🍒 Capítulo 21 🍒

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Franccesca respiró hondo. Sintió el hamon fluir por sus venas. Se dio cuenta que necesitaba utilizar aquella energía más allá de sanar a sus compañeros o luchas ¡Podía usarlo sobre si misma! Su respiración se hizo rítmica y continúa. Se quitó las toallas frías que tenía de en cima y se levantó de la cama. Lionetta y Flavio la miraron con sorpresa. Los ojos verdes de ella reflejaron destellos amarillos. Sus dos compañeros se asustaron.

-¡Fran...! -Exclamó Lionetta.

-Franccesca, acaso eso es... -El pelinegro calló por unos segundos. Apartó la mirada.

-Esto, Flavio, es el hamon -Afirmó ella-. Nunca he podido mostrartelo ya que nunca me vi en la necesidad de hacerlo frente a ti. Pero les aseguro que cada uno de ustedes saben a la perfección como es. Me encargo de curarlos a todos por mi habilidad ¡Es hora que me cure a mi misma! -El Hombre con Alas miró con algo de temor a su amiga. Ella le dedicó una sonrisa-. He estado dispersa por demasiado tiempo, ha llegado la hora de que me reúna.

Las manos de Franccesca chispeaban pequeños rayos de energía. Ella juntó sus manos e hizo un movimiento con ellas donde juntaba sus palmas y las separaba con rapidez. Extendió los brazos lo más que pudo. De sus manos surgieron las enredaderas que momentos antes habían provocado dolor a Lionetta. Las hojas casi marchitas se enderezaron mostrando lo vivaces que estaban. Aquellos capullos se abrieron dejando ver las hermosas flores amarillas que tenía su pneuma. Parecían amapolas.

-Lo llamaré Smithereens -Dijo con una convicción un tanto extraña-, así me recordaré que aún debo de armar estos añicos que soy yo -Su voz se mantuvo firme

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-Lo llamaré Smithereens -Dijo con una convicción un tanto extraña-, así me recordaré que aún debo de armar estos añicos que soy yo -Su voz se mantuvo firme. Hubo un silencio.

-¿Añicos? ¿Hecha añicos tú? -Pregunto Lionetta- P... pero si tú... Tú eres la que más consejos da junto al Nanno.

Flavio miró severamente a Lionetta. Ella se sintió incómoda e intimidada. Franccesca hizo desaparecer a Smithereens tras tragarse un quejido. Se tambaleó tras hacerlo y se puso pálida como el papel. El pelinegro se acercó rápidamente hacia ella. Las plumas hicieron que los brazos de Flavio fueran mucho más reconfortantes para la rubia. Ella cayó sobre él mareada.

-Esto es difícil... -Susurró ella-. No puedo respirar bien estando así...

-Está bien. No te fuerces a sacar tu pneuma -Las alas del pelinegro la cubrieron con la punta de las plumas-. Será peor si te fuerzas a hacerlo.

-Perdón, sólo quiero... -Franccesca volvió a jadear- Sólo quiero poder arreglar todo esto.

Lionetta observó a los dos y se encogió de hombros. Reflexiono acerca de lo que había dicho Franccesca. No entendía a lo que se refería. Quería preguntar, pero ella no estaba en condiciones para responder sus preguntas. Decidió que era mejor guardar en secreto el surgimiento de Smithereens hasta que la mayor se recuperara y ella misma anunciara todo eso. Bajó la cabeza con una expresión apenada.

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