🍒 Capítulo 37🍒

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Los días pasaban con normalidad en la hacienda. Había mucho trabajo que hacer, y normalmente todos andaban ocupados llevando cajas de acá para allá, revisando si los en los silos habían provisiones y como iba todo en general. Curiosamente, no se presentó ningún problema con Passione por esos días. Uno de esos días llegó un camión con provisiones y varios paquetes que debía de entregarles, uno de ellos era bastante grande. El Nanno y ese señor hablaron muy amistosamente.

-¡Sí, todo va muy bien! Deberías de llevarte algunas cosas para que las reparta a los clientes -Nanno parecía tener un cariño muy especial por él.

-Lo haré, solo déjeme descargar y todo eso -Le respondió el hombre con una risita desenfadada.

Nestore y Paolo vieron a aquel pobre hombre cargando y descargando cajas de su camión con pena. Por lo que decidieron ayudarlo. Aquel sujeto era bastante agradable y bonachón. Era como cualquier otra persona normal, pero al parecer poseía todos los conocimientos acerca de los stands y la situación de su país.

-Michele sabe todo esto y comparte nuestros mismos objetivos, pero a diferencia de nosotros, él no es buscado por la mafia -Les explicó el Nanno.

-Y tengo dos hijas que criar -Agregó él-. No me gustaría que mis nietos se encuentren con la misma Italia corrupta de siempre, así que hago lo que puedo para colaborar. Bueno, ¡Ya debo de irme! Tengo otras entregas que hacer, ¡Nos vemos!

El hombre se subió al camión y partió para salir de la hacienda del Nanno. Nestore y Paolo se quedaron para ver en qué podían ayudar al anciano. Él agradeció copiosamente a los jóvenes. Llevaron entre los tres los paquetes que llegaron. Los más ligeros para el viejo, la mayoría para Nestore y su stand tan versátil, y el más pesado -y grande- para Paolo. Llegaron a la Dollhouse y los entraron.

-Deja esos en cima del sofá. De seguro son los textos para las niñas -Le dijo el Nanno a Nestore.

-¿Y qué es este paquete tan grande? -Preguntó Paolo dejándolo en el suelo.

-¡Oh es una piscina! -Rió el Nanno- Este verano no pudimos conseguir los papeles para poder salir y tal, así que compré una piscina para las niñas. Quizá a la chiquilla también le guste la idea.

-¡Woah, genial! -Exclamó el castaño- a mi me encantan este tipo de cosas ¿Las chicas saben nadar? ¡Les podría enseñar!

-Veo que estás motivado, Paolo -Rió Nestore-, me parece una buena idea, la verdad. Podríamos hacer alguna fiestita o algo así.

-Bien, me alegra que les guste. Marcelo se opuso considerándolo un gasto innecesario, pero yo creo que si cuidamos esto nos servirá mucho en un futuro.

-Perdóneme, Nanno, ¿Marcelo no es un poco... amargado? -El eludido se echó a reír mientras su amigo movía la cabeza con desaprobación.

-¡Ay...! -Rió el anciano- Ha vivido una vida difícil, compréndelo, también. Inmigrante, sin siquiera saber italiano...

-¿Eh? -Los dos dreamers estaban muy confundidos.

-¡Oh! Cierto, perdónenme chiquillos -El Nanno rió-. Marcelo es croato. Se adaptó bastante bien a italia y apenas tiene acento. Lleva aquí muchos años, y no creo que le guste que hable de él sin su permiso. Prefiero evitarme problemas con él, pero recuerden que él es así por alguna razón.

-Sí, no se preocupe. Nos dimos cuenta que es bastante susceptible a ciertas cosas -Nestore bajó la cabeza comprensivo. El Nanno se cruzó de brazos con una duda bastante clara.

-¿Y ustedes? ¿De dónde vienen? -Les preguntó.

Paolo y Nestore se miraron con sorpresa. No supieron que contestar y se enredaron bastante al intentar explicar su situación. Fue el castaño que finalmente le habló al anciano.

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