🍒 Capítulo 42 🍒

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Mirra y PP corrieron con las cosas que compraron hacía la base de operaciones de la Squadra. Estaban demasiado alteradas. Era como si todo el tiempo las estuviesen persiguiendo ¡No era para nada agradable!

-Dios mío, ¡Cristo señor! -Exclamó PP apenas entrar. Sentía que se iba a derrumbar-. ¡Tiene uno... Tiene uno!

-¿Qué pasa? ¿Que les pasó? ¿Se murió alguien? -Zafferano corrió a ellas vestido como una sirvienta, agarrando un escobillon con fuerza. Atrás suyo estaba Rosmarino con su stand limpiando. Apareció Ænima algo alterado también.

-¡Tiene uno! -Exclamó la enmascarada lloriqueando- ¡Tiene un puto pneuma! ¡La tonta del hamon tiene uno...!

Hubo una conmoción general. Ænima fue corriendo a llevar a su usuario hacia la sala principal mientras Zafferano intentaba calmarlas -Preguntando una y otra vez qué que era lo malo en ello-. PP perdía la paciencia y cada vez más lo gritoneaba. Rosmarino junto a su stand, Désolé, fueron a buscar unos vasos de agua para las recién llegadas. Mirra tiró las bolsas con verduras y mariscos a un lado y se sacó la máscara, cubriendo su rostro con su cabello.

-Niñas, expliquenme, ¿Qué pasó? ¿Porque esa mujer estaba en la calle, y no estaba escondida? -Zenzero miró a las muchachas alteradas.

-¡Oh, Zenzero! -Exclamó Mirra tapándose su rostro-. Estábamos viendo ropa con mi querida PP cuando de la nada ella me arrastra diciendo que Franccesca estaba ahí ¡Salimos de ahí pitando! -Las manos descubrieron aquel rostro dejando ver el rostro marcado y quemado de Mirra-. No podíamos creer que ella estuviera ahí, ¡Y no estaba sola! Estaba con una gorda mal vestida también.

-¡Ay, diosito! -PP la interrumpió-. Estábamos yéndonos cuando de la nada escuchamos su voz tan fea, llamándonos cobardes ¡Cobardes! ¿Qué acaso no sabe que nosotras saldríamos ganándole si nos enfrentamos? ¡Y la puerca me hizo tropezar! Mira mi rodilla. ¡Esto es horrible! -Lloriqueó.

-Niñas, calmense. Díganme si vieron cómo era su pneuma -Zenzero movió la cabeza de una forma extraña.

-Yo lo vi -Dijo Mirra-. Eran unas espinas de color violeta con flores amarillas. Y ya está. Solo es una maldita zarzamora. Pero sabe algo, tengo miedo de que pueda hacer. ¡Nos habló directamente en el cerebro! ¡Ay...!

-¿Cómo? O sea ¿Ella no les dijo nada? -Pregunto Zafferano sosteniéndo un botiquín de primeros auxilios que Rosmarino estaba ocupando. Ella curaba la herida en la rodilla de PP.

-¡Bruto! Nos habló pero telepáticamente -Le gritó PP.

-¡Ay no me grites! -Zafferano se dio la vuelta enojado.

-No le tomas el peso a nada -Susurró la fría voz de Rosmarino. Se hizo más fuerte para decir lo siguiente-. Necesitamos a un nuevo de inmediato.

-Sí, es cierto -Respondió el anciano en silla de ruedas-. Polpo ya debe de haber reclutado algún muchacho. Debo de ir con Ænima a preguntarle -.
Mirra se tapó la cara con las manos y suspiró.

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Ya entrada la tarde, Michele los fue a buscar en una zona alejada de la ciudad para poder acercarlos a la hacienda. Llevaban varios paquetes con cosas para sus compañeros. Algunas eran caras, como una tarjeta gráfica nueva para el computador improvisado de Leti junto a otros componentes. Otras eran más baratas, como unas bolas de estambre y cuerdas de guitarra. La mayoría lo recomendó Franccesca pero poco a poco se acostumbraban a sus nuevos compañeros.

La rubia estaba pensativa mientras iban viajando. La situación que estaban viviendo esos muchachos era muy compleja y no tenía una sola solución. "Claro, Marcelo, Mau, y Polnareff podrían ir los tres y aniquilarlos a todos. Entre las cortadas, quemaduras y veneno nadie saldría vivo de allí" pensó ella. "Sin embargo, la policía se haría cargo de ellos tres". Su mente divagaba y poco a poco se alejaba de su presente.

Vio en la oscuridad aparecer una imagen difusa que poco a poco se hacía más clara. Era un salón con un aire muy agitado. Pudo reconocer a los miembros de la Squadra allí. Estaban hablando de ella, específicamente de su stand. Estaban alteradísimos. Intentó reconocer donde se encontraban. No lo sabía muy bien, pero no era demasiado lejos de donde habían escapado esas dos muchachas. Se sintió muy cansada repentinamente, y tal como esa imagen llegó, se fue.

-Fran se quedó dormida -Dijo Allegria bajando del camión. El Nanno tomó algunos de las bolsas de papel que traían.

-¿La chiquilla se quedó dormida? -Él ladeó la cabeza y sonrió con ternura.

-La voy a despertar -Nestore la zarandeó un poco y esta poco a poco abrió los ojos. Ambos se miraron detenidamente sin decirse palabra alguna y comenzaron a moverse.

Nestore iba con la cabeza gacha caminando con las cosas que llevaba. No le gustaba ocultar tantas cosas, pero debía de hacerlo. Se sintió desganado y solo quería irse a dormir un rato. Aunque... La verdad se sentía así por comenzar a darle tanto espacio a Franccesca. Un espacio que debería de estar ocupando Allegria. Suspiró. Continuaron haciendo sus tareas diarias.

Allegria ordenaba y llevaba el papeleo de la hacienda, que de pronto poco a poco se le iba haciendo escaso. Comenzaba a pasar por el lugar ayudando a sus otros compañeros y se iba dando cuenta de muchas cosas que no entendía de si misma y debía comenzar a resolver. Le costaba adaptarse a aquel cambio de ritmo en su vida. Ahora ya nadie era una excusa para no mirarse a sí misma. Incluso, tanto Flavio como el Nanno insistían en eso. Pero la que más insistía era Franccesca, y no podía evitar sentirse algo abrumada con ciertos comentarios de ella.

Paolo se iba junto a Leti la mayoría de las veces y ambos progresaban muy bien en hacer un programa para hacer más fácil aquel archivo de su compañera. Aunque prontamente se quedó en las mismas que su amiga, pero, a diferencia de ella, no era un gran problema para él. Tenía tiempo para entrenar y hacer algo de ejercicio. Gracias a eso, comenzó a hablar mucho más con Marcelo y este lo acercó a Gonzalo y sus alters. Con Gona se llevaba muy bien, el tipo era muy calmado y amaba tocar la guitarra y cantar. A Mau todavía no lo conocía, pero no parecía alguien malo, si no, más bien, como alguien reactivo. A Lucy lo conoció más a fondo cuando Leti llevó un osito de peluche a la cabaña. Era un niño muy dulce y demasiado inteligente para él.

Nestore tenía pocas cosas que hacer, más allá de hacerle clases casi particulares a Lionetta. En aquellas sesiones que compartió con ellas descubrió muchas cosas de esas cuatro muchachas. Lo que les gustaba, lo que no les gustaba. Lo que las hacía reír, y lo que las molestaba. Descubrió que entre Lionetta y Leti se contenían entre ellas. Aún no estaba seguro si estaban enamoradas, pero de que tenían química, lo tenían. Laeticia fue poco a poco volviéndose más dulce con él, dándole a conocer un lado que no demostraba de buenas a primeras. Se sentía contento con eso. Angélica era más reservada que todas sus compañeras, pero a su vez, era más melancólica y realista que todas ellas. Estudiaba mucho, y mostraba un interés latente por comenzar de una vez con su carrera.

Los tres se sentían a gusto en la hacienda y colaboraban con sus compañeros bastante bien. Estaba sorprendidos de lo tranquilo que era. Se esperaban que todo el tiempo fueran perseguidos y tal. El Nanno explicó que esto era debido a que los únicos que podían llegar a la hacienda eran Michele, Flavio y él. No argumentó mucho el porqué, pero les parecía una respuesta válida.

Pronto, Marcelo y Lucy comenzaron a idear un plan de ataque hacia Passione al enterarse de que Franccesca tuvo algunas visiones de donde se encontraba la Squadra. Ella misma fue quien se los dijo, le pareció algo importante que debían de considerar.

-Intentaré reconocer el lugar para que todo vaya como pretenden -Franccesca bajó la cabeza al decir eso-. Ahora tengo que irme a dormir.

-Muy bien. Me gusta que estés así de proactiva, buenas noches -Marcelo le dio una leve sonrisa.

-¡Muchas gracias, Fran! -La tierna voz de Lucy exclamó-. Recuerda mimir temprano y beber agua antes de irte a dormir.

Franccesca rió por lo bajo mientras Marcelo miraba a Lucy con una cara de "¿Estás bromeando?" Pero la alegre cara del muchacho decía lo contrario. Ella se fue caminando hasta la Dollhouse sin antes observar la cabaña de los dreamers. Las luces estaban encendidas, y había movimiento dentro de la casa. Se dio la vuelta y se fue. Estaba exhausta.

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