Vuelta a la rutina.

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Que rápido se me pasó aquella semana. Ya era tiempo de volver a Londres. Aún no podía bajar de las nubes, no quería irme de Italia, era un lugar muy hermoso. Pero lamentablemente ya era tiempo de  volver a casa y al trabajo. Miré las nubes por la ventanilla del avión y luego me acomodé en el asiento.

—¿En qué piensas, mi amor? —preguntó Paul sacándome de mis pensamientos.

Lo miré y solté un suspiro.

—En Julie. —Esbocé una pequeña sonrisa. —En lo fuerte que ha sido para soportar todo.

Paul me miró y se quedó un rato pensando y luego me preguntó.

—¿Nunca has escrito sobre ella?

—Le dediqué mi primer libro pero nunca he escrito sobre ella...—Me quedé pensativa.

—Podrías hacerlo, hay más gente que pasa por esta situación y se rinden. Julie ha luchado, es un sinónimo de coraje y perseverancia. —Paul sonrió tranquilamente.

—Es una gran idea —dije contenta.

La idea de Paul me pareció realmente buena, si todo salía bien, Julie era una gran guerrera en una larga y dolorosa lucha, era lo menos que podía hacer. Me fui pensando sobre aquello en el viaje.

Me volteé con emoción para contarle algo a Paul pero él estaba dormido. Hice una mueca. Le di un beso en la mejilla. Tomé mi libro y me puse a leer.

Cuando llegamos, Paul seguía dormido. Recordé nuestro primer viaje en avión juntos, él también estaba dormido y yo lo desperté con un amoroso grito en su oído. No pude evitar reír al recordarlo. Pasó por mi mente despertarlo de esa forma pero no lo hice. Él se veía muy tierno.

—Amor...—lo moví suavemente. —Ya llegamos.

No quedaba casi nadie en el avión. Paul se movió un poco. Pero si se despertó cuando un fuerte grito resonó en el avión.

—¡Paul McCartney! —gritó la chica de unos 16 años de edad.

Paul quedó pegado en el techo. Se llevó una mano al corazón mientras miraba a todos lados desorientado. No me aguanté la risa. La chica estaba en el mismo lugar dando saltitos de alegría, era eso o necesitaba ir al baño.

—M-me f-fir-mas un...—La chica volvió a pegar un grito, esta vez me pilló desprevenida y di un salto hacia atrás. —¡Míralo! ¡Es más guapo en persona! —Zamarreó al hombre que venía detrás de ella, su padre al parecer.

—Claro...—Paul se estiró un poco y recibió el lápiz y papel de la chica. —¿Cómo te llamas? —Le dedicó una sonrisa.

—Hilary...—dijo la chica con un suspiro y una sonrisa en su rostro. —No puedo creer que esté en el mismo avión que ustedes. —Me miró y le sonreí.

Paul terminó de escribir y le dio el papel a Hilary, ella lo recibió feliz.

—¡Gracias! —dijo con emoción.

Paul le guiñó el ojo y la chica casi se nos desmaya ahí mismo. Bajamos del avión, le pedimos a John que nos recogiera y que llevara a Martha.

Estaba lleno de periodistas así que tuvimos que pasar por entremedio de todos para encontrarnos con John encapuchado.

—¿De verdad pensaste que así llamarías menos la atención? —dijo Paul mirándolo de pies a cabeza. John asintió.

Paul negó con la cabeza mientras reía.

—Yo conduzco —dijo Lennon.

—¿Y tus lentes? —pregunté. —No conducirás sin lentes.

—¿Por qué no? Tú no eres Mimi ni Cynthia para mandarme —dijo en un tono algo infantil. 

Words of love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora