Fiesta sorpresa.

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Quedaba solo un día para el cumpleaños de Paul y tenía casi todo planeado. Me juntaría con Astrid para comprar las cosas, le había dicho a Paul que iríamos a hacer unos trámites.

Con Paul habíamos contratado a una mujer para hacer el aseo. Después de muchas entrevistas elegimos a la que mejor nos pareció. Era una mujer mayor, lo cual me pareció genial. Era latina. Fielmente casada, otro punto más. No enseñaba el escote ni las piernas, dos puntos más. Era muy tierna y a la vez tenía su carácter lo cual realmente me encantó. Su nombre era María Teresa pero le llamábamos Teresa o Mari Tere, como ella nos había indicado. Su piel era de un moreno muy bonito, su pelo y ojos eran oscuros. Y siempre era muy alegre.

—Teresa, yo ya me voy. Si Paul llama dile que tenía que hacer bastantes trámites o algo así —le sonreí—. Oh, yo almorzaré fuera así que prepara comida sólo para ti ¿sí?

—Está bien, señorita —dijo Teresa con su acento marcado y su agradable felicidad.

—¿Necesitas que traiga algo? —le pregunté.

—No, no se preocupe. Yo iré más tarde a hacer la compra.

—Está bien. Adiós, Mari Tere.

Me despedí y me marché.

Me junté con Astrid para ir juntas a comprar. Dimos muchas vueltas buscando lo que necesitaríamos.

—No puedo creer que aún coma de estos —dijo Astrid tomando los pastelillos.

—Son sus favoritos —respondí con una sonrisa. —John dijo que se encargaría de preparar la carne.

—Paul no serviría para ser vegetariano —rió Astrid.

—Es cierto —reí—, adora la carne.

Sólo faltaba comprar el regalo de Paul. Astrid sabía mucho de cámaras así que me ayudó a escogerla. A Paul le gustaba muchísimo tomar fotos así que decidí regalarle una buena cámara.

Cuando terminamos, llevamos todo al recinto donde celebrariamos su cumpleaños.  Era un lugar que tenía una piscina, pues ya comenzaba el tiempo bueno. Era un sitio grande y bonito. No sería una fiesta con muchos invitados, sólo la gente más cercana a Paul. Había invitado al padre y al hermano de Paul, Astrid se encargaría de ir a recogerlos.

Dejaríamos todo decorado, quería que estuviera muy bonito.

—Muchas gracias por la ayuda, chicos —dije cuando habíamos terminado.

—Nosotros mantendremos ocupado a Paul en la mañana —dijo George.

—Bien, yo me inventaré algo para traerlo mañana acá —ije.

Después de dejarlo todo listo me marché a casa. Ya era bastante tarde.

Cuando llegué a casa Teresa ya se había marchado. Paul estaba en el patio jugando con Martha.

—Hola, amor —saludó a lo lejos con su mano—. Vamos, Martha.

Comenzaron a correr.

Por un instante imaginé a Martha jugando con Paul y un pequeño niño. Nuestro niño. Algún día, sería así.

—Hola, cariño.

Lo besé cuando llegó a mi lado.

—¿Dónde andabas?

—Haciendo trámites —mentí.

—¿Hasta tan tarde? Recuerda lo que dijo el doctor, que no debi...

—Que no debía estresarme, debía comer bien y dormir lo suficiente —dije seguido de un bufido—. Me lo repites cada día Paul —dije rodando los ojos.

Words of love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora