El sonido del timbre me interrumpió en plena revisión del catálogo que me había dejado don Liberto. Mi casero me había aplazado la fecha de la inauguración una semana más por temas de infraestructura de la galería. Sin embargo, aquel retraso no impidió que yo siguiera trabajando en supervisar todos los detalles para la exposición, ya que todavía me quedaban algunos cabos que atar. Por otro lado, mi principal sorpresa para esa exposición no estaba todavía planeada y, además, debía andarme con cuidado si quería que aquella improvisación me evitara lograr mis propósitos.
En cuanto fui a abrir, Camino se me apareció con una enorme sonrisa de oreja a oreja.
- ¡Buenas tardes! –me dijo casi canturreando.
- ¿Pero qué haces aquí? –inquirí bastante sorprendida de que viniera a verme dos días seguidos.
- ¿Cómo que qué hago aquí? Pues he venido a pintarte –me espetó risueña.
- ¿Y tu madre? ¿Qué le has dicho para poder distraerla? –pregunté todavía sin salir de mi asombro.
- Ah, no te preocupes por eso. Cinta y yo lo hemos arreglado... -me aseguró quitándole hierro al asunto.
Mi desconfianza empezó a crecer al escuchar el nombre de Cinta en ese plan ideado por ambas. No es que no me fiara de su amiga, pero cuantos más actores secundarios entraran en nuestra función, más complicado se iba a hacer desempeñarla. Es cierto que necesitaba que Camino terminara aquel cuadro, ya que era parte de mi objetivo, pero esperaba que pudiera hacerlo en un par de sesiones rápidas y sin inmiscuir a terceros. En cuanto me contó su disparatada idea para despistar a Felicia, mis temores no sólo no disminuyeron, sino que aumentaron un poco más.
- ¿Y cómo te las vas a idear para evitar que te vean salir de casa de Cinta? Porque dudo mucho que tu madre no vaya a controlaros desde la distancia –aseguré con cierto temor.
- Sé que puede parecer una locura, pero estoy aquí, ¿no? Nadie me ha visto, te lo aseguro... -sentenció.
- No sé, Camino, me parece muy arriesgado.
- No se me ocurrió una idea mejor. Además, esa coartada nos puede beneficiar más adelante –me dijo acercándose de forma muy sugerente.
- Cuanto más te expongas, antes saltará la libre –respondí un poco de morros.
- Confía en mí –dijo rodeándome por la cintura- Cinta nos va a cubrir. Además, no he dicho que no vaya a ir a su casa, es solo que me escaparé a mitad de la lección y luego andaré con ojo para que no me vean venir aquí. Con unas cuantas sesiones podré terminar tu cuadro.
A pesar de que mi objetivo era que Camino terminara mi retrato, de pronto ya no me pareció una idea tan maravillosa. En mi afán por querer que me retratara, no se me había ocurrido pensar que aquello podía traernos funestas consecuencias. De cualquier manera, no podía dejar que mi plan se llevara a cabo sin ese detalle. Ahora no podía hacer marcha atrás y tenía que llevar mi estrategia hasta sus últimas consecuencias.
Así que empecé por colocarle un lienzo y le di de margen hora y media diaria durante tres o cuatro sesiones. No quería que mi reproducción al óleo terminara por acarrearnos un serio problema futuro. Afortunadamente, Camino era una excelente y aplicada alumna, por lo que rápidamente se sumergió en la tarea. Además, se lo había tomado tan en serio que mi instinto me decía que terminaría por acortar mis plazos.
Mientras ella hacía sus primeros trazos al lienzo, yo intentaba acercarme a ver por qué boceto se había decidido finalmente. Pero mi joven alumna se empeñaba en apartarme de su lado bajo la excusa de que mi presencia le alteraba la concentración. No pude evitar reírme y marché al sillón a leer un rato en lo que la dejaba en mitad de su momento creativo. Sin embargo, cuando ella creía que no la observaba, yo desviaba mi mirada para contemplarla en su máximo esplendor.
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"Cállate"
Fiksi Penggemar"Cómo una sola palabra puede cambiar el curso de una vida. Un momento, un instante y una forma de actuar marcada por unas simples sílabas. La palabra 'Cállate' marcaría mi destino para siempre, pero no solo una vez. La primera, para dejarme encerra...