28. Preparativos [¹]

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—¡Hyuckie~!

Donghyuck suspiró, dejando la libreta en la que estaba escribiendo para ver qué demonios quería su madre ahora. Probablemente otro de sus antojos raros. Ahora que falta casi nada para alcanzar los nueve meses, estos parecían haberse hecho cada vez más extraños.

—¿Sí?— preguntó, cansado. Taeyeon sonrió, haciéndole una seña para que se acercara—. ¿Qué es lo que quieres ahora?

La mujer lo miró, ligeramente ofendida. —¿Por qué piensas que quiero algo?

Hyuck se encogió de hombros. —Siempre que me llamas es porque quieres algo. ¿O no, papá?

El señor Lee se asomó desde la puerta de la cocina. —Eso es verdad. Si no, yo no estaría aquí— asintió, señalado los utensilios en sus manos y el delantal rosa que llevaba puesto.

La mujer bufó, rodando los ojos con una sonrisa. —Quiero una sandía— pidió, deteniendo a su hijo antes de que se fuera—. Pero también quiero que veas esto— dijo, tomando las manos del moreno para ponerlas en su muy abultado vientre.

Apenas tocó, pudo sentirlo. —Está muy inquieto— murmuró Donghyuck, una sonrisa luchando por aparecer en sus labios—. ¿Verdad que sí, bebé?— preguntó dirigiéndose al pequeño ser—. Quisiera quedarme más tiempo, pero tu madre me tiene como esclavo.

—Eso no es cierto...— murmuró la castaña.

Donghyuck rió, tomando su abrigo para ir y buscar la dichosa sandía que su madre quería, tal vez aprovecharía para ir y ver a su no-novio, quién sabe. Estaba a punto de salir, hasta que el alarido de dolor de su madre impidió que diera un paso más. Regresó a la sala rápidamente, temeroso, encontrándose con la mujer encorvada, sosteniendo su vientre y respirando agitadamente.

—¡Papá!— chilló con nerviosismo al ver que Taeyeon no era capaz de decir nada—. ¡Ya es hora!

Pudo escuchar un pequeño "mierda" desde la cocina, seguido de la puerta del garaje abriéndose.

El moreno se apresuró hacia el segundo piso, buscando la maleta que habían hecho con semanas de anticipación. Subió al auto, tomando una respiración profunda por lo que se venía.

—¡Por la que te parió, acelera!

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Mark sonrió, viendo que la mayoría de los preparativos para su gran propuesta estaban listos. Ya tenía la fecha, el lugar, y sólo faltaba una única cosa. Y la más importante.

Se levantó de su escritorio, donde tenía una pequeña lista de las cosas que necesitaría. Ya había tachado la gran mayoría, a excepción de la última.

"Llamar a esa persona"

Mordió su labio, tomando su teléfono de la mesita de noche al lado de su cama. Buscó entre sus contactos, encontrando el número más rápido de lo que quería.

¿No estará ocupado? Pensó. También estaba el hecho de que tenían años sin verse. ¿Todavía se acordará de mí?

No lo sabrás si no lo intentas, estúpido, reclamó su consciencia. Tenía razón.

Inhaló, presionando el ícono de llamar. Llevó el aparato a su oreja, poniéndose más ansioso cuando escuchó el primer tono. La emoción creciendo mientras los segundos pasaban.

Se sobresaltó, y estuvo a punto de tirar el teléfono cuando su llamada fue aceptada.

—¿Hola?

Cupido | MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora