Era increíble la cantidad de bocetos que había sacado de Camino en solamente el rato que estuvo posando para mí. Como si mi mente no quisiera borrar ningún detalle de su cuerpo, capturé en mi cuaderno todos los aspectos de mi joven alumna. Necesitaba plasmar al papel cada parte de su anatomía, sin pasar por alto atisbo alguno de su belleza. ¡Estaba tan inspirada! Como hacía mucho que no lo estaba. Me embargaba tal intensidad que no terminaba un boceto y ya estaba pensando en el siguiente. ¿Qué me pasaba? No podía quitármela de la cabeza ni cuando me iba a comer. Tenía que volver a la mesa de estudio a dibujarla.
Después de muchos estudios previos, me decidí por el que terminaría siendo mi trabajo final: su rostro. Era un verdadero ángel, no me equivoqué al decirlo cuando la vi frente a mí, expuesta en su total desnudez. Me pasaba horas mirando aquel boceto de Camino y sentía que me atrapaba su mirada. Como si la tuviera delante, como si ese dibujo tuviera tal poder sobre mí que me fuera imposible escapar. Éramos ella y yo solas y era tan fuerte que podía ver el mundo a través de sus ojos marrones, profundos, brillantes... No hacía falta más, no me hacía falta más. Me tenía cautivada como hacía mucho no lo había estado.
Al día siguiente, yo ya tenía casi su retrato terminado al lienzo. Nunca había sido tan productiva, para ser sincera. En cuanto terminé, me fui a lavarme las manos y, al volver me sorprendí al encontrármela allí, esperándome. La veía con ganas de ver en lo que trabajaba y, a diferencia de otras veces que me había mostrado muy reticente a mostrarle mi obra, esta vez no pude evitar enseñársela. ¿Por qué? No lo sé muy bien, pero necesitaba que viera lo hermosa que yo la veía. Así que la dejé que descubriera el lienzo y viera el reflejo de mis pensamientos en las últimas horas.
Se quedó parada. Al principio pensé que no le gustaba porque, de natural hablador que era, no articulaba palabra. Y yo me moría por saber qué pensaba. Tras el momento de revelación, me confirmó que estaba maravillada ante mi obra y aquello me dio fuerzas, me envalentonó de tal manera que terminé por confesarle, muy artísticamente hablando, cuáles eran mis sentimientos. No sé por qué lo hice, era como si su mirada, unida a la del cuadro, me hubieran hecho lanzarme a reconocer todo lo que sentía. Aunque tampoco estaba muy confiada en que supiera captar lo que le estaba diciendo entre líneas.
Efectivamente, su timidez y sorpresa me hicieron pensar que mi mensaje no había calado como yo esperaba, así que la disuadí de que dijera nada y debo reconocer que me decepcionó un poco después del coraje que le había puesto quitándome mi armadura de hierro con ella. Pero, entonces, Camino pronunció una frase que aún hoy sigo sin poder borrarme de la mente.
- No, no diré nada. Utilizaré mis labios para otra cosa que no es hablar.
Apenas me dio tiempo a reaccionar y adivinar cuál iba a ser su siguiente movimiento. Antes de que me diera cuenta, los labios de Camino estaban unidos a los míos y noté un vuelco en el estómago que me hizo contener la respiración. Mis ojos, que se cerraron instantáneamente cuando notaron su boca contra la mía, se abrieron durante un segundo para comprobar que aquello no era un sueño, que estaba sucediendo realmente. Había anhelado tanto ese instante de intimidad que no supe cómo reaccionar, hasta que mi mano se posó en su mejilla y pudo notar la calidez de su rostro. Ahí confirmé que todo lo que estaba sucediendo era increíblemente real. Y, por un momento, no me paré a pensar, solo a sentir. A sentir su respiración contra mis labios, a notar sus manos rodeándome y acercándome a ella, al contacto de su piel en las yemas de mis dedos y al sabor de su boca en la mía.
Pero no todo dura eternamente y, como si de una sombra se tratara, el raciocinio me sobrevino de pronto para gritarme que estaba cometiendo un grave error dejándome llevar. Me alejé bruscamente mientras ella todavía mantenía sus ojos cerrados.
- ¿Te has vuelto loca? –le pregunté, como si yo no hubiera participado o no hubiera querido aquel beso tanto o más que ella, que lo había provocado.
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"Cállate"
Fanfiction"Cómo una sola palabra puede cambiar el curso de una vida. Un momento, un instante y una forma de actuar marcada por unas simples sílabas. La palabra 'Cállate' marcaría mi destino para siempre, pero no solo una vez. La primera, para dejarme encerra...