| ❄ | Capítulo diecinueve

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Los planes de mi madre de organizar un baile de bienvenida en honor de lady Dorcha y lord Alister provocaron que el palacio saliera de su estado casi dormido, pasando a uno rebosante de actividad. Todo el servicio —y parte de la corte— bullía de excitación ante la expectativa; mi madre y su séquito de damas se pasaban gran parte del día encerradas en los diversos saloncitos con los que contaba el segundo piso del palacio, disfrutando de la calidez que les proporcionaban las chimeneas encendidas mientras se encargaban de organizarlo todo.

Un mensaje procedente de Horth, una aldea situada a pocos días de camino, nos hizo saber que el conde Vaysser estaba a punto de llegar a la capital. Lord Alister así nos lo informó, tanto a Nicéfora como a mí, en una de nuestras ya habituales visitas al invernadero, lugar que parecía haberse convertido en el rincón preferido del primogénito de lady Dorcha en el palacio.

—¿Vuestros hermanos también viajan junto a vuestro padre? —pregunté, observando al joven divertirse con una de las enredaderas cuyas flores se deslizaban desde el techo como estalactitas naturales. Nif reía a su lado, poniéndose de puntillas con el propósito de alcanzar algunos de los pétalos.

Al ver que lord Alister no respondía inmediatamente, creí que no me había escuchado. Nuestra relación —si es que podía definirse de ese modo— continuaba estancada en ese punto de fría y cordial indiferencia el uno con el otro; mi madre y lady Dorcha ignoraban de manera deliberada la visible distancia que nos separaba, todavía convencidas de que existía una posibilidad de que todo cambiara y, de la noche a la mañana, quizá descubriéramos lo bien avenido que podía ser nuestro futuro matrimonio.

Los segundos siguieron transcurrieron sin que recibiera respuesta alguna, lo que me hizo pensar que estaba ignorándome a propósito. Apreté las mandíbulas con fuerza, conteniendo mi incipiente rabia por aquel desaire; la vocecilla que había escuchado en días anteriores, susurrándome que me deshiciera del lord inmediatamente y pusiera fin a ese maldito teatro, volvió a resonar en mis oídos. Animándome. Seduciéndome.

Me aclaré la garganta de forma bastante audible, lo suficiente para que Nicéfora dejara de reír y lord Alister se dignara por fin a mirarme. Sus ojos me contemplaron con su habitual frialdad y yo me pregunté, de nuevo, por qué no ponía punto y final a todo esto, volviendo junto a su familia a Ymdredd.

—Disculpad, Dama de Invierno —entrecerré los ojos al no atisbar ni un ápice de arrepentimiento en su voz—. ¿Qué decíais?

Esbocé una sonrisa cargada de veneno.

—Si vuestros hermanos viajan con vuestro padre hasta aquí o si han preferido quedarse en Ymdredd —repetí con fingida suavidad.

La mirada de Nicéfora alternaba entre lord Alister y mi rostro, preocupada. Ella era testigo de ese tipo de momentos, donde la tensión aumentaba exponencialmente, amenazando cualquier día con estallar. No obstante, y como siempre que llegábamos a ese punto, se quedó en silencio, sin querer tomar partido por ninguno de los dos.

Por mí.

—Ellos también viajan junto a mi padre —confirmó lord Alister.

Por supuesto que no perderían la oportunidad. El tiempo que lady Dorcha y su hijo llevaban allí, como nuestros invitados, habían generado una gran cantidad de rumores sobre su prolongada estancia, provocando que los lobos de la corte se afilaran las garras en las sombras mientras aguardaban su oportunidad.

Eso incluía a los otros hermanos de lord Alister.

Nicéfora decidió intervenir, dando una sonora palmada.

—Estoy deseando conocerlos —dijo, poniendo el suficiente énfasis para intentar romper la tensión que flotaba en el ambiente.

La expresión del lord se suavizó unos segundos, cuando desvió sus ojos hacia el rostro de ella, los suficientes para que yo pudiera advertirlo antes de que su habitual máscara donde mantenía sus sentimientos bajo control. Fingí no haber sido consciente de ese pequeño detalle, dispuesta a almacenarlo para poder pensar después cómo emplearlo a mi favor.

DAMA DE INVIERNO | LAS DOS CORONAS ❄ 1 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora