Italia.

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¿Es una posibilidad? ¿Realmente Paul quería casarse conmigo? Bueno, sí, estábamos casados y eso pero...llevábamos muy poco como una pareja "real."

—Bueno, podríamos hablar sobre ello en otro momento. Es una gran idea—dijo Brian levantándose del sofá.

Luego solo escuché murmuros, me metí en mis pensamientos hasta que Paul pasó su mano por en frente de mi cara.

—¿Caroline, estás ahí? —preguntó él y yo asentí. Le sonreí débilmente.

—Paul...¿no encuentras un poco precipitada tu idea?

—Si crees que es muy pronto para una boda de verdad, te entiendo, podemos esperar. —Tomó mis manos. —Pero...yo sé que eres con quien quiero estar toda mi vida.

—Paul, te conozco hace casi dos años, llevamos cuatro meses casados y un mes desde que "salimos". —Nos miramos y reímos por lo extraña que era nuestra situación.

—Caroline, tú dijiste una vez que hay personas que en años nunca las terminas de conocer y otras que en meses —acarició mi rostro— te conocen mejor que tú mismo. —Paul me besó. —De todas formas, yo no te apresuraré.

—Creo que deberíamos pensarlo un poco antes. Es sólo eso...—dije yo, él me sonrió y me besó.

No sé que era lo que me preocupaba, realmente amaba a Paul y quería estar con él el resto de mi vida. Y era cierto, él me conocía mejor que nadie y yo a él. Lo amaba como nunca había amado antes. A su lado no había nada que temer.

Nos fuimos a dormir. Me costó dormirme porque me quedé dándole vueltas al tema.

A la mañana siguiente salimos muy temprano a Italia. Dejamos a Martha con los Lennon. Según John, Cynthia se había ofrecido muy entusiasmada a cuidarla ya que a Julian le encantaba, pero Cynthia nos explicó que quien más entusiasmado estaba era Lennon.

Paul se fue leyendo una revista sobre Italia y aprendiendo algunas palabras importantes. Hasta que se durmió. Lo miré tiernamente y sonreí. Y comprendí que no tenía porque preocuparme, Paul era con quien quería pasar toda mi vida.

Llegamos a un bonito hotel de Roma. La suite era muy grande y hermosa.

—Es más grande que la cama de Francia —bromeó Paul.

—¡Mira la vista! —Me acerqué a la ventana. —Es hermosa. —Contemplé hacia fuera.

—Amor,  ¿puedes guardar eso en el armario? Iré al baño. —Paul se fue al baño.

Tomé las cosas y abrí el armario. Había un traje y un hermoso vestido colgados y los respectivos zapatos más abajo. 

—¿Qué es esto? —dije por lo bajo.

Paul abrió la puerta del baño y llegó a mi lado con una sonrisa.

—¿Te gusta? —preguntó poniendo una mano en mi cintura.

—¿Son nuestros? —pregunté impresionada y él asintió. —Amor es hermoso. —Tomé el vestido.

—Debes usarlo esta noche. —Me apegó a él y me besó.

Yo asentí sonriente.

—¿ Y dónde iremos primero? —pregunté.

—Iremos a...—Paul tomó un mapa— aquí. —Señaló el mapa.

—Eso es un árbol, Paul...—Reí.

—Creí que era un extraño monumento...—dijo riendo. —Iremos donde nos lleven nuestros pies.

Y así fue. Recorrimos Roma, tomamos fotos, paseamos por hermosos lugares y Paul quiso tomar helado. Su italiano era horrible, por suerte la señora sabía un poco de inglés.

—Aprendí lo que más me importaba —dijo Paul.

—¿Sí? ¿Qué aprendiste?

—Ti amo —dijo con un acento divertido.

Yo sonreí y lo besé.

—Ti amo —repetí yo. Puse un poco de helado en su nariz y reí.

Paul se limpió y puso en mis labios. Antes de que pudiera limpiarme él me estaba besando.

Recorrimos Italia hasta cansarnos. Volvimos al hotel. Nos arreglamos para salir, Paul aún no me decía donde iríamos.

Llegamos a un bonito restaurante, nos dirigieron a una terraza. Estábamos solos y teníamos una hermosa vista de Roma.

—Esto es precioso —dije yo tomando asiento. Luego miré a Paul. —Te ves muy lindo —dije con una risita.

—No más que tú. —Sonrió. —¿Sabes por qué hacemos una gran pareja? Porque somos hermosos —bromeó él.

Yo solté una carcajada.

—Seguro que es por eso —dije en tono irónico mientras asentía.

Tuvimos una exquisita cena, charlando y riendo.

—Paul, estuve pensando sobre aquello...

Él se acomodó en su silla.

—No es una mala idea —le sonreí.

Paul sonrió ampliamente, tomó mis manos y las besó.

—Podemos esperar un poco más de todos modos, si quieres —dijo él.

—Claro, igual antes hay que hablarlo con Brian y Lucy...

Paul asintió. Luego se levantó de su asiento y me tomó de las manos. Una balada comenzó a sonar de fondo.

—¿ Me permite este baile, bella donna? —me propuso Paul con sus tiernos ojos.

Me levanté con una sonrisa. Apoyé mi cabeza en Paul mientras bailábamos. No sé cuanto bailamos, sólo recuerdo a nosotros dos bailando bajo la luz de la luna con la hermosa vista de la bella Roma. Y lo que hacía realmente perfecto  ese momento era que estaba con Paul.

Fue una hermosa noche.

♪♪♪ [2/3] Hola otra vez :3 Ojalá les guste el capítulo! En seguida subo el siguiente: Roma es mejor de noche. Voten si les gustó y comenten si quieren ♪♪♪

Words of love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora