𝗙𝗢𝗥𝗘𝗦𝗧 𝗪𝗛𝗜𝗦𝗣𝗘𝗥𝗦┃𝗝𝗮𝘀𝗼𝗻 𝗩𝗼𝗼𝗿𝗵𝗲𝗲𝘀

Capítulo - 4

Let the hunt begin
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Desde una perspectiva diferente a la convivencia amena entre los jóvenes que preparaban sus alimentos. 

Los cuales están perdidos en la ignorancia de quien los acecha. 

El cual ha comenzado su cacería con maestría sin ser detectado. 

Una pareja que se había escapado de las obligaciones en los alimentos se metió en el agua. Chapotean un rato y comienzan a dejarse llevar por sus hormonas. Sin prestar atención, parado en la orilla se encuentra el asesino de Crystal Lake. 

Tranquilamente este alza una ballesta a la altura de su hombro, apunta la mira hacia los jóvenes que se besan abrazados del cuerpo uno del otro. 

Y entonces sucede, un disparo y la flecha se ensarta en los chicos. Atraviesa ambas cabezas, dejando salir la sangre que escurre por sus frentes. Sus cuerpos se aflojan para caerse por el peso inerte, pero antes de que ocurra, aquella flecha tenía una cuerda sujeta al extremo. El hombre deja su ballesta a un lado y comienza a jalarlos para traerlos a la orilla. En su recorrido, el agua va ondeando y tiñéndose de un color carmesí. 

Cuando están a sus pies ve su obra con detenimiento, ni un rastro de vida en los chicos. No pierde el tiempo, les envuelve el resto de la cuerda por sus cuellos, y tira de ellos para llevar sus cuerpos arrastrando por el camino de tierra a través del bosque. Los deja en un lugar donde no sean detectados. Nadie se dio cuenta de lo sucedido, lo realizó en silencioso y con gran destreza. 

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Los estudiantes siguen ajenos a su desgracia, varios de ellos se divierten, demasiado quizá. Habían logrado introducir alcohol en el campamento que los hizo entrar en ambiente relajado. 

Un par de quejas del profesor pero le convencieron de dejarlos disfrutar un poco. Y tal vez sea buena idea, que gocen de "la calma antes de la tormenta". 

Las siguientes víctimas las observa no mucho después. Se habían alejado con unas bebidas en la mano ni bien comenzó la cena. Una flecha más sale de la nada y atraviesa el pecho de una chica. Su acompañante la mira boquiabierto, su cuerpo tiembla y deja caer su bebida. Ve cómo la muchacha se desploma en el suelo y escupe sangre. 

Asustado tarda en reaccionar unos segundos para ver de dónde vino el proyectil. Sin verlo venir, a penas y gira su rostro hacia un lado cuando un objeto filoso le corta de un tajo la cabeza. Esta cae y rueda lejos del perímetro, dejando un rastro de sangre. El resto del cuerpo se desploma junto al otro. 

Otro escenario sangriento está frente al hombre enmascarado. La sangre se esparce por el suelo terroso, emanando de los muchachos. Nuevamente toma a los cuerpos, cada parte. Los lleva lejos de ahí sin ser descubierto, preparado para los demás, la noche apenas comienza. 

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Mientras todos están inmiscuidos en su alocada celebración, hay solo una joven que no se siente a gusto con todo esto. Demasiado ruido, interrumpen la tranquilidad del lugar que lo han convertido en una fiesta como las de la ciudad donde todo se salía de control en ellas. Regía el alcohol, la música estridente, bailes sensuales, personas actuando irreverentes, destruyendo todo y muestras exageradas de afecto en público. 

Necesita alejarse de todo el ruido y el caos que se a generado en poco tiempo. Muchos han desaparecido del radar y se imagina lo que harán. Espera encontrar un espacio tranquilo que no sea invadido por sus compañeros. 

— Parece que no se siente cómoda señorita Arden. — le dice su profesor al verla más lejos de la multitud juvenil. 

— Nunca he sido una ferviente admiradora de esto. — hace una mueca del bullicio que observa.