𝗙𝗢𝗥𝗘𝗦𝗧 𝗪𝗛𝗜𝗦𝗣𝗘𝗥𝗦┃𝗝𝗮𝘀𝗼𝗻 𝗩𝗼𝗼𝗿𝗵𝗲𝗲𝘀

Capítulo - 17

Memories
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Estaba un ambiente tenso e impaciente en la pequeña habitación de la cabaña.

Principalmente para la joven castaña; espera saber quién es la persona frente suyo.

Se miran el uno al otro. Quietos.

A primera vista su imponente porte la inquieta, ¿es alguien peligroso? ¿La dañaría?

Quizá esté equivocada en pensar que la podría lastimar pero al analizarlo más, aprecia muchas manchas de sangre seca en su ropa.

¿De quién era esa sangre?

Divagaciones. Lo importante era saber dónde estaba.

Vuelve a preguntarle algo al hombre. — ¿Dónde... — se interrumpe por la sequedad en su garganta.

Jason la observa atentamente hasta que la escucha carraspear un poco, tragando saliva inexistente.

— Agu-a. — logra articular.

No espera mucho después de escucharla y sale de la habitación.

— Oye... — trata de detenerlo al verlo marcharse.

Sin embargo, es tarde, ha desaparecido de la habitación. Dejándola sola.

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Un chico está de pie junto a la ventana de su habitación, mirando a través de ella.

Parece tan tranquilo afuera.

En realidad, cualquier cosa está mejor que su propio interior.

Los recuerdos de aquella mala noche donde el terror inundó todo su cuerpo, lo revive a cada momento desde que volvieron a casa.

Como el pánico de sus compañeros se veía a simple vista, escuchando sus gritos de horror, sus exclamaciones de auxilio, pidiendo que mostrara misericordia. Sin embargo, no funcionó. Nada lo hacía.

Intentaron huir del peligro pero no fueron capaces de escapar. No era posible. No de aquel hombre asesino.

Veía a aquel enmascarado matar todo a su paso, con tanta destreza y agilidad era impactante y aterrador.

No se detenía, avanzaba masacrando sin piedad alguna. Aunque ¿podría acaso haber un rastro de humanidad en él? No. Para Jeremy no la había.

Simplemente ese monstruo no podía tener compasión, no como los había atacado.

Aún podía ver la sangre emanar de los cuerpos que se cruzaba intentando huir. Los pedazos desmembrados de algunos, los rastros de sangre de otros y sintiéndose un inútil viendo cómo a su alrededor sus vidas se esfumaban en un parpadeo.

Todo era un completo caos que su mente hizo imaginar lo peor con su persona. ¿Sobreviviría? ¿Volvería a casa?

Responder positivamente era una vaga esperanza, pero el anhelo de supervivencia te hace ir más allá. Entonces fue cuando se encontró al profesor Williams, diciendo que pidiera ayuda y los rescataran. Corría eufórico, en ocasiones tropezando al ver a sus espaldas para corroborar que no estuviera cerca aquel sujeto y ser asesinado.

Pero su esfuerzo se vino abajo al no haber forma de pedir auxilio. Maldijo una y otra vez hasta llorar de impotencia. Respiro cuántas veces fuera necesario para calmarse aunque los gritos lo hacían difícil.

Desesperado se alienta a aventurarse de nuevo en el exterior y buscar ayuda. Fue cuando encontró a Olivia, su compañera rubia. Totalmente asustada y agitada. Trató de tranquilizarla también y así explicar que debían correr hacia la carretera.