La Ceremonia de Inicio resultó más interesante de lo que había creído en un principio: el maestro de ceremonias, un hombrecillo que pareció salir de la nada, y que atendía al nombre de Herrmann, hizo su entrada triunfal con un elaborado cofre entre las manos, respaldado por dos guardias con los colores de la Corte de Otoño.
El monarca anfitrión, Eógan, pidió silencio antes de lanzarse a otro apasionado discurso como la noche anterior, en esta ocasión sobre la llegada de la nueva edición del Torneo de las Cuatro Cortes. Una oleada de excitación se fue extendiendo por todos los invitados cuando Herrmann, quien parecía ser el custodio del contenido de aquel lujoso cofre, lo puso entre las manos del rey de Verano, quien había permanecido en un discreto segundo plano hasta ese importante momento; el padre de Oberón lo abrió con cuidado, como si fuera un objeto demasiado delicado, desvelando su contenido: un grueso volumen antiquísimo que era el Códice de las Estaciones. Aquel objeto milenario atesoraba un gran poder y era el símbolo del Torneo de las Cuatro Cortes, que pasaba de unas manos a otras, permaneciendo en la corte anfitriona hasta que llegaba una nueva edición y debía ser transmitido hasta el próximo hospedador.
Todos contuvimos el aliento cuando Rhydderch y Eógan se acercaron el uno al otro ante la atenta mirada de Herrmann. El rey de Verano extendió el Códice hacia el anfitrión, en un simbólico gesto que pretendía representar el cambio, la tregua que tantos años atrás nuestros antepasados habían alcanzado en pos de un futuro en el que no se derramara más sangre inocente; mis manos cosquillearon cuando los dedos de Eógan se cerraron alrededor de la ajada cubierta de aquel pesado libro y, así de sencillo, dio comienzo la Ceremonia de Inicio.
Herrmann se interpuso entre los dos reyes y unió las palmas mientras su mirada recorría a la multitud allí reunida.
—El momento ha llegado —su voz resonó con firmeza, llegando a cada rincón del patio—. Cuatro jóvenes valientes, uno por cada noble corte, tendrán que triunfar a las pruebas que se les impondrán.
»Cuatro pruebas, una propuesta por cada corte. Ninguno de los reyes puede ayudar a ni uno solo de los campeones: deberán mantener silencio sobre en qué consistirán las pruebas, tampoco podrán intervenir para favorecer a ni uno solo de los campeones. La última prueba, propuesta por la corte anfitriona, será quien sentenciará quién de los cuatro participantes debe convertirse en el Campeón del Torneo.
»Recordad que no se permitirá ningún tipo de comportamiento deshonroso, y si descubrimos que alguien trata de romper las reglas, tendrán que enfrentarse a las correspondientes consecuencias. Pero, por favor, ha llegado el tan esperado momento de conocer a los campeones; que dé un paso al frente el primero de ellos.
La facción que pertenecía a la Corte de Verano, la anterior anfitriona, bulló de emoción al saber que era su hora. Recorrí con la mirada la hilera de rostros, cuestionándome si alguno de ellos sería el elegido por el rey para convertirse en el campeón de su corte; la tensión pareció incrementar hasta que un joven se abrió paso entre la multitud, que le jaleó mientras avanzaba hasta situarse frente a la masa de nobles pertenecientes a la Corte de Verano.
Estudié su cabello rubio oscuro, su piel pálida y sus ojos de color avellana. La complexión que podía intuirse bajo sus ropajes indicaba que no era un enclenque, y que posiblemente hubiera sido entrenado desde niño en el arte de la espada; su rostro no me resultaba en absoluto familiar y una gran parte de mí estaba ansiosa por conocer su identidad.
—Aldeur, heredero de Bryne —su voz resonó con claridad y sin un ápice de temblor—. Campeón de la Corte de Verano.
Un nutrido coro de gritos de ánimo se elevó desde los cortesanos de aquella corte que habían acompañado a su rey; la calurosa aceptación de sus congéneres hizo que el recién presentado campeón sonriera con satisfacción mientras se colocaba donde Herrmann le indicó con un gesto de mano.
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DAMA DE INVIERNO | LAS DOS CORONAS ❄ 1 |
FantasySu destino fue escrito como una tragedia. Mab nunca tuvo una vida fácil, en especial cuando su padre la nombró heredera y futura reina de la Corte de Invierno. Siempre bajo la inquisitiva mirada de aquéllos que no creían que fuera una opción apta pa...