🎶¿Te gustan las camélias, Sasuke?🎶

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SASUKE

Mi palma se siente caliente al contacto con la suya extrañamente fría.

No me atrevía a decirlo, pero en verdad era feliz. Pude tomar su mano correctamente.

Estábamos juntos caminando paso a paso. Ahora que la sentía tan cercana a mí, no pude evitar en el tiempo en que no estuve con ella. Habíamos cambiado.

Su cabello era más largo y sus rasgos habían madurado. Por primera vez, envidié al tiempo. No la vi en sus cambios, y aquello me frustró.

La primavera llegó y muchas flores empezaban a germinar en medio del bosque. Sin embargo, otras desaparecían como las camélias. Cuya característica me definía: O se marchitaban o florecían en medio del crudo invierno.

-¿Te gustan las camélias, Sasuke?

Sonreí ligeramente sin que lo notara. Había veces que Sakura parecía leer mi mente.

-Si-contesté- Son flores muy especiales.

-¡Lo supuse!- exclamó eufórica- Lady Tsunade me habló de ellas. Verás... Algunas camélias pueden ser medicinales incluso son antialérgicos...

Le presté atención mientras me explicaba las propiedades medicinales de las camélias. Se veía tan concentrada y feliz que no me atrevía a interrumpirla.

-Me recordaban a ti, Sasuke.

Vi como sus mejillas se ponían rojas al decirlo. Me sorprendí un poco.

-¿Por qué?-me atreví a preguntar.

-Se marchitan o florecen. Sasuke, tú vives tu vida al máximo y sueles ponerte en peligro por la aldea. Pensé que tal vez veías a las camélias como tu símbolo.

Maldición, me entendía a la perfección.

-No te equivocas, Sakura. Me conoces bien.

Sin dejar de soltar su mano, me dirigí a un arbusto donde estaba una camélia rosa. Corté su tallo y conté sus pétalos. Eran cinco.

Sakura sonriente tomó la camélia y la puso detrás de su oreja. Nos miramos por un largo rato y ella mantenía su sonrisa.

-¿Se ve bien, Sasuke?-me preguntó, pensando quizás que no le respondería.

-Combina con tu cabello... No está mal.

Evité mirarla. Si la veía de nuevo, no sabría que haría.

Unos momentos después pude verla y ahora sus orejas estaban rojas.

-¿Pasa algo, Sakura?-pregunté acentuando más mi agarre en su mano.

Estaba muy colorada.

-Es que... No esperé que respondieras...

Mi compañera rio después. Su risa era ligera, pero pude intuir lo que pensaba con ella.

Sakura se alegraba de que le contestara. Por que notó que yo sentía ese vínculo que nos unía. No era la única en nuevos terrenos, yo estaría junto a ella.

Solté su mano y con dos de mis dedos golpeé su frente suavemente.

La pelirosa tapó la mitad de su rostro sorprendida. Solo pude sonreír al verla.

-Gracias, Sakura, por todo.

Por no rendirte y aceptarme con mis pecados. Esos que aunque quisiera no podía borrar, solo expiar.



Te veré la próxima vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora