Algo no va bien.

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Septiembre fue un hermoso mes. A pesar de que ambos estabamos llenos de trabajo, siempre nos haciamos un tiempo para nosotros. Pero no todo siempre es pura felicidad, y bien que lo sé yo. Octubre llegó con sus nubes grises. Las últimas semanas han sido de lo peor. Nuestros planes de tener un bebé se han ido posponiendo. Este mes sólo lo hemos intentado una vez.

—Que bueno que viniste —dije abrazando a mi rubia amiga—. Siéntate.

—Lindo despacho —dijo mirando mientras tomaba asiento.

Mi despacho era de un color gris claro, el escritorio y los muebles eran color cerezo. Tenía unos cuantos cuadros puestos. Y sobre el escritorio unas cuantas fotos enmarcadas que Anna no dudó en mirar.

—¿Cómo has estado?

—Bien. Todo va de maravilla en los asuntos de negocio. —Sonrió—. ¿Cómo vas con lo de tu libro?

—Muy bien.

Iba a  hablar pero tocaron la puerta. Seguidamente se abrió un poco y apareció la cabeza de Adrian.

—Pasa, Adrian.

—Oh, ¿estás ocupada? Puedo venir en otro momento...

—No, tranquilo. —Me levanté y Anna imitó mi acto—. Ella es mi amiga Anna.

—Hola —saludó amigable la chica de ojos azules.

—Hola, soy Adrian.

Se produjo un silencio mientras ellos se miraban. Carraspeé mi garganta ya que aquello comenzaba a incomodarme. Ambos dieron un pequeño saltito y yo reí por lo bajo.

—¿Y bien? —pregunté a Adrian.

—Oh, sí. Emm...yo...—alzó su vista intentando recordar—. Ah, sí. Lucy me pidió que revisaras esto. —Me dio una hoja.

—Bien. Muchas gracias, Adrian.

Él sonrió. Luego miró a Anna y le dedicó una gran sonrisa y se marchó.

—Wooow —suspiró Anna—. Menudo bombón. —Ahogó un grito—. ¿Hace cuánto trabaja aquí?

—Mmm —intenté recordar—. Llegó a finales de agosto.

—¿Por qué omitiste a Mr. Sonrisa perfecta cada vez que te preguntaba por tu trabajo?  —dijo ella casi indignada.

Yo reí por el apodo que había utilizado para Adrian.

—Estoy casada, Anna. No me fijo en los otros hombres. —No despegué la vista del papel.

—¡Estás casada, no muerta! —dijo haciéndose hacia adelante. Luego se acomodó nuevamente—. Oye y...¿tiene novia?

La miré y reí.

—No que yo sepa. Creo que está completamente libre.

Ella alzó sus brazos en señal de victoria y luego aplaudió. Comencé a reír. Cuando al fin se calmó, me miró con sus grandes ojos azules intentando encontrar algo en mis ojos y preguntó:

—¿Qué sucede?

Yo guardé silencio, bajé la mirada. Solté un largo suspiro y miré nuevamente a Anna.

—Algo va mal —respondí. Ella no apartó su vista de mí— con Paul —hice un leve movimiento con la cabeza.

Ella asintió lentamente, se hizo hacia delante, se llevó una mano a su boca, como pensando que decir. Pero no dijo nada pues yo proseguí.

—Estas últimas semanas...las cosas no han ido bien. —Me recosté en la silla—. Llega muy tarde, casi no nos vemos. Cuando está en casa siempre dice que está muy cansado. Por la mínima cosa se altera, creo que está muy estresado y eso le está haciendo mal. He intentado acercarme a él, hablarle, pero nunca tiene tiempo...—resoplé.

Words of love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora