🎶Gracias, cariño.🎶

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SAKURA

Las familias se volvieron a reunir después de mucho tiempo. Los niños seguían sollozando, habían extrañado a sus padres.

La abuela Ao aún abrazaba fuertemente a su nieto, completamente feliz. La pesadilla de aquel pueblo había llegado a su fin.

Me costaba caminar, pues sentía el cansancio en cada parte de mi cuerpo. Pero; no podía quejarme ahora Sasuke estaba a mi lado, caminando conmigo.

-Estás avanzando muy lento-mencionó él con su habital semblante serio.

-No te preocupes por eso, Sasuke. No seré una molestia hasta llegar al pueblo.

-¿Crees que pensamos en ti como una molestia, Sakura?-inquirió.

Observé a los aldeanos y noté sus miradas de agradecimiento. Sonreí al verlos tan felices. No era una molestia, los había ayudado.

-¡Señorita Sakura, déjeme cargarla! ¡Se ve muy agotada!-propuso uno de los pueblerinos.

-No es necesario...-respondí con una risa nerviosa.

Repentinamente Sasuke se inclinó y ordenó: -Sube, Sakura.

-Pero...

-Estás débil, no te dejaremos atrás. Así que, sube.

Mis mejillas enrojecieron cuando me subí a su firme espalda. Empezó a caminar sonteniéndome con su único brazo derecho. Entrelazé mis brazos en su cuello y apoyé mi cabeza en él.

-¿No es difícil cargarme, Sasuke?

Mantuve mis ojos cerrados. Su espalda era cálida y reconfortante. Pasó mucho desde la última vez que me sentí de esta manera.

-No pesas mucho.

-Eres muy fuerte, Sasuke. Pareces invencible y a la vez tan gentil, aunque no lo notes.

-No creo que la gente piense que soy amable, Sakura.

-Yo lo pienso. Lo siento justo ahora.

Nos quedamos en silencio, mientras nos acercamos más al pueblo. El atardecer ya se había apoderado del cielo cuando llegamos.

El color había vuelto después de tanto gris. Las personas eran más felices y el tenso ambiente había cambiado.

Mi compañero rodeó la plaza, aún cargándome en su espalda. Pronto los aldeanos celebraron una fiesta improvisada, llenaron la plaza de licor y color.

-¿Te quedarás, jovencito?-preguntó la abuela Ao a Sasuke.

-No. Sakura necesita descansar, iremos a la posada.

-Si quieres quédate, Sasuke...-propuse intentando bajar.

El azabache afianzó más su agarre evitando que me deshiciera de este.

-Necesito un descanso, si me disculpa...

Sasuke se dirigió hacia la posada más cercana. Mi corazón latió más de lo normal. Estaba notablemente nerviosa, espero que no lo note.

Como un reflejo acaricié uno de sus mechones sueltos. Eran suaves y oscuros. Su pelo había crecido ligeramente durante el tiempo que no estuve.

Sasuke se detuvo frente a nuestro destino e ingresó. No había nadie, posiblemente todos estaban celebrando.

Mi compañero subió las escaleras de madera, estas resonaban en el silencioso lugar. Su respiración era lenta y pausada, me pregunté si realmente estaba cansado como afirmaba.

-Gracias, cariño.-susurré en su oído antes de bajarme.

Entré a una de las habitaciones antes de que respondiera.

Suspiré y de uno de mis bolsillos tomé el pétalo de camelia que me obsequió. Aunque esta se había marchitado luego de un mes, seguía siendo especial para mí.

Un regalo del hombre que amaba.

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Nota de la autora: ¡Aun falta mucho por descubrir! ❤ Son tan lindos...

¡Hasta la próxima, lectores!❤

Te veré la próxima vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora