Narra Purre
Purre: Escúchame. La pedí, por primera vez seguro de las cosas que quería decir.
Pilar: No hay nada que necesite escuchar de su parte. Dijo, sin mirarme pero el semblante serio. Una grieta aún más grande se abrió paso a mi corazón.
Purre: Eso no lo sabes.
Sus ojos azules se encontraron con los míos y mi corazón latió más rápido de lo normal, pensé que iba a largarse, que iba a soltarse de mi agarre y decirme que no volviera a buscarla nunca más, pero lo único que hizo fue verme, con los ojos llenos de asombro, con la boca entreabierta y seguramente en su cabeza debatiendo cual sería su siguiente movimiento. Por qué yo era todo impulsos mientras que ella era todo meticulosidad.
Pilar: Bien.
Purre: Bien? La mire sin creérmelo
Pilar: Habla, pero suéltame. Ella movió su brazo y yo la solté, tan siquiera recordaba que mi mano estaba ahí, una nueva sensación apareció. Estaba nervioso de tenerla ella tan cerca, de las palabras que iba a decir, estaba nervioso porque sus ojos podían manipularme a su antojo, porqué recordé como el roce de su piel con la mía hacía sentir vivo, estaba nervioso porque después de aquello o todo sabía muy bien, o salía malo.
Purre: Lo siento. Murmuré y ella se alejó unos pasos a mí. - Prometo que será la última vez que hago eso. Ella asintió, me dispuse a hablar, con la honestidad que jamás nunca antes había tenido, - Pilar yo... Suspiré, estaba costándome más lo que esperaba. - No deje de pensar en ti uno solo día. Comece, estaba viéndola pero no quería concentrarme en sus expresiones, de todas las formas ella parecía una roca. - Sé que soy egoísta, y sé que hice mal en decir todas esas estupideces en aquella entrevista y sé que pude haberte daño y lo siento si fue al caso. Hacerte daño es lo último que quisiera. Porque yo te quiero, vale? Te quiero y no puedo dejar de hacerlo, lo intenté no pensarte, intenté olvidarme de las cosas que habíamos vividos juntos y no pude. Pilar, vos estas aquí.
En un movimiento rápido tome su mano y la lleve a mi pecho, sobre mi corazón.
Purre: Desde que te fuiste intento no quererte, intento creerme las palabras de los demás. Lo que todos dicen, que es tu forma de ser, que eres una rompe corazones y yo he sido más que un chico más para tí. Quiero creerlo para poder odiarte pero no puedo. Pili, no puedo porque lo sentí todo demasiado. No voy a creerme que no sentiste nada por mí la última noche en París, que no sentiste nada por mí la primera vez me besaste o las muchas otras ocasiones que tuvimos. Me confesaste sus mayores miedos y yo te confesé mis más oscuros recuerdos. Dime que vos está mal, Pilar. Te juro que por ti cambiaría al universo entero, dime que aún me quieres, dime lo que necesites porque voy a dártelo.
La piel bajo mi mano ardía, el contacto helado con su mano sobre mi pecho quemaba, de la buena manera. Los ojos de Pilar estaban cristalizados y estaba seguro de que los míos también. Espere una respuesta pero el silencio fue lo único que reino entre ambos durante unos segundos, después solté su mano.
Purre: Y si no es así entonces dime que es verdad, que ya no sientes nada y que yo no soy lo que quieres.
Que ella me dijera esas palabras era probablemente lo último que quería en la vida, y haberlas dicho en voz alta aunque hubiera pesando ya en otras ocasiones me rompió el corazón. Descobrir que después de todo podía querer de la forma en la que quería a Pilar había sido por lejos uno de las mejores desgracias de mi vida.
Pilar: Dijiste que yo no significaba nada para ti. Murmuró. - Y no solo eso, mentiste diciendo que yo solo quería un poco de fama. Tienes idea de todo el odio que recibo diariamente, Purre?
Trague duro, claro que tenía idea.
Purre: Lo siento, Pilar..
Pilar: No, Purre, no. Eso fue un error para siempre.
Y esa fue la gota que derramó el vaso.
Purre: Por qué mierda dices eso?? Le grité. - La que se fue fuiste tú, Pilar! Qué querías que hiciera? Pensaste que yo sabría que iba a volver a verte? Y no me digas que no te busque porque tú me lo pediste, yo estaba dispuesto a todo y tú no pudiste por un segundo dejar tu miedo a un lado.
Me aleje unos pasos de ella porque necesitaba volver a respirar, había lágrimas cayendo por mi mejilla. Pilar no dicho nada pero yo ya lo sabía todo.
Pilar: No quiero esto, Purre. Susurro y fue lo suficiente.
Purre: Te deseo lo mejor, Pilar!
Me gire y busque mi camino, un camino que jamás volvería a cruzarse con el de ella.
Narra Pilar
Trague duro mientras sentía un par de lagrimas heladas resbalar por mi mejilla, eso había sido todo. Su figura se perdió en la oscuridad de la noche, no distinguí el camino que tomo por parte lo agradecí porque así no podía seguirlo y arrepentirme de lo que acababa de decir.
Había una desconexión entre lo que pasaba en mi cabeza y lo que sentía en mi corazón. Le había dicho que no lo quería! Que yo no lo quería! Madre mía Pilar.
Quizás yo era una rompe corazones pero la única persona que me estaba rompiendo el corazón en ese mismo momento era a mi misma.Yo no solo lo quería, yo estaba enamorada por él, lo amaba mucho.
Y lo sabía porque lo único que podía escuchar mientras lo veía marcharse era mi corazón romperse. Lo sabía porque esa noche teniéndolo tan cerca lo único que había querido hacer era correr a sus brazos. Lo sabía porque sus palabras me habían calado en lo más profundo de mi ser.
Y sin embargo no lo había dicho.
Nunca lo dije. Ni la noche que él me dijo que me quería por primera vez, ni la vez que dijo que estaba enamorado por mi. Yo nunca lo admití.
Y ahora era muy tarde para hacerlo.
Tenía demasiados sentimentos encontrados y lo único que podía hacer era llorar. Esa noche había terminado nuestra historia, jamás me había visto la desilusión tan marcada en su mirada, era obvio que estaba cansado de ir detrás de mí.
Santiago apareció minutos después, me encontró llorando desconsolada en la parada del autobús, se disculpó conmigo pero yo no dije nada, no lo culpaba, ya no estaba molesta con él. Ya no sentía nada más que el gran vacío adentro de mi.