Words of love.

Una cita.

Abril se me pasó volando. En nada ya estábamos en mayo. Las cosas con Paul cada día eran mejor, estaba viviendo un cuento de hadas. No le habíamos dicho a nadie sobre lo nuestro aún. No queríamos que llegara a oídos de Lucy y Brian pues sabíamos que en agosto debíamos darles un divorcio. Fingíamos que las cosas continuaban como antes.

Estaba en casa escuchando música mientras ordenaba un poco. En la radio comenzó a sonar Love me do de los Beatles. Me fue imposible no sonreír, comencé a cantar. Fui a cambiarme ropa ya que debía salir. Me puse un vestido corto manga tres cuartos con un cinturón a la cadera y mis botas go-go.

Bajé, estaba cantando de lo mejor cuando escuché la puerta cerrarse. Me giré y era Paul.

—¿Sabes? Nos vendría bien una corista en el grupo. —Estaba apoyado en la puerta, observándome con una sonrisa.

—¿Cuánto tiempo llevas ahí? —pregunté intentando ocultar que me había sonrojado. Me acerqué a él.

—Lo suficiente como para darme cuenta de que eres muy buena en eso. —Me tomó por la cintura y me apegó a él.

—Quizás pueda reemplazarte —bromeé. —O cuando estemos más viejos, quizás formemos una banda juntos —reí.

—Podría ser —rió y luego cantó el trozo de una canción que llevaba años componiendo y aún no terminaba. —When I get older, losing my hair. Many years from now...

Yo sólo sonreí. Él se me quedó mirando bastante rato.

—¿Qué sucede? —pregunté con una risita nerviosa.

—Nada...es sólo que...me encanta mirarte a los ojos. —Sonrió, yo me sonrojé e intenté esconder mis mejillas en su pecho. —Y me encanta cuando te sonrojas —susurró.

Levantó mi mentón y me besó. Ambos nos sobre saltamos al oír unos fuertes golpes en la puerta.

—¿Quién será? —pregunté aún asustada.

Me acerqué a la puerta. Y volvieron a golpear.

—¡Vamos, Paulie! Ábreme la puerta.

Era John.

Paul abrió la puerta y su amigo entró. Nos saludó a ambos.

—¿John? Pensé que te ibas a casa con Cynthia...

—Sí, idiota, pero te olvidaste esto en mi auto. —Le dio una caja.

Paul la tomó rápidamente.

—Oye, amigo... —dijo John tocándole el hombro a Paul. —Quiero que sepas que sean cuales sean tus gustos de vestir te apoyaré ¿sí? Y no porque tengas pestañas de mujer tienes que vestir como tal —susurró John.

Paul comenzó a reír y le dio un empujón a su amigo.

—Abriste la caja, ¿eh, Lennon? —dijo Paul. —No es para mí.

—Que lástima, porque te quedaría DI-VI-NO —John hizo voz de chica.

Los miraba a ambos divertida, no dejaba de reír con Lennon, Paul sólo negaba con la cabeza divertido. Yo no entendía de que hablaban. Paul me dio la caja.

—Es para Caroline —dijo Paul sonriente. —Le debía uno. —Me guiñó el ojo.

Abrí la caja y me encontré con un precioso vestido color mostaza, y unos zapatos negros.

—¡Es precioso, Paul! —dije muy contenta. —Muchas gracias. —Lo abracé.

—Te lo debía...—me sonrió.

John nos miraba sin comprender.

—Creo que aquí estoy sobrando...—dijo Lennon con un tono cantadito.