🎶Sí, puedes🎶

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SASUKE

Cariño. Una palabra tan amorosa dirigida a mí.

Sus manos acomodaron los mechones de mi pelo ligeramente y vi como sus mejillas se teñían de rosa.

Muy cerca, estaba a centímetros de ella.

-Hmp...

Sakura rio nerviosa. Podría haberla imitado, no obstante cerré mis ojos y suspiré.

No habían reglas ninjas para estos momentos, no tenía idea de como responder. Aquella palabra sonó tan dulce en sus labios, tan fraternal casi familiar.

Abrí mis ojos de nuevo, ahora con un poco más de seguridad. La enfrenté con mi mirada oscura y ella se sonrojó aún más.

-¿Puedo... llamarte cariño, Sasuke?-pidió dudosa.

Quité mi brazo de sus hombros y sonreí mirándola directamente.

-Sí...-respondí mientras dos de mis dedos tocaban su frente- Puedes.

🎶🎶🎶

Sentí unos ligeros rayos de sol incomodar mi visión. Recuerdo haber dormido recostado en un árbol. Parpadeé un par de veces antes de, finalmente, levantarme.

Sakura estaba al lado opuesto y aun dormía. La ligera manta la cubría del frío del sur del país del Fuego. Tomé mi capa y la tapé con ella. Quizás así estaría más cómoda.

-Cariño...-susurró.

Volteé y ella me estaba mirando con sus ojos entrecerrados. Su cabello rosa ocultaba levemente su rostro, pero no evitó que viera en ella una pequeña sonrisa.

-¿Te desperté, Sakura?

Ella se estiró y alistó todo para partir a la aldea cercana.

-No te preocupes por eso, cariño. Ten toma tu capa, la necesitas.

Vi su brazo extendido devolviéndome la capa negra. Mi mano derecha la tomó y cubrí gran parte de mi cuerpo con ella.

Minutos después encontramos un pequeño pueblito. Este estaba casi solitario, parecía como si todo fuese oscuro. Sin vida.

Sakura, quien caminaba a mi lado, se percató de la gran tensión en el ambiente. Se veía realmente preocupada.

Caminamos unos minutos más y nos detuvimos en un pequeño restaurante. Tratamos de ocultarnos lo más posible con nuestras capas.

Una anciana se acercó a nosotros mientras nos ofrecía unos bollos al vapor.

-Gracias, señora.-agradeció la pelirosa.

La frágil anciana me observó fijamente. Noté su rostro delgado, además sus arrugas acentuaban más su palidez. Pude percibir un ligero sentimiento de resentimiento en aquella señora.

Aún así, Sakura le sonrió y la anciana también lo hizo.

Siempre supe que mi compañera tenía el don de ayudar y salvar vidas. Como esta vez, ella siempre ofrecía una sonrisa.

Vi unas pequeñas lágrimas deslizarse por el rostro arrugado de aquella anciana y me alarmé de inmediato.

¿Qué sucedía en este pueblo?

-¿Se encuentra bien, señora?-preguntó con preocupación Sakura mientras acariciaba su espalda.

La anciana sollozaba sin detenerse. Aquel dolor empezaba a desbordarse en medio de lágrimas.

-¿Puede contarnos lo que sucedió, anciana?-cuestioné con seriedad.

-Sasuke...-regañó mi compañera.

A pesar de la advertencia de la pelirosa, había un detalle que me inquietaba.

En esta aldea no había niños.

Te veré la próxima vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora