🎶Era mi único y especial hogar🎶

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SASUKE

Dejé que un gran suspiro se escapara de mí.

Abrí la puerta de la habitación continua. Era pequeña y hecha puramente de madera, estaba llena de velas y un futón para dormir. Sencilla y práctica.

Me senté sobre el piso de madera, mientras apoyaba mi cuerpo en alguna pared. Había sido un día largo y duro.

Cerré los ojos esperando que el sueño me consumiera, no obstante seguía despierto. Mis pensamientos se entrelazaban como hilos en mi mente. No podía dormir, a pesar del cansancio que me dominaba.

Mi vista apuntó directamente a la pared que me separaba de Sakura. Me pregunté que es lo que estaría sintiendo por mí. Nos conocíamos, pero no había formar de describir nuestros sentimientos.

Era consciente que era especial. Entre los dos había una conexión extraña e inusual.

Tenía tanta seguridad, que no pude evitar que una sutil sonrisa saliera a flote. Pude notar que la palabra "cariño" ya me era familiar, como si la hubiera escuchado toda la vida.

Y aún con la secuencia de mis pensamientos, dormí profundamente. Incluso entre mis sueños, aquella palabra me perseguía junto a la delicada voz de mi compañera.

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-¡Sasuke, despierta!

Entreabrí los ojos. Sakura sacudía ligeramente mi capa intentando despertarme.

-Estoy despierto, Sakura.

Abrí los ojos totalmente despierto. La peli rosa trató de salir rápidamente de la habitación, pero tropezó en el marco de la puerta de madera. Rápidamente con mi brazo derecho, sujeté bruscamente su cintura antes que cayera.

-Tonta...-murmuré sobre su cabello rosa- Tus extremidades aún tiemblan.

Lentamente retiré mi brazo procurando que ella mantenga el equilibrio suficiente. Luego, ella cayó de rodillas totalmente aturdida.

Me acuclillé a su lado preocupado.

¿Tan mal se encontraba?

-Sakura-llamé.

Se tapó todo el rostro y evitó mirarme.

-Estoy bien, Sasuke.

Se levantó lentamente aún con sus manos en la cara. Parecía avergonzada.

-Desayunemos-propuso en un bajo murmullo-La abuela Ao nos invitó a su restaurante.

Bajó velozmente las escaleras con los brazos y piernas temblorosas. La seguí y ambos nos sorprendimos al ver a gran parte de los pueblerinos fuera de la posada.

Todos se arrodillaron y nos agradecieron por traer a los niños de nuevo.

Observé a Sakura sonreír. Su cabello ligeramente largo se agitaba por el viento y su mirada jade miraba tiernamente a los niños.

Quedé sorprendido ante aquella imagen. Ella era, sin duda, la esperanza misma.

Era mi único y especial hogar.

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Nota de la autora: En unas horas hay más capítulos.❤

¡Gracias por seguir leyendo!






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