🍒 Capítulos 14 🍒

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Los dreamers se encontraban a pocas horas de llegar a París cuando Flavio decidió emprender el vuelo a las afueras de Nápoles. Era de madrugada, pero valía la pena aquellos momentos de seguridad. Sus alas se movían apaciblemente mientras mantenía la vista clavada en el horizonte. Estaba, ciertamente, preocupado por aquel grupo. Estaban haciendo una especie de "suicidio" con su libertad, pero entendía sus motivaciones. Lo que lo tenía incluso más preocupado fue lo sucedido antes de partir. Aquella crisis que tuvo Nori justo después de comenzar a hablar de Franccesca lo inquietaba.

En el campo, la gente suele despertar junto a los rayos del sol para aprovechar de mejor manera el día. Y así funcionaba la hacienda del Nanno. Cada uno colaboraba en las tareas que necesitaban realizar. Nadie se quedaba parado, todos se ayudaban mutuamente. Especialmente por un hecho que no era menor. Todos allí eran buscados. No, por la policía no. Era por la mafia. La dichosa Passione los buscaba.

Muchos miembros dentro de aquella mole ilícita llamaban al grupo como "Avverssione" al estar en contra de ellos. Algunos buscaban venganza, otros eran resentidos con la organización y otros lo hacían en busca de una Italia mejor, pero todos tenían algo en común. Aquello era aplastar al jefe de la mafia, Solido Naso, y desintegrar la mafia. Era muy complicado, pero poco a poco conseguían obtener más información del jefe. Sin embargo, ocurría algo extraño. Al intentar escarbar en el pasado de Solido, no encontraban nada. Sospechaban que estaba haciendo una jugarreta muy maquiavélica con ellos. Pero al intentar interrogar a miembros -traidores- de la organización, pero no tenían ni idea de quién era el que movía las cuerdas dentro de aquella entidad. Claro, todo eso antes de que los guardias del jefe hicieran desaparecer los.

Flavio aterrizó en la hacienda del Nanno sin muchas dificultades. Había una neblina costera muy espesa, el Hombre con Alas a duras penas podía ver su nariz. No estaban muy cerca de la playa, pero tampoco increíblemente lejos. Entró a la gran casona del anciano con un paso pesado. Fue directo a la cocina y cogió una manzana y comenzó a comerla.

-Hola -Escuchó detrás de él y se sobresaltó.

-Franccesca, casi me das un ataque al corazón. Vengo recién llegando -Se quejó el pelinegro dándole un mordisco a su manzana.

-Hm -Franccesca lo observó de pies a cabeza- ¿Y el papeleo?

-Fui atacado.

Flavio estaba empapado. Sus lentes de aviador tenían gotas recorriendo el marco mientras su chaqueta de cuero parecía sudar.

-Quítate todo eso. Te daré ropa de verdad -Le dijo la rubia sin mirarlo. Flavio la miró extrañado. Vio un leve tono violáceo en las manos rudas de la mujer.

-Fran -Le llamó la atención antes de que subiera las escaleras- ¿Conoces a alguien que responde por el nombre de "Nori"?

Franccesca lo observó con indiferencia. Nadie podía enterarse de eso. Negó con la cabeza y subió las escaleras en busca de ropa seca. Cuando volvió a la planta baja, la rubia le tiró en la cara la ropa al pelinegro.

-Bleh. Gracias -Flavio rió por lo bajo comenzando a desnudarse.

-¿Qué acaso no vas a plegar las alas para ponerte ropa normal? -Francesa sonrió con picardía a su vez que el Hombre con Alas se sonrojaba. Se vistió sin muchos problemas y se terminó de comer la fruta.

-¿Como están las Mona Lisa Twins? -Preguntó.

-Bien, según me dijo Angelica. No las he visto porque ayer me volvió a dar fiebre con delirios -Suspiró la rubia. Hubo un pequeño silencio.

-¿No estarás desarrollando un pneuma? -Flavio sonó más preocupado ahora. Ella movió la cabeza.

-Quizá, pero, ¿Por qué ahora? ¿Por qué no antes? -El pelinegro no pudo responder. Se sobresaltó.

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