23. Primera cita [pt.2]

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Donghyuck soltó un sonidito gustoso, relamiendo sus labios y llevando otra cucharada de helado hacia su boca. —Lo diré siempre, el helado de Kookie hyung es el mejor. — comentó, llevando cucharada tras cucharada, disfrutándolo. Mark asintió, verdaderamente de acuerdo con lo que su casi novio (estaba pensando cómo hacerlo, ¿okey?) dijo.

El helado que preparaba Jungkook era el mejor que pudieron probar en sus cortos diecisiete (y casi diecisiete) años de vida.

—¡Oye! Yo puedo hacerlo mejor. — reclamó Taehyung indignado. ¿Por qué todos pensaban lo mismo? ... Aunque no podía negarlo, tampoco.

—Uhm... — murmuró el pelinegro, mirando al castaño. —No es por hacerte sentir mal, Tae, pero... ¿Recuerdas esa vez en que quisiste cocinar para impresionarme? — preguntó, el mayor pareció pensarlo. —¿Nuestro cuarto aniversario? — intentó, y algo pareció iluminar la mente de Kim.

—Bueno... — balbuceó, desviando la mirada, sus mejillas coloreándose de un adorable carmín. —Puedo hacerlo si tú me enseñas, supongo. — murmuró en voz baja, tanto que no habrían podido escucharle de no ser porque estaban cerca.

Jeon río, palmeando el hombro de su novio. —Claro, TaeTae. — aceptó, el otro bufó avergonzado. —Ahora regresa y haz tu trabajo.

—Sigo pensando que Jimin debería de estar aquí. — refunfuñó, obedeciendo de igual manera. —Hacer el trabajo solito es difícil...

Donghyuck y Mark rieron, uno por lo tierno de la escena y otro por imaginar lo que la pobre cocina tuvo que pasar. Ellos sabían muy bien que Taehyung era un poco torpe cuando de cocina se trataba. Por eso mismo Jungkook se encargaba de eso, y no dejaba que el mayor tocara nada sin su supervisión.

Cuando terminaron de degustar el delicioso postre, pagaron (o bueno, Mark pagó) y procedieron a salir del lugar para seguir con su cita.

Donghyuck se preguntaba si la bola de cotillas y Jungwoo todavía los estaban siguiendo.

«Sería estúpido no hacerlo.»

Rodó los ojos. Debería dejar de pensar en voz alta. Por lo menos Mark no lo escuchó.

Se sobresaltó al sentir una fuerza ajena tomando su mano, sonriendo al ver que el mayor por fin había tomado la iniciativa.

—Wow, Mork se está arriesgando. — silbó, afianzando el agarre y entrelazando sus dedos con los impropios.

—¿Podrías callarte? — masculló con falso enojo, sintiéndose repentinamente nervioso.

¿Su corazón siempre se había acelerado de esa forma cuando estaba con Donghyuck y apenas era consciente de ello?

Donghyuck rió, yendo a dejar un efímero beso sobre la suave mejilla del más pálido, viendo de reojo un flash provenir de uno de los arbustos que habían, ya que estaban pasando por el parque cerca de la estación de autobuses.

—¿Podrían al menos intentar ser discretos? — susurró, asegurándose de que el canadiense no lo escuchara, dándole una mirada fulminante a la castaña cabellera que resaltaba en el verde.

«Lo siento, mi error.» habló Lucas. «¿Podrías, por favor, dejar de mirarme así? Das miedo.»

El moreno bufó, quitando su atención del chino. Ya no podía arrepentirse de haberle dicho a Jungwoo que lo llevara consigo.

—¿Qué tanto miras? — preguntó Mark con curiosidad, extrañado al ver como algo se ocultaba en los arbustos. Decidió ignorarlo. Podría ser una ardilla o algo así.

—Nada. — negó. —¿Adónde vamos ahora? — preguntó, balanceando sus manos con lentitud, un sentimiento de satisfacción instalándose en su pecho.

Cupido | MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora