Capítulo 1

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Bienvenido a Los Santos

Me bajé del coche. Mi hermano me había dicho que era aquí. Estaba en lo que se llamaba «garaje central» había mucha gente. Empecé a mirar alrededor pero no veía nada.

-¡Fargan!- Oí la voz de mi hermano.

Me giré y venía directo a mí. No pude evitar esbozar una gran sonrisa al verle, le echaba de menos. Nos fundimos en un enorme abrazo.

-¿Qué tal? ¿Cómo te va?- Pregunté sin dejar de sonreír.

-Pues me va fenomenal, estoy trabajando con unos amigos en su taller- Contestó feliz.

-¿Enserio?- Pregunté- ¿Cómo conseguiste el trabajo?

-Aquí si caes bien, la gente te ayuda. Pero tienes que saber con quién te juntas- Dijo con un toque de seriedad en la última frase.

Me quedé un poco atónito ante su seriedad, parecía saber muy bien de lo que estaba hablando. Casi era preocupante.

-Bueno, vámonos- Ambos nos montamos en mi coche y él me indicó en el GPS a dónde teníamos que ir.

-En el garaje central puedes dejar tu coche si te apetece, no hace falta que lo dejes en el parking de tu casa. Hay días que nos hay espacio y he tenido que aparcar aquí. Es un lugar seguro y protegido por la policía de noche- Explicó.

-Había mucha gente allí- Dije sin mirarle, puesto que estaba conduciendo.

-Sí, te parecerá raro pero mucha gente va allí a hablar sobre negocios- Contestó mientras nos bajábamos del coche.

-¿Negocios?- Pregunté extrañado, mientras me ayudaba a bajar las maletas.

-Ya lo verás, hermano- Braxxter fue hacia la puerta de la casa. Era más bien un piso.

Estaba muy bien cuidado. Me enseñó mi habitación y ahí dejé mis cosas. Nos dirigimos al salón. Él trajo unos refrescos y nos sentamos.

-Gracias por dejar que me quede contigo- Dije mirándole. Él sonrió y luego le dió un trago a su Coca-Cola.

-Cómo en los viejos tiempos. Además, siempre te darán una una bienvenida siendo mi hermano- Contestó.

-¿Por qué?- Pregunté antes de beber de mi refresco.

-Me llevo muy bien con gente importante de aquí, es más, trabajo para ellos. Es un taller que lleva la familia de los Tinaja García, desde hace unos tres años que trabajo allí- Dijo orgulloso.

-Interesante- Le miré feliz al ver el orgullo en sus ojos- ¿Y aquí hay buenos bares?- Braxxter se echó a reír y me contagió la risa.

-Ay, Fargan, como te gusta lo que te encanta- Dijo riendo- Aquí los bares abren cuando los dueños quieren.

-¿No tienen horario establecido?- Pregunté extrañado.

-No. A veces incluso pueden pasarse, sin abrir el local, una semana- Contestó.

-¿Enserio? Vaya pérdida de dinero...- Comenté.

-No te creas, hermano. Aquí los bares, los llevan dos bandas. Consiguen el dinero de otra forma- Hizo una media sonrisa, yo le miré sin entender- Te queda mucho por aprender aquí...- Dijo antes soltar una carcajada.

No entendía bien lo que sucedía aquí. Había oído de la alta criminalidad de esta ciudad, así que podía imaginarme más o menos lo que esas bandas hacían.

Seguimos hablando un poco más, llevábamos mucho tiempo sin vernos y sin hablar. A veces me parece increíble que mi hermano me siga teniendo aprecio después de tanto tiempo sin dirigirnos la palabra.

Puesto que estaba muy cansado decidí irme a la cama, eran altas horas de la noche.
Me quedé un momento pensando en esa gente de la que hablaba mi hermano, tenía un mal presentimiento y, a la vez, sentía que estaba seguro con la amistad de esa gente.

[...]

Me desperté por el rico olor a bacon y huevos, mis hermano estaba cocinando.
Me dirigí a la cocina y di un gran bostezo.

-Ya despertó el bello durmiente- Dijo riendo mientras seguía atento a la sartén.

-¿Vas a ir a trabajar hoy?- Pregunté sentándome enfrente de la barra.

-Seguramente- Contestó sirviendo el desayuno- ¿Por qué? ¿Quiéres trabajar conmigo? Seguro te harán hueco, necesitan gente.

-No me vendría nada mal...no quiero que lo andes pagando tú todo- Dije mirándole.

-Escucha, no te agobies ahora por eso, me pagan muy bien y si me puedo mantener yo de sobra, podré con ambos. Así que tranquilo- Dijo poniendo una mano en mi hombro antes de dirigirse al baño.

Comencé a comer pensando el positivismo de mi hermano. Siempre ha sido así, optimista y dispuesto a ayudar a los demás. Le ve todo lo bueno a las cosas.

Limpié el plato y en eso llegó mi hermano, recién salido de la ducha, quién se puso a desayunar. Yo fui al baño y me duché.

En estos momentos estaba volviendo a mi infancia. Vivir con mi hermano. Aún no me lo terminaba de creer.

Volví con él y ambos nos montamos en el coche dispuestos a ir al garaje de los Tinaja.

Continuará...

Callejeros [Fargan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora