Capítulo 18

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En la boca del lobo

Nuestro primer trabajo para los Lobos era hacer una entrega de armas para un grupo pequeño de personas que querían realizar un atraco, seguramente.

Lobo pidió que yo fuera en un coche y mi hermano en otro con él. Se me hizo extraño, lo bueno que iba Sergio, así que no me sentía solo con un desconocido.
Por alguna razón, mi hermano era quien conducía el coche en el que iban él y Lobo.

-Te resultará raro que te haya pedido que fuera conmigo de camino al Vanilla- Braxxter miró un momento a Lobo y luego volvió a mirar a la carretera.

-La verdad que no estaba pensando en eso- Contestó él.

-Solo quería preguntarte algo.

-Te escucho.

-¿Por qué lo hiciste? ¿Qué tan importante son para ti los Tinaja que traicionaste a una mafia que puede matarte? Incluso te sacrificaste por ellos- Braxxter suspiró- Solo quiero saberlo...

Parecía que él se iba a quedar en silencio y cuando Lobo no obtuvo respuesta, pensó que se iba a quedar sin ella y era mejor rendirse.

-Mi hermano y yo, tuvimos que cuidarnos mutuamente por mucho tiempo- Pero Braxxter habló y eso sorprendió a Lobo- Tenemos distinto padre y misma madre, Fargan es el mayor y su padre decidió abandonarlos a ambos y más cuando se enteró que mi madre estaba embarazada de otro hombre. Otro hombre que tarde o temprano murió de un suicidio, con patillas para dormir.

-Debió de ser...duro. También lo pasé mal cuando mi madre murió- Contestó Lobo.

-La verdad no lo fue, ninguno de los dos conocimos a nuestros respectivos padres. Pero pronto nuestra madre murió y sí que nos dejó...muy afectados. Tenía 18 años y mi hermano 21. Decidimos mudarnos. Y bueno, mi hermano fue al ejército durante un corto periodo de tiempo. Descubrió que dentro del ejército había una banda, que trataba de sacar a la luz secretos del gobierno. También había otro grupo que les creaba una especie de guerra para que los secretos no salieran a la luz. Pagados por el gobierno, aún eran muchos más que aquella banda. Pronto Fargan se unió a ellos y contrataron a una mafia. No sé cuál y mi hermano tampoco se acuerda de ella, ha pasado mucho tiempo. Robaron armas militares y las entregaron a la mafia, para intimidar al grupo que defendía al gobierno. El jefe de la banda era un entrenador del ejército, e investigó más a fondo sobre los secretos. Una noche descubrió algo muy oscuro que nunca supimos que fue. Llamó a mi hermano para que se reuniese con él y así poder darle la información. Pero cuando mi hermano llegó, el jefe estaba totalmente tirado en el suelo, desangrándose por un disparo en el pecho y lleno de heridas y moretones por todo el cuerpo. Él le dijo que la información estaba bien guardada y en ese momento, la policía llegó y lo último que vio el jefe de la banda, es cómo arrestaban a mi hermano.

-Y ese es el momento en el que fue a la cárcel- Siguió Lobo.

-Sí- Contestó Braxxter- Le fui a visitar varias veces y en la ciudad me miraban como si yo «también», hubiera asesinado a ese hombre. Fargan se hartó y me dijo que comenzara una nueva vida, en otra ciudad muy lejos, me cambié el apellido y mi vida por completo.

-Lo siento...- Fue lo único que Lobo pudo pronunciar.

-No es nada- Braxxter se aclaró la garganta- Son ellos ¿no?

Se veían dos chicos y una chica con cascos de moteros.
Parecía que estábamos en un granero.

-Sí, bajar con Sergio, tengo que hablar con mi padre- Dijo Lobo.

Braxxter se puso su máscara y bajó. Se reunió con Sergio y conmigo.

-Vale, habíamos quedado con un millón por todo- Dijo Sergio.

Uno de los chicos asintió y empezó a sacar un maletín del maletero de un coche. Me sorprendí enormemente por aquella enorme cantidad de dinero. Entre los tres empezamos a sacar las armas del furgón y entregárselas.

Pero algo no me cuadraba, el total silencio que había era abrumador. En un momento, nos apuntaron con las armas que les habíamos dado.

-¿Qué coño?- Preguntó Sergio mientras levantábamos las manos.

-Tranquilos, si cooperais con nosotros, no os pasará nada- Dijo uno de ellos.

[...]

Estas personas nos llevaron atados hacia unas casas, estaban todas abandonadas.
Me preguntaba que era este sitio y mi hermano se preguntaba dónde estaba Lobo y porqué había desaparecido cuando nos secuestraron.

Nos pusieron a cada uno en una habitación de una de esas viejas casas.

De rodillas y atados de manos. Me mantenía mirando al suelo. Ya estaba pensando en la historia que les iba a contar.

-Bien, la cosa es muy sencilla. Solo quiero que me digas para quién trabajas y podremos liberarte junto con tu hermano y tu amigo- Dijo el hombre que tenía con una escopeta, delante mía.

-No he tenido el placer de conocerlo- Dije mirándole.

-¿Cómo sé que me dices la verdad?- Preguntó.

-¿En estos momentos es comprobable algo?- Pregunté.

El chico suspiró.

-¿Tienes algún nombre?- Preguntó.

-Paula- Casi me parto de risa delante de él, pero fue el primero que me vino a la cabeza.

-¿Paula?- Preguntó- ¿El jefe de la mafia es una mujer?

-Claro- Ni yo estaba seguro de lo que decía, pero no podía traicionar a la mafia.

Oímos un grito y pude saber que era procedente de mi hermano.

-Parece que tu hermano va a tener un dedo menos- Dijo el hombre.

-¡Te estoy contando lo que sé! ¡Dejar a mi hermano ahora!- Exclamé furioso.

-Tú me lo estás diciendo, él quizá no abrió tanto la boca- Dijo.

Acto seguido me pegó un puñetazo en la cara, me dejó en el suelo. Notaba como me sangraba la nariz. Solté un quejido al notar cómo me había pateado el estómago.

-Hijo de perra- Solté en un momento.

-Qué pena- Dijo él- Ahora será mejor que empieces a hablar o lo próximo que perderá tu hermano, será la cabeza.

Le miré.

Continuará...

Callejeros [Fargan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora