Agosto ha llegado y The Beatles comienza su gira por Estados Unidos y Canadá. En junio tuvieron una gira por Dinamarca y en julio se estrenó su película. Sé lo importante que es para Paul todo esto, para todos los chicos, pero de verdad me duele que esté lejos de casa por tanto tiempo. Un mes sin él. Los últimos meses casi ni ha estado en casa. Hoy es nuestro último día juntos antes de que se marche por un mes.
—¿Te conté lo de la melodía nueva? —dijo sentándose en el piano.
—¿Huevos revueltos? —pregunté y él asintió. Me acerqué.
—Tengo un poco de la letra, aunque no me convence.
—A todo esto ¿por qué huevos revueltos? —pregunté divertida.
—Bueno...—comenzó a tocar—. Estaba soñando, cuando estábamos de gira en Francia, y escuche la melodía, y tú estabas en mi sueño. —Me sonrió—. Cuando me levanté, los chicos habían preparado huevos revueltos. Tus favoritos. De una u otra forma te apareces para ser mi inspiración.
Yo reí y lo besé. Me sentó en sus piernas.
—Te extrañaré —acaricié su cabello—. Pero me alegro por su grupo —sonreí.
—Yo también te extrañaré. —Me abrazó—. Ojalá pudieras ir conmigo.
—Sabes que no puedo —suspiré—. Tengo mucho que hacer.
—No te mates trabajando, por favor, cuídate. A penas regrese comenzaremos la “operación bebé”
—Jajajaja, está bien. —Le di un beso y sonreí.
Martha, quien está enorme, llegó corriendo hacia nosotros y comenzó a lamer la mano de Paul.
—Martha también te extrañará —dije acariciando a nuestra perrita.
—Mi querida Martha. —Paul la acarició—. Yo también te extrañaré, tonta.
—No la llames así —le di un ligero golpe en el brazo.
—¿Te pones celosa si la llamo “querida”? —dijo con una sonrisa ladeada.
—No, tonto —reí—. No la llames “tonta”—. Tomé la cabeza de Martha con mis manos—. A ella le molesta ¿verdad, Martha? —Rascaba su cabeza y ella disfrutaba.
—Se lo digo con cariño.
Paul se unió a las caricias.
Después de mimar un buen rato a Martha. Almorzamos viendo una película.
~La iba a extrañar muchísimo, pero este era un gran paso para The Beatles. La observé mientras veía la película. Se veía hermosa. Llevaba su ropa de “día de no hacer nada”. No llevaba ni una pizca de maquillaje, sólo su hermosa sonrisa. Su cabello suelto caía por sus hombros. Se acercó a mí y apoyó su cabeza en mi hombro.
—Es una hermosa película —dijo ella y yo asentí, aunque no había prestado atención a ésta.
La tarde se nos pasó así. Abrazados en el sofá riéndonos de tonterías y hablando de cosas sin sentido.
—Cuando era pequeña, mi padre siempre que tenía que marcharse por un tiempo tocaba esta melodía. —Tomó la guitarra y comezó a tocar unos acordes—. Era su forma de explicar que debía marcharse. Siempre que la oía comenzaba a llorar —recordó nostálgica—. Siempre que lo extrañaba tocaba la melodía y lo sentía cerca.
—La música ayuda a decir lo que aveces no nos atrevemos —agregé mientras la miraba tiernamente,ella asintió—. La melodía era una forma, quizás, de anunciarte que se marcharía pero que no te dejaría sola.
Ella sonrió y tocó nuevamente la melodía. Luego dejó la guitarra a un lado y me abrazó.
—¿Me llevaré un recuerdo tuyo —pregunté y le dejé un beso en el cuello.
Ella asintió sonriente. Comencé a besarla. Quería besar cada milímetro de su piel y llevarme su aroma de recuerdo. Nos quitamos la ropa el uno al otro. Pasé mis labios por todo su cuerpo. Comencé a besarla con pasión e hicimos el amor por horas.
—Te amo.
La abracé fuertemente.
—Y yo a ti. —Me besó.
Nos dormimos desnudos en el sofá. A la mañana siguiente, desperté y ella estaba en la cocina con ropa interior y mi camisa puesta encima. Subí y me puse ropa interior y unos pantalones. Bajé con una camisa en la mano pero la dejé en el sofá.
—Disculpe señorita, creo que esa camisa es mía —dije observándola aún con el torso desnudo desde el umbral de la puerta.
— Ya no —sonrió, se acercó y me besó—. Ahora es mía, me queda mejor. —Se dio unas vueltas.
Ella subió a cambiarse ropa. Yo tomé mi camisa y me la puse. Cuando ella bajó desayunamos juntos.
—¡Iré por mi bolso! —gritó mientras corría subiendo las escaleras.
La observé, parecía una niña pequeña. Miré la guitarra y la tomé. Intenté recordar los acordes que Caroline había tocado la noche anterior. Comencé a realizarlos despacio, pues me guiaba por el sonido. Cuando los conseguí, esperé a que ella bajara.
—Ya estoy...
Comencé a tocar la melodía mientras la miraba. Pude ver como sus ojos se ponían llororsos a medida que bajaba las escaleras. Llegó a mi lado y cuando terminé, una lágrima rodó por su mejilla. Dejé la guitarra a un lado y ella me abrazó fuertemente.
—Te amo.- me besó.
—Ya no llores. —Le sequé sus lágrimas—. Me harás llorar —dije. Y era cierto, estaba a punto de llorar de sólo pensar que no la vería en un tiempo. Tomé su cabeza y le dejé un beso en la frente.
Nos marchamos al aeropuerto ahí estaban los chicos con sus respectivas mujeres y el pequeño Julian. Quien corrió a nuestros brazos.
—¡Tío Paul! —dijo mientras me abrazaba.
—¿Y para mí no hay abrazo? —preguntó Caroline. Él se lanzó de una a sus brazos, ella sonrió—. Ve a despedirte de tu padre, Julian.
Lo dejó en el suelo y él corrió hasta John.
Abracé a Caroline con fuerza.
—Te amo. —La besé—. Te echaré de menos. —La volví a besar.
—Cuídate mucho ¿sí? —dijo ella apunto de llorar—. ¡Diablos! —e refregó los ojos— por eso detesto las despedidas.
La abracé fuertemente y la besé. Prometí llamarla siempre que pudiera y escribirle cada semana.
~
Me despedí de los cuatro chicos y de Eppy. Me costó mucho separarme de Paul. Cuando se marcharon, Mo, Cynthia, Pattie y yo nos quedamos mirando.—Yo me voy, tengo cosas que hacer —dijo Pattie mientras movía su cabellera rubia.
—¿Vamos a mi casa a almorzar? —propuso Cynthia una vez se había marchado Pattie.
Nosotras asentimos gustosas.
—Yo me llevaré a este pequeño rey —dije tomando la mano de Julian.
De las tres, con la que mejor me llevaba era con Mo, ella era la menor de las cuatro, sólo tenía 18 años pero era muy simpática. Su personalidad era similar a la de Ringo. Aunque a primera vista su mirada sombría te podía engañar y hacerte pensar que era alguien muy pesada, realmente era muy graciosa y nos divertíamos mucho. Cyn era la persona más adorable de la tierra, y Pattie en pocas palabras era un encanto.
—Cynthia, si no quedo embarazada, juro por Holly que te robaré a este niño —dije mientras le hacía cosquillas a Julian.
—Te lo regalo —bromeó ella.
—¡No! ¡A ella no! —alegó Maureen—. Dámelo a mí.
—¡Tú calla! Que aún eres muy pequeña —le enseñé la lengua. Lo sé, eso fue muy maduro de mi parte.
—No les daré a mi Julian —dijo Cynthia con voz de madre sobre protectora.
Nosotras agachamos la cabeza. Luego llegamos a casa de Cynthia y pasamos la tarde juntas.
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Words of love.
Fanfiction*Ganadora BeatleWattys 2015 #Fanfic(Romántico).* Caroline Hamilton ha logrado el gran sueño de la literatura tras dejar atrás su pasado y su nombre comienza a renombrar en Inglaterra. Tras una oferta que sería de beneficio mutuo acepta casarse con...