El padre Juan volvía un tanto cabizbajo con aquél papel entre sus manos. Ahora todo era confuso para él.
Tomó el autobús que lo llevó directo a la parroquia.Justo a punto de ingresar, un hombre lo llama desde lejos:
—¡Padre Juan... Padre Juan...!
—¿Si? —voltea regalándole una sonrisa a aquél sujeto.
—¡Ah, menos mal que lo encuentro, necesitaba conversar un ratito con usted! ¿Tiene tiempo?
—¡Sí sí, no hay problema! —profirió Juan simpáticamente.
—Soy el papá de Facu, Facundo Reyes, usted le da clases catequesis.
—¡Ah si, Facu...! —dijo recordando el rostro del niño.
—Bueno... Yo quería hablarle sobre algo que él nos estuvo contando en casa. Es como que lo veo muy metido en el tema del infierno y el cielo. Nos contó que usted les dijo algo como que nuestros familiares fallecidos se están quemando, o algo así. Perdone padre, pero me parece un poco terrorífico lo que les está enseñando a los chicos. Facu todas las noches se pone a rezar por el alma de nuestros familiares fallecidos, lo cual no me parece mal. Pero siempre nos dice a su madre y a mí que si no lo hacemos, nos vamos a quemar... Y no se padre, pero necesito una explicación —dijo el sujeto con preocupación.
—Ah —hizo Juan una leve sonrisa—. No, creo que Facu distorsionó un poco todo. Yo le explico. Les enseñé el tema del purgatorio, que usted como católico sabrá que es dogma de fe —al escuchar esto el hombre frunció el entrecejo, confundido. Juan siguió—. Mire, les conté que luego de la muerte, si la persona fallece en gracia de Dios, y aun así dejó dolor en la tierra, por sus actos; para entrar al cielo completamente libre de pecado, debe pasar por una purificación. Bueno es algo un poco largo de explicar. En esta purificación, no es que el alma se quema literalmente, si no que es sentir la ausencia de Dios, es un dolor comparable a quemarse, pero mil veces más. Pero no se preocupe, no es nada del infierno, ni nada malo. En la próxima clase voy a conversar con él.
El padre del chico suspiró aliviado.
—¡Ah padre, yo pensé que era algo malo como que todos iban al infierno o algo así!
Ambos rieron.
—No, nada que ver. No se preocupe, en la próxima clase voy a conversar bien con ellos y... Un consejo, creo que no le vendría nada mal a los padres estudiar catequesis también —rieron a carcajadas.
—No lo sé, yo ya lo hice cuando era chico, pero ¿vio? a veces uno se olvida.
—Si claro, eso es normal —dijo Juan simpático.
—Bueno padre no lo molesto más, nos vemos el jueves que viene.
—¡No te preocupes, no es molestia. Chau que Dios te bendiga a vos y a tu familia!
—¡Gracias padre, Dios lo bendiga a usted también!
Ambos hombres se saludaron.
El padre del chico se fue y Juan no pudo evitar mirar seriamente a un sujeto de negro que lo estaba mirando desde lejos.
Hacía mucho calor, pero ese extraño hombre, portaba un sobretodo negro y un sombrero de ala ancha también negro.
Con mirada fría y penetrante, y una tez más blanca que la nieve, observaba atento al padre Juan. El joven sacerdote sintió un escalofrío, y un miedo recorrió todo su ser en un segundo. Con paso acelerado, ingresó de nuevo a la parroquia sin mirar atrás.
Muchas cosas extrañas estaban ocurriendo últimamente.
Una más en la lista...Buscó desesperado a su amigo, quién cuidó por unas horas, su querida parroquia. Preocupado le explicó todo sobre el viaje que debía hacer hasta Roma. Su amigo no pudo dejar de extrañarse. ¿Por qué solo a él? Roma está especialmente lleno de sacerdotes, es extraño que buscarán a uno tan lejos de allí.
Pero en fin esa noche el joven no podía dejar de leer una y otra vez la carta. Acostado en su cama, suspiró preocupado.
Ahora sólo restaba comenzar con algunos trámites, ya que el nunca había viajado al exterior.
Generalmente para sus obligaciones, Juan era un chico tranquilo, pero esta situación lo puso un tanto nervioso.
El viaje a Roma sería una realidad en los próximos meses.
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El tercer lugar [Terror]
Horror✝El padre Juan Aguirre, un joven sacerdote Argentino de 29 años, es escogido para custodiar una misteriosa iglesia en Roma, cuyo párroco desapareció sin dejar rastro. La razón por la que fue escogido no fue casualidad, si no que tiene una razón, es...