11. Decepción.

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Jeno apresuró el paso lo más que pudo, casi corriendo las dos calles que le quedaban para llegar a su destino. En sus manos llevaba una bolsa con la comida favorita de esa persona, junto con a que otra cosa más, y una pequeña sorpresa.

Cuando llegó frente a la puerta de madera, sostuvo las bolsas con una sola mano para poder tocar el timbre. Al sonar, esperó a que la puerta fuese abierta.

—¿Cómo está? — preguntó de inmediato con preocupación, al ver que la puerta fue abierta.

Jungwoo negó con ojos cerrados, una mueca preocupada en su bonito rostro. —Está mejor que hace días, pero tampoco es tanto.

Su boca se deformó en una mueca. —¿Tan mal está?

Jungwoo lo miró, la preocupación en sus ojos gentiles. —Míralo por ti mismo, Nono. — dijo suspirando, mientras se hacía a un lado, dándole lugar al pelinegro para que pasara.

Jeno se adentró a la casa, con el peliazul siguiéndolo de cerca, ambos a paso lento.

—¿Qué está haciendo ahora? — preguntó en voz baja.

—Ha estado encerrado escuchando música. — respondió Jungwoo con voz suave.

Jeno lo vio, entre confundido y emocionado. —Pero eso es bueno, ¿no? Los primeros días no tenía ánimos ni para eso.

El mayor negó apenado. —No es EXO ni Stray Kids.

—¿Entonces? — ahora sí estaba confundido.

Es decir, Donghyuck los escuchaba y veía a diario, sin falta. Y ya llevaba una semana sin escuchar ningún tipo de música o ver a alguno de los integrantes del grupo.

¡Ni siquiera los lives de BangChan!

Y eso era crítico.

Subieron las escaleras con cuidado, caminando de la misma manera hasta la habitación. En la pared frente a la puerta estaba sentado Yukhei, con una expresión derrotada.

—¿No lo conseguiste? — cuestionó el mayor de los tres. Lucas negó con tristeza.

—Empezó con la música rara otra vez. — advirtió el chino.

A pesar de que no estaba a un volumen exageradamente alto, podían escuchar claramente la letra de la canción. Aunque no sabía lo que decía, estaba en otro idioma.

Yo no nací para amar, nadie nació para mí...

Jungwoo hizo una mueca. —No quería recurrir a esto, pero... — murmuró, rebuscando en los bolsillos de su pantalón bajo la atenta mirada de los otros dos. Cuando encontró lo que buscaba, lo sacó. Era una llave. —Tendremos que entrar a la fuerza.

Jeno y Lucas lo vieron con sorpresa e ilusión. El mayor se encaminó hacia la puerta, insertando la llave en la cerradura y abriendo la puerta.

—Tres... — contó el peliazul, sosteniendo el pomo de la puerta y girándolo lentamente. —Dos... Uno... — terminó de abrir la puerta.

Realmente no se esperaban lo que encontraron.

—Bueno, puede estar peor, ¿sabes? — murmuró Yukhei con una pequeña sonrisa.

La habitación en general, para su completa sorpresa, estaba limpia. Sólo uno que otro pañuelo y vaso de ramen instantáneo por el suelo, pero nada más. Considerando que Donghyuck llevaba varios días ahí encerrado, era algo sorprendente.

En cuanto al moreno, pensaban que luciría como un completo vago. Pero no, estaba bastante limpio también. Incluso parecía que acababa de tomar una ducha, por sus rojos cabellos que lucían húmedos. Estaba recostado en la cama, abrazando su almohada de Felix, con la mirada perdida, y esa música extraña sonando en el fondo.

Cupido | MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora