Narra Santiago
Mientras manejaba pensé en todas las palabras correctas para decir, pero nada lo suficiente bueno me ocurrió, comenzaba arrepentirme de todo.
Me tome unos minutos antes de tocar la puerta, ella se abrió a los segundos, parecía estar ahí parada al otro lado esperando que yo llegara.
Creo que me saludo, creo que escuche un hola de su parte pero yo no podía concentrarme en decir nada. Tenía una gran sonrisa brillante, los labios estaban pintados en rojo quedaban bien a su piel, un vestido de flores corto, iba escotado el pecho, pero no demasiada. Tacones la hacían verse casi a mi altura.
Renata: Sigues ahí, Santi? Renata había dejado de sonreír y me observaba con susto en su mirada.
Santiago: Lo siento, lo siento. Intente sonreír. - Te ves muy guapa. Ella sonrío sin mostrar los dientes y sus mejillas se tornaron rosadas.
Renata: Dijo lo mismo para ti!
Santiago: Vamos? Pregunte
Renata: Sí, claro!
Aparque el auto a un lado en la calle y caminamos hacia el muelle.
Renata: Qué lugar más de locos! Renata observa el mar con los ojos brillantes de emoción. Estábamos en una zona de botes, habían casas alrededor, todas muchos iluminadas y muchos restaurantes.
Santiago: Tienes que parar por aquí. Le dije, estábamos en medio del muelle. - Y prometerme que a partir de acá mantendrás los ojos cerrados.
Renata: En sério? Ella se rio.
Santiago: Te gusta las sorpresas?
Renata: Por supuesto que sí!
Santiago: Pues no lo arruines! Rodé los ojos y ella cerró los ojos.
Camine intentando no hacer ruido para que ella no supiera en donde estaba, cuando llegué al auto saqué el ramo de flores y volví a su lado en unos segundos.
Me pare frente a ella sosteniendo as flores y cuando ya estábamos ambos dentro del bote, había soltado las sogas con las que el bote se ataba el muelle y Renata parecía nerviosa.
Santiago: Puedes abrir los ojos!
Renata abrió los ojos de golpe y miro a sus alrededor, detuvo sus ojos en las flores que sostenía en mi manos, me regalo una gran sonrisa y yo me sonríe de vuelta como un imbecil.
Renata: Son para mí? Asentí con la cabeza sin entender su pregunta, pero ela me arrebato el ramo de las manos y absorbió el aroma de las flores. - Son mis favoritas, como lo supiste?
Santiago: Esa es otra pregunta que aún no estoy dispuesto a responder. Me reí
Renata: Qué es todo eso, Santi?
Santiago: Las preguntas son para después de lo paseo.
Camine hacia la cabina para encender el motor y ella me siguió.Renata: Sabes manejar eso?
Santiago: Por que tendría uno si no pudiera manejarlo?
Renata: Espera, es tuyo?!
Santiago: Creí que me estaba robando el bote de alguien? Ella se rio. - Te gusta?
Renata: Nunca había estado en uno de estos. Me dijo. - Es fantástico, me encanta!
Santiago: Ven, puedes dejar las flores por ahí. Extendí mi mano para que ella tomara y ella aceptó, camino detrás de mí hasta que salimos de la cabina al borde del bote.