31. Plan.

774 109 6
                                    

Mark se detuvo, apoyando sus manos sobre sus rodillas, jadeando, intentando recuperar el aliento. Se le escapó una sonrisa cuando vio la edificación del establecimiento, rezando mentalmente por no ser golpeado por cierto pecoso con poca paciencia.

Cuando ya estuvo más calmado, entró al lugar, buscando a sus dos amigos con la mirada. Tardó un rato, hasta que notó a un chico totalmente de negro alzando la mano y haciendo señas en su dirección, casi irreconocible de no ser por los pocos cabellos del flequillo rojizo-anaranjado que se escapaban del gorro, en una mesa bastante apartada del resto.

Se acercó a pasos grandes, sentándose frente a ambos, siendo recibido por dos pares de ojos sonrientes debido a la mascarilla. Por supuesto, el reclamo del pelinaranja no se hizo esperar.

—Veo que tu extraño hábito de llegar tarde donde sea que vayas todavía sigue ahí— aunque más que un reclamo, su voz estaba tintada con algo que pudo reconocer como nostalgia.

—Lo siento— murmuró con expresión apenada. El otro negó, restándole importancia.

Quizá, sólo quizá, esta vez sí había sido su culpa. No se había quedado dormido, por si se lo preguntaban. Hasta había dejado una alarma puesta, previendo que lo más probable era que se quedara dormido, así que había despertado a tiempo.

Pero le había costado convencer a Donghyuck para que siguiera durmiendo.

—No te preocupes— tranquilizó Bang—. Tenemos grandiosas noticias para ti, Mark.

—Sí. Aunque pensaba en reunirnos ayer, pero estaba muy ocupado— acusó el pelinaranja, moviendo sus cejas sugestivamente—. Dahyuck si es niña y Minhyuck si es niño, ¿qué te parece, hyung?

Chan le miró sin comprender. —¿De qué estás hablando?

—Bueno, verás-

Mark agradeció a todo lo divino el que en ese preciso momento llegara una mesera a dejar lo que los idols habían pedido. Pero lo que nuestro querido amigo no sabía, era que mientras él se encargaba de agradecerle, Felix ya había soltado todo.

Chan lo miró con una expresión indescriptible. —¿De verdad?— Felix asintió repetidas veces, sonriendo con burla—. Wow— Mark le miró sin enteder, fue cuando se percataron de que la comida ya había llegado—. Ordenamos por ti. Espero que tus gustos no hayan cambiado— comentó con una sonrisa de labios cerrados, claramente intentando no reír.

—¿Qué dices? Si lo único que cambió fue su inexistente heterosexualidad. Yo sabía que esa novia que tuvo a los diez no iba a durar nada.

El canadiense le dio una mirada molesta al pecoso, aunque ya nada podía hacer porque tenía razón. —¿Por qué siquiera les conté eso?

Felix se encogió de hombros, bebiendo de su café. Soltó un sonido impresionado, estaba bastante bueno. —No lo sé. Teníamos diez.

—Supongo que estabas emocionado— dijo el rubio—. ¿Qué pasó con ella, de todos modos?

—Cierto— concordó el pecoso—. Nunca nos dijiste porqué terminaron, y perdimos contacto antes de siquiera pensarlo.

Mark dio un tragó a su bebida, desviando su mirada. Carraspeó. —Fue por algo tonto.

El mayor de los tres inclinó su cabeza, curioso. —Si fue tonto, ¿por qué fue lo que causó su ruptura?

Mark suspiró. No le gustaba evocar aquellos tiempos. En especial porque quizá se deprimió un poco, poquito, poquitín, casi nada, luego de lo sucedido. Y Donghyuck no estaba ahí para sacarlo de sus casillas, pues se había alejado de él por razones que desconocía.

Cupido | MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora