptado ese contrato...y sin darme cuenta ya estaba en el altar, que rápido había sido todo.

—James Paul McCartney Mohin — mencionó el cura. —¿Aceptas a Caroline para amarla y quererla, en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe?

—Acepto.

—Y tú, Caroline Hamilton Bornes, ¿aceptas a Paul para amarlo y quererlo en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe?

Miré de reojo a Paul.

—Acepto.

—Bien, por el poder que me ha sido concedido, yo los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia.

Paul se acercó a mi para besarme, instantáneamente puse mi mejilla.

—Esto no es un ensayo, tendrás que besarme —me dijo en el oído. Me besó la otra mejilla, luego tomó mi mentón y me besó en los labios.

Salimos con unas enormes sonrisas falsas tomados de las manos y nos subimos al auto a esperar a Brian y Lucy.

—El beso duró más de 30 segundos McCartney —me quejé.

—Lo siento,me metí demasiado en mi papel. Por cierto, tus labios son bastante suaves.

Una sonrisa ladeada apareció en su rostro.

Solo rodé los ojos.

—Espero poder divorciarme pronto de ti —bufé.

—Son al menos 6 meses, y créeme, yo también ansío que llegue ese día.

Brian y Lucy subieron.

—¡Felicidades! —dijo él. —Llevan 5 minutos casados y aún no se han matado.

Lucy y Brian rieron.

Lucy volteó mientras Brian encendía el auto y comenzaba a andar.

—Pasaremos a buscar sus maletas y a que ustedes se cambien de ropa. Hoy tomaran el vuelo a Francia para su luna de miel.

—Dales la carpeta —agregó Brian.

—Cierto. —Lucy buscó en la guantera del auto, sacó una carpeta azul y nos la dio. —Seguramente cuando lleguen a Francia hoy por la noche, el rumor de su boda ya se habrá corrido. Está más que claro que alguien los seguirá, por lo cual deben seguir actuando allá.

—En la carpeta encontrarán los lugares donde deben ir y algunos consejos para que se comporten como marido y mujer si es que hay paparazzis.

Comencé a hojear la carpeta. "Tomarse fotografías juntos" "Bailar en la torre Eiffel" "Besarse y tomar foto".

Mi cara se fue deformando poco a poco para terminar en una expresión de asco.

—Yo acepté casarme pero no hacer estas cosas con él —me quejé.