Words of love.

Un "Día de no hacer nada."

La noche era fría, me encontraba en MI habitación, la que fue diseñada para mí, a la cual Paul no podía entrar sin mi permiso, al igual que yo a la de él, esas habían sido las reglas impuestas por ambos.

Estaba escribiendo mi libro cuando sentí unos ruidos abajo, estaba sola, Paul tenía algo con su grupo. Sentí voces y luego más ruido, me asusté así que tomé un bate y sigilosamente bajé las escaleras. Vi a dos tipos de espaldas.

—¿Quién anda ahí? —dije torpemente alzando el bate.

Uno se giró, me alivié y bajé el bate al ver que era John.

—John, eras tú —suspiré.

John me miró y asintió, luego me hizo una señal para que no hablara y que bajara. Llegué y vi a Paul tirado en la entrada de la casa.

—¿Qué le pasó? —pregunté y acto seguido lo moví con el bate para comprobar que estaba vivo, él reclamó y lo comprobé. John me miró extrañado. —Quería asegurarme de que estaba vivo, contigo nunca se sabe. —Alcé mis hombros y el rió, Paul se dio unas vueltas y John calló.

—¿Me ayudas? —susurró y yo asentí.

Lo tomamos entre los dos, y lo dejamos en el sofá.

—Pesa demasiado, con lo delgado que se ve —reclamé. —Dejémoslo aquí, o si no lo dejaré a mitad de la escalera.

—Seguro son sus pestañas de mujer las que le pesan —dijo John mientras pestañeaba repetidamente.

Yo reí.

—Iré por algo para taparlo.

—Está bien.

Subí por unas cuantas mantas y luego tapamos a Paul.

—Míralo —dijo John—, es todo un angelito —dijo tiernamente.

—Sólo cuando duerme —dije y John rió. —¿Qué fue lo que le pasó?

Nos dirijimos a la cocina.

—Ooh, bueno después de la junta nos encontramos con unos viejos amigos y fuimos a beber algo —señaló a Paul—, él bebió demasiado. Me lo traje y cuando lo estaba entrando se durmió en la entrada.

Ambos reímos.

—¿Y tú cuanto bebiste? —pregunté.

—Sólo 2 copas.

Lo miré sorprendida y luego hice como si me fuera a dar algo.

—¿John Winston Lennon bebió sólo dos copas? ¿Es el fin del mundo? —dramaticé.

—Está bien —rió—, puede que hayan sido 2 y media...quizás 3, pero no me emborraché. —sonrió. — Y no me llames por mi segundo nombre, sabes que no me gusta.

Lo miré y reí. Se sintió un ruido proveniente del salón, John se acercó a mi y puso su mano en mi boca para hacerme callar. Nos quedamos en silencio. Él retiró lentamente su mano de mi boca pero no se movió de mi lado. Comenzó a acercarse a mí, sus labios estaban cada vez más cerca de los míos, quería apartarme pero no podía reaccionar, quería frenarlo pero a la vez quería besarlo pero sabía que no debía.

—John... —me aparté. —No...no debemos.

John se detuvo y me miró. Luego suspiró y se apartó un poco.

—Tienes razón. Lo siento es que...no lo sé, cada ve que te veo... —suspiró. —Para mí fuiste más que una aventura Caroline, no fuiste una tontería.

—Para mí también significaste mucho John, y aún... pero es mejor ser sólo amigos. Tú estás casado y dentro de nada nacerá tu hijo y yo...tengo que fingir este matrimonio.