21. Antes de la cita.

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Mark suspiró, extendiendo su mano para callar el molesto sonido del despertador que ni siquiera necesitó usar. Llevaba despierto más o menos dos horas debido a la emoción y los nervios, no podía evitarlo. Tan temprano fue, que incluso preparó lo que se pondría y su mente repasó todo lo que podrían hacer en su cita.

Aunque igual tenía bastante tiempo, después de todo quedaron de verse hasta en la tarde.

Un bostezo abandonó sus labios, recostándose de nuevo en su cama, sintiéndose somnoliento debido a las horas de sueño perdidas, pero aún así incapaz de pegar ojo por los sentimientos que se arremolinaban en su interior, pensando.

¿Qué podría hacer para matar el tiempo?

Por su parte, Donghyuck estaba en una situación similar. No había despertado estúpidamente temprano como Mark, pero sí lo hizo un poco antes de que el despertador sonara. Apenas abrió los ojos una sonrisa se plantó en su rostro, sintiendo los nervios y la ansiedad burbujeando en su pecho.

Estaba emocionado. Muy emocionado para tratarse de una simple cita. Era patético. Él había tenido numerosas citas antes, cuando aún no conocía a Jungwoo y Mark y él no eran más que simples mejores amigos. Entonces por eso su emoción le parecía ridícula. Pero no le importaba. Todas esas citas pasadas no importaban, porque ninguno de esos chicos se llamaba Mark Lee.

Bostezó, sentándose en la comodidad de su cama después de haber estado un buen rato recostado viendo al techo, estirando sus brazos hacia arriba después de haberlo hecho, queriendo desperezarse, la emoción aún latente en su sistema y la sonrisa sin borrarse de su bonito rostro.

El tranquilo silencio que había en la habitación contrastaba con los burbujeantes sentimientos del moreno, quien estaba bastante sorprendido de no andar saltando de aquí a allá desde que despertó.

—¡Llegamos! — exclamó una voz profunda luego de que la puerta fuera azotada al ser abierta, asustando al pobre moreno.

—¡QUÉ EMOCIÓN! — dijo otra, entrando sospechosamente por la ventana de la habitación del peliplata desde el balcón, asustándolo otra vez. ¡Iba a morir de un paro cardíaco en su propia habitación!

—¡Este baño es la gloria! — exclamó una persona ya más adulta, saliendo del baño en la habitación de Donghyuck. No es necesario decir que el moreno volvió a asustarse.

—¡¿Ten hyung?! — preguntó asombrado Donghyuck, mientras le lanzaba una almohada al estúpido escandaloso de Jaemin, quien estaba diciendo algo como que entrar por el balcón era lo más arriesgado que había hecho en la semana e inmediatamente quejándose por el impacto.

—¡¿Por qué me golpeas?!

Donghyuck le lanzó otra almohada, ignorando las quejas del rubio. —¡Silencio! — chilló, su voz escuchándose sobre todo el bullicio y logrando la calma que había tenido antes de que el rey supremo de los idiotas casi arruinara su puerta.

—Aunque también creo que Donghyuck es algo ridícu- — estaba diciendo Jaemin, hasta que se detuvo cuando estuvo en repentino silencio.

Donghyuck suspiró, el conocido tic apareciendo, pero prefiriendo dejar vivir a Jaemin. —¿Puedo saber por qué mierda están ustedes aquí? — preguntó en voz baja, tranquila, escaneando a los intrusos con una mirada con la que bien podría cometer homicidio sin mover un dedo, la misma suavizándose al llegar al sonriente rostro de Jungwoo. Él no merecía su mal humor. Después de todo ha hecho demasiado por él.

Yukhei alzó la mano, pidiendo la palabra tal cual niño de preescolar. —¡Yo! ¡Yo! — exclamó, Donghyuck suspiró ante la actitud infantil del gigante, luchando contra una sonrisa porque, vamos, era imposible no reír también. —Jungwoo hyung dijo que podía estar aquí.

—Ya sé. — se quejó, Lucas le dió una sonrisa satisfecha. —Me refería al resto. Me pegaron un susto de muerte. — reveló posando una mano en su pecho, sus labios abultándose en un lindo puchero.

—Aww, lo sentimos. — arrulló Jungwoo, dirigiéndose hacia el menor y rodeándolo en un abrazo, mismo que el moreno correspondió gustoso.

—Tu mamá nos dejó entrar. — dijo Ten, encogiéndose de hombros.

—Ya, pero el idiota aquí al parecer no conoce las puertas. — dijo con ironía, mirando a Jaemin de la misma manera. —¿Y tú qué haces aquí?

—Voy a ignorar el hecho de que me llamaste idiota porque te quiero mucho. — puntualizó, haciendo que Hyuck rodara los ojos fastidiado. —Sólo quería saber cómo estabas. Ya sabes, por la cita.

Oh, claro, la cita.

Se le había olvidado por un mísero momento, siendo sinceros. Había estado muy ocupado intentando no morir de un paro cardíaco gracias a los escandalosos de sus amigos (y profesor).

—¿Y tú? — preguntó al castaño que estaba apoyado sobre el marco de la puerta, manteniéndose al margen de todo. —¿Qué haces aquí?

—Quería ver si Jaemin se caía. — Jeno se encogió de hombros, recibiendo una mirada ofendida de su novio (sí, lo habían arreglado). —Es broma, me preocupaba el que cayeras. Eres un necio.

El rubio soltó un "aww", acercándose al mayor y dejando un besito en su mejilla. Eso sorprendió a Donghyuck, ya que Jaemin se la había pasado esos días quejándose una y otra vez sobre que "el bendito hijo de su preciosa madre que debería de estar orgullosa por engendrar a semejante hombre lo había estado ignorando todo el día". Era algo que se había quedado grabado en su mente porque, a pesar de que fueron solamente poco más de dos días, Jaemin lo repetía tal cual lora.

Le alegraba el que aquellos dos hicieran las pases. No tendría que seguir soportando las constantes quejas de Jaemin.

—¿Y usted? — preguntó a la única persona que le faltaba, misma que estaba sentada en la silla correspondiente a su pequeño (no tan pequeño) escritorio, de frente a él.

—Soy tu asesor de moda, querido. — respondió Ten con obviedad. Donghyuck asintió complacido, aunque realmente no lo necesitara.

Pasaron el rato así, charlando (más gritos por parte de Lucas y Jaemin), Ten buscando cosas en su armario que podría ponerse, hasta que finalmente se hizo la hora de ir a por su hombre.

El moreno se vio al espejo, analizando su reflejo minuciosamente. No es por ser egocéntrico, pero lucía espectacular. Llevaba puestos unos jeans ajustados con rotos en las rodillas de color negro, una camiseta blanca que a pesar de ser bastante sencilla se veía bastante bien, complementado con una antigua chaqueta de cuero que hace mucho que no usaba. Ten lo había maquillado ligeramente, de forma que su mirada se notaba más profunda, resaltando un poco más sus labios también.

—Oye, creo que me enamoré. — habló Jaemin, viendo embobado a Donghyuck, como en un trance. Ahora que se daba cuenta, el Lee menor era en realidad bastante bonito. —Lo siento, Jeno, pero ya no te quiero más. — habló al castaño con fingida culpa, levantándose bajo la incrédula mirada de Jeno, acercándose a Donghyuck con una sonrisa seductora. —Me equivoqué contigo, bonito. — murmuró cerca del rostro del moreno, rodeando su cintura con los brazos y apegándolo a su cuerpo.

Donghyuck bufó, propinándole un certero golpe a Jaemin directo en el estómago, sacándole el aire y provocando que se encogiera en el suelo, quejándose, sosteniendo el lugar donde había sido golpeado.

—Que era broma, cielos. — masculló adolorido, arrastrándose de vuelta a su lugar, recostándose sobre el cuerpo de su novio, quién acarició sus cabellos murmurando un "te lo merecías".

Cuando estuvo seguro de su aspecto, bajó hacia la sala, esperando a que Mark pasara por él como había prometido, los otros siguiéndole de cerca, sentándose en los sofás que habían en la sala, expectantes.






Mark masculló una maldición, tomando las llaves y el móvil, guardándolos apresuradamente y saliendo lo más rápido que pudo de su casa. Ya iba diez minutos tarde.

¡Se había quedado dormido!

Y bueno, aunque sólo estaban a dos casas de distancia, sabía demasiado bien que a Donghyuck no le gustaba esperar.

Maldijo su bendito hábito de llegar tarde a donde sea que vaya.

Era hombre muerto.







Cupido | MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora