Capitulo 67

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Narra Santiago

Salí del salón de clases para encontrarme con Pilar esperándome afuera, un chico estaba intentando hablar con ela. Ella asentía las palabras de él pero no parecía estar interesada en absoluto, en cuando sus ojos vieron ella sonrío, le dijo algo rápidamente al chico y se acercó corriendo hacia mi.

Pilar: Que alivio! Me dije al tomar del brazo para que camináramos fuera del academia. Eran las cinco de la tarde y no teníamos nada más que hacer ahí.

Santiago: No te cansas de romper corazones, Pili? Pregunte con burla

Pilar: Tienes que comenzar el rumor. Me dijo y yo la vi de reojo sin entender nada. - Tu di que soy lesbiana a todos chicos que te pregunte. Mañana mismo me haré un fotomontaje besado a una chica.

Me reí, porque Pilar decía eso con toda la seriedad del mundo.

En el instituto Pilar era la chica con la que todos querían salir. Pero nadie lo había conseguido, nadie había conseguido robarse tu corazón a excepción de mi mejor amigo, claro. En la academia no era muy diferente, llevábamos una semana ahí pero unos cuatros hombres me había preguntado por ella.

Pilar: No es una broma, Santi

Santiago: Que será que ninguno de esos galanes llama tu atención, eh? Eleve una ceja y ella rodó los ojos. Ya estábamos llegando al edificio donde nos quedamos. - Será que no hay nadie que llame su atención porque aún tienes a alguien, que sé yo, muy pegado en el corazón?

Pilar me soltó del brazo en cuanto terminamos de cruzar la calle, la mire tenía la cara de amargada.

Pilar: Siempre he sido así. Me dijo elevando los hombros. - Solo intento volver a la Pilar de antes.

Santiago: Antes de Purre? Pregunte mientras entrábamos en el ascensor

Ella me lanzo una mirada y no volvió a decir nada, porque subirán otras personas junto con nosotros. Fuimos a nuestras habitaciones. Y Pilar dijo que quería dormir. Yo fue hablar con Renata la extrañaba mucho.

Estaba a decir en la vídeo llamada por la milésima vez que la extrañaba cuando alguien toco la puerta, le dije a Renata que me esperara que suponía que era Pilar.

Santiago: Qué haces aquí? Lo hice entrar en la habitación lo más rápido que pude.

Purre: Tenemos que hablar.

Santiago: No podías enviarme una mensaje antes?

Purre: Es algo sério.

Santiago: No voy a ayudarte a acercarte a ella.

Purre: Jorder Santiago!

Renata: Santi? Desvíe mi mirada al teléfono sobre mi cama, y para mi desgracia Purre se acercó antes a la cama, se sentó en ella y tomó el teléfono.

Purre: Hola Rena! Él la saludo y yo rodé los ojos me sentaba a su lado.

Renata: Purre. Dijo ella un poco asombrada. - Que gusto verte tan bien.

Santiago: No estás bien.

Purre: Lo estaré pronto, cuando tu novio me ayude con Pilar.

Santiago: No lo haré. Me negué

Renata: Sí, lo hará!

Entrecerré los ojos mientras veía la pantalla, podía negarme a Purre pero nunca a Rena, dejé escapar un suspiro pensado y me preparé para lo que venía.

-

El plan era el siguiente

Yo debía llevar a Pilar a un bar donde preparaban hamburguesas. La verdad yo nunca había estado ahí, pero era al lugar que Purre me había pedido para llevará.

En ese preciso momento estaba viéndola por encima del menú que sostenía con mis manos frente a mí cara, ella también tenía su menú y lo leía con el ceño fruncido.

Pilar: Santiago no hay ninguna hamburguesa en el menú. Dijo volviendo su mirada a mi.

Santiago: Hamburguesas? Me reí de nervios. - Dije hamburguesas? En realidad quería decir pizza. Levante la vista y ella me observaba con una ceja arqueada obviamente sin creer no un pisca no que yo estaba hablando.

Pilar: Mmmm. Está bien. Murmuró dejando el menú a un lado.

Estaba seguro que iba a contar todo mi plan cuando abrí mi boca, sus ojos se encontraron en otro punto lejos de mí, me gire para verla lo que ella veía y era él.

Pilar: Qué mierda! Volví a mirarla y Pilar estaba reafirmando el gorro de su sudadera en su cabeza y tomando su teléfono para huir.

Santiago: Espera, qué haces?

Pilar: Es Purre, Santi. No quiero que me vea. Ella se escabulló de su asiento, - Tú lo has planeado eso. Susurro

Santiago: Qué? No, claro que no.

Pilar: No engañas a nadie.  Dijo furiosa, se aferró a su bolso colgando en el hombro, y salió hecha una fiera en dirección contraria a donde Purre había entrado.

Narra Pilar

Me aferré a mi sudadera porque una rajada de viento me golpeo duro y me hizo tener ganas de girarme y regresar adentro.

Pero adentro estaban todos mis miedos y malas decisiones, así que no iba hacerlo.

Santiago me había llevado a ese lugar así que claramente yo no sabía en donde estaba parada, estaba frente a un estacionamento de autos pero yo no había llegado en auto. Debía tomar un autobús hacia la academia pero no veía ni una sola parada de autobuses.

Purre me había complicado la vida desde el momento en que lo conocí. Me había mentido en innumerables ocasiones, me había hecho ser la chica, que arruina relaciones ante el mundo entero, por su culpa recibía odios de tantas personas que yo ni siquiera conocía, había traicionado la confianza de mis padres por él, era acosada por la prensa por él, había botado las paredes que tanto que habían costado construir a mi alrededor por él.

Y yo me había convertido en una boba sensible que llora la noche esperando a su príncipe. Me había dejado inundar por la tristeza de la situación y ahora no era más que alguien intentando salir del hoyo que había cavado yo sola y en el que me había lanzado de cabeza.

En menos de lo que esperaba una mano estaba puesta sobre mi brazo, queriendo hacerme girar, y mi mundo se había paralizado.

Me gire lento, en mi imaginación estaba preparada para ese encuentro pero al ver su rostro me arrepentí de todo.

Me arrepentí de no haber intentando el maldito cuento de hadas.

Porque sus ojos tenían ese brillo que yo conocía muy bien, tenía ojeras debajo de los ojos, pero él a diferencia de mi al contrario de verse delgado y desgastado. Él se veía mejor que nunca. Su cuerpo de modelo de revista estaba intacto, o eso era lo que me dejaba ver la ropa que lo cubría, él no llevaba una chaqueta, solo una camiseta,estaba ahí parado frente a mí, aguantándose el frío con la nariz roja los ojos llenos de felicidad pero con una expresión en el rostro que yo no era capaz de descifrar.

Pilar: Suéltame. Le rogué en su sussurro. No sabía a dónde había ido mi voz.

Purre: Estas diferente! Dijo, mas para él que para mi. Sus ojos me escanearon de los pies a la cabeza, pocas cosas habían cambiado en mi, pero quizás eran muy notorias, mi delgadez era una de esas, mi pelo ya no era tan largo. Pero estaba segura que no era eso lo que él se refería.

Pilar: Te he pedido que me sueltes, Purre.
Forcejeé contra su mano pero no pude, él tenía su mano muy apretada a mi brazo y comenzaba a molestarme.

Purre: No puedo hacerlo, Pilar.

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